“Siempre fue una persona con carácter que impone su autoridad y sabe llevar muy bien sus dotes de conocedor del derecho. Es una lastima ver en lo que se ha convertido”, expresó un ciudadano de Matagalpa.
Por: Intertextual/contacto@intertextualcr.com
Antes de convertirse en un instrumento de la dictadura de Daniel Ortega con amplios poderes para anular del poder judicial a otros militantes-trabajadores de igual o menor rango en la institución, el doctor Frank Rodríguez Alvarado era trabajador agrícola.
Rodríguez fue abogado litigante, llegó a ser funcionario municipal y en el poder judicial fue primero juez y después magistrado.
Antes del 19 de abril de 2018, Rodríguez Alvarado fue un abogado que gozó de un notable prestigio. Era bastante respetado en la sociedad matagalpina, entre sus colegas y superiores jerárquicos del mundo jurídico nacional e incluso internacional.
Cómo ocurrió con muchos seguidores de Daniel Ortega, eligieron ser leales a un exguerrillero que se convirtió en dictador y que junto a su esposa, ordenaron matar para mantenerse en el poder, aunque eso significaba ir contra los principios de su mismo partido, el Frente Sandinista.
Después del estallido social de hace cinco años, su figura de “honorable judicial” quedó reducida a la de “un terrible capataz de finca” al servicio de los Ortega-Murillo. Ahora es el poderoso presidente del Tribunal de Apelaciones de la Circunscripción Norte, Matagalpa-Jinotega, y el responsable de la barrida de jueces y otros funcionarios en esta institución.
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Toggle“El matador” de Daniel Ortega y Rosario Murillo
Alguien muy cercano al abogado contó que a él, sí le costó llegar a dónde llegó. “El doctor Frank Rodríguez siempre demostró ser una persona con deseos de superación. Estudió mucho y trabajó mucho cuando era joven, en tiempos del primer gobierno sandinista, llegó a ocupar un importante cargo en la alcaldía de ciudad Darío del 86 al 90, que fue cuando despegó su carrera como funcionario público”, relató.
De acuerdo con su hoja de vida, el exmagistrado Rodríguez Alvarado estudió derecho en la Universidad Autónoma de Nicaragua, UNAN-León desde 1990 hasta 1995. Mientras estudiaba en la ciudad metropolitana, comenzó a trabajar en el poder judicial. A ese poder del Estado, ingresó en agosto de 1992.
“Se preparó para ser el mejor en sus estudios. Eso le valió para comenzar a construir un sólido prestigio en la esfera jurídica de Nicaragua”, valoró la fuente, quien asegura que “siempre fue una persona con carácter que impone su autoridad y sabe llevar muy bien sus dotes de conocedor del derecho, él nació para eso. Es una lastima ver en lo que se ha convertido”, expresó el informante.
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Rodríguez estudió una serie de maestrías y posgrados en materia penal. “En derecho penal tiene una pared entera de diplomas, en procesal penal y civil tiene diplomas por docena, así como otros estudios. Eso, la Corte Suprema de Justicia lo valoraba, y por eso se convirtió en juez, Local primero y de Distrito después”, reiteró la fuente.
Desde finales de la década del 90 el entonces juez Frank Rodríguez fue catedrático universitario de la UNAN-León y de la confiscada Universidad del Norte de Nicaragua, UNN de Matagalpa, así como docente del Instituto de Altos Estudios Jurídicos de la Corte Suprema de Justicia, “hasta llegar a ser coordinador departamental”, contó la fuente.
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“Antes del año 2018, la CSJ lo convocó a un concurso para elegir nuevos magistrados de Nicaragua y fue hasta mediados de febrero, que lo eligieron magistrado y a finales (de febrero) que lo juramentó la Corte Plena, para ejercer su cargo desde entonces”, relató.
Convertido en capataz de Daniel Ortega
Pero el juez respetado, dejó de ser desde que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, comenzaron “a manosear” al poder judicial. Rodríguez no se resistió a las órdenes que llegaban de Managua y también retorció leyes a favor de “los mandamás” para mantener su puesto.
“De honorable hombre de leyes pasó a ser un funcionario horrible, responsable de fallos ilegales y abusos de todo tipo que le fueron ordenados. Hoy es el que corre a los colegas y compañeros militantes”, acusó el informante. “Es el responsable de varios despidos injustos de compañeros. Así funciona este régimen”, dijo un abogado que por años trabajó en los tribunales y que fue despedido hace cinco años por estar inconformes con lo que allá pasaba.