Opinión: El sufrimiento de una madre por no abrazar sus hijos en este día de las madres nicaragüenses

Hace 16 meses salí de Nicaragua por el asedio y persecución de parte de paramilitares, mi intención era regresar en 3 meses, me vine sola deje a mis dos hijos no tuve el valor de despedirme de ellos, mi hijo mayor en ese entonces de 17años  me dijo que no quería despedirse de mí, porque si me miraba que yo me venía iba llorar, si yo lo miraba llorar no tendría el valor de venirme, de mi hijo pequeño de tan solo 4 años en ese entonces no me despedí no tuve valor para abrazarlo, no sabía explicarle que tenía que salir.

Tome mi mochila con equipo de trabajo únicamente, sin rumbo alguno con la única esperanza de salvaguardar mi vida y estar a salvo de las garras de la dictadura para darles a mi hijo un futuro mejor, hoy 30 de mayo mi corazón se parte en pedacitos porque no tengo el abrazo de mis hijos ni puedo abrazar a la mujer que aunque no me dio la vida ha estado conmigo “ mi abuelita materna” el régimen no le ha arrebato la vida a mis hijos, pero si me quito la libertad de poderlos abrazar, ni estar con ellos.

Hoy siento en carne propia el de dolor de miles de madres nicaragüenses que desde el 2018 se tuvieron que despedir de sus hijos sin saber hasta cuando los volverían a ver e incluso es más doloroso para aquellas que ya no podrán abrazar a sus hijos porque la dictadura les arrebato la vida y tendrán que ir a un cementerio a verlos en una tumba y más dolorosos para aquellas que sus hijos continúan desaparecidos y sus casos siguen en la impunidad.

Para las madres que estamos en el exilio es un dolor que no se puede describir, para mi no es suficiente hablar con mis hijos por video llamadas, me hacen falta sus abrazos, extraño esos 30 de mayo en los que podía compartir con mi familia cuando esta fecha no estaba cubierta de sangre y dolor, la dictadura ha marcado la vida de las madres, nos ha arrancado a nuestros hijos, nos ha obligado al exilio forzado, arrebatándonos de esta manera el derecho de velar por ellos y ellas.

Este 30 de mayo no tengo que celebrar me invade el dolor, la usencia y la soledad, el no poder compartir con los míos en esta fecha tan especial y más incertidumbre el no saber cuándo voy a regresar, no se hasta cuando voy a soportar no estar a lado mis hijos, aunque sé que por el momento no puedo estar con ellos mi corazón de madre guarda la esperanza de pronto poder abrazarlos nuevamente.

Para una madre que le arrancan el derecho de estar con sus hijos el 30 de mayo no tiene ningún sentido, más cuando me había prometido siempre estar con ellos, la dictadura se ha enseñado con las madres nicaragüenses, duele mas cuando no miden el nivel de hipocresía, realizan actividades para hacer ver al pueblo que las cosas están normal, esto es una burla para las madres que sentimos en carne propia el dolor de estar lejos de nuestros hijos.

Soy una madre que a diario extraña los abrazos de sus hijos, de mi abuelita, ya son dos 30 de mayo que no estoy en mi casa, en mi país, me han condenado al exilio forzado con nudo en la garganta escribo estas palabras porque además pienso en dolor de mucho hijos y madres que tienen que verse en este día atreves de una video llamada ese “felicidades mama esta lleno de dolor, tristeza y luto para las madres nicaragüenses”

Hoy lloro de impotencia me arrebataron el derecho de estar con mis hijos pero no pueden arrancarme el gran amor y que siento por ellos, me quitaron el derecho de estar en mis país pero no han podido arrebatar la esperanza de regresar a mi Nicaragua, con un dolor que nace desde el fondo de mis entrañas, me he prometido a mi misma que pronto los voy a ver, me solidarizo con aquellas madres que ya podrán ver a sus hijo y reitero mi compromiso de seguir luchando por la justicia de  los hijos fallecidos , que soñaron con una Nicaragua libre y la lucha de las madres que desde el exilio continuamos exigiendo justicia y no más impunidad.