En todo este tiempo que llevo en esta profesión, he aprendido que la comunicación no solo se trata de dar información, sino de generar entendimiento, visibilizar realidades diversas y crear conexiones que promueven el respeto y la justicia social.
Interseccionalidad, este concepto, que nos invita a entender cómo las diferentes formas de opresión (como el patriarcado, la heteronormatividad, el racismo, la clase social, la identidad de género y la orientación sexual) se cruzan y nos afectan de manera distinta, también nos muestra que siempre hay formas de resistir. Y una de esas formas es el Performance.
En las últimas décadas, el concepto de performance ha cobrado mucha fuerza, sobre todo en los ámbitos de la cultura, el arte y los estudios de género. Pero, ¿qué entendemos realmente cuando hablamos de performance? Si bien la palabra puede traer a la mente una actuación en un escenario, su significado es mucho más amplio. Performance tiene que ver con la forma en que actuamos o representamos ciertos roles, sociales, culturales, sexuales y de género en nuestra vida cotidiana.
Como persona no binaria y travesti, estoy constantemente en tensión con los marcos tradicionales de identidad de género que la sociedad nos impone. Incluso, el sistema parece creer que por ser no binaria debo ser andrógena, pero eso no es así. Somos cuerpos diversos, somos sujetos de nuestra propia vida, de nuestra propia relación con el mundo: a través de la voz, del cuerpo, de la imagen, de nuestras actitudes… y, en teoría, con toda la libertad de expresión e igualdad.
Aquí quiero mencionar a una filósofa y teórica que inspira mucho: Judith Butler. Su trabajo sobre la performatividad del género me resuena profundamente. Lo que Butler propone no es solo cuestionar el binarismo de género, sino imaginar espacios de libertad dentro de lo que la sociedad nos ha impuesto como ¨normal¨. A través de esta performatividad, el género se convierte en una práctica constante de resistencia, una subversión contra un sistema que nos quiere reducir a ciertos moldes, que busca despojarnos de nuestra humanidad y de nuestra diversidad de cuerpos.
En este mismo sentido, quiero citar a la bióloga colombiana trans Brigitte Baptista, quien dice: ¨Nada es más queer que la naturaleza¨. Brigitte, al estudiar la biodiversidad en Colombia, encontró en la naturaleza una metáfora poderosa para entender la diversidad humana, especialmente desde la perspectiva queer. Porque, al igual que la biodiversidad, los cuerpos humanos somos diversos, capaces de resistir, de expresarnos y de vivir de maneras que desafían las normas impuestas.
La vida es un performance. Nuestra historia personal, nuestra experiencia, todo eso es una forma de resistencia política y cultural. Hoy en día, vemos como las Drags Queens, figuras como RuPaul y el mundo del espectáculo han ganado visibilidad, pero esta reivindicación no es nueva. La historia de las personas travestis, migrantes, negras, trabajadoras sexuales como Marsh P Johnson y Silvia Rivera, quienes lucharon por los derechos LGTIQ+ desde los años 60 en los EE.UU., nos recuerda que el ser transgénero o travesti era considerado un delito. En Argentina, en los años 90, las mujeres trans eran encarceladas, discriminadas y violentadas por simplemente portar ropa que no correspondiera con su ¨sexo biológico¨. A pesar de eso, surgieron figuras como Cris Miro, una artista trans que, a pesar de las dificultades, se destacó como referente del movimiento trans en su país. o
Estas personas, al igual que tantas otras, transformaron su vida y su identidad en una forma de resistencia. La resistencia no solo a un género, sino a todas las etiquetas que el sistema nos impone para encajarnos en un molde. Resistieron a la violencia, a la opresión, pero también a la rabia, a la exclusión, y se expresaron a través del brillo, las lentejuelas, las plumas, y, sobre todo, a través de su libertad para ser quienes realmente son.
Podría seguir mencionando ejemplos de personas que, con valentía, han performado sus vidas para denunciar las violencias que sufrimos al no ajustarnos a las expectativas sociales. Porque el performance no es solo un acto artístico, sino un principio que está presente en nuestra vida cotidiana. A través de la performatividad, nuestras identidades de género y sexualidad se construyen, se negocian y se resisten. El performance es una herramienta poderosa para cuestionar las normas sociales, y, entendiendo que nuestras identidades son siempre una construcción en constante cambio, podemos empezar a derribar las barreras que limitan nuestra libertad de expresión y autenticidad.
Lo que quiero proponer es que entendamos el performance como una práctica vital que nos permite crear un espacio más inclusivo y diverso, donde cada persona pueda ser realmente quien es, sin miedos ni prejuicios. Es un acto de resistencia, un grito de libertad que se da no solo en los escenarios, sino en cada rincón de nuestra vida diaria.
¨Ese necesario juntar feminismo, género, diversidad, performance e interseccionalidad. Porque, desde mi experiencia y mi forma de entender la vida, estos conceptos han sido fundamentales para construir mi identidad y mi ser como artista del performance¨
Fransk Martínez
Referencias
- Butler, J. (1990). En género en disputa: El feminismo y la subversión de la identidad. Editorial Ariel
- Miro, C. (Productora) (1990). Cris Miro: La Serie. (Serie de Televisión). Canal 13
- Baptista, B. Biodiversidad y lo queer: Diversidad de cuerpos y naturaleza.