Por: Victor Manuel Pérez Pérez/ Editorial
Recientemente, vi que los medios de comunicación se inundaron de la «gran noticia», que el Papa Francisco y su iglesia, aún no acepta a las parejas LGBTIQA+ y sus uniones, muchos medios por mofa, otros por informar, acá me pregunto, ¿informar qué?.
Qué vamos a informar cuando ya sabemos las posturas misóginas y transgresoras de los derechos humanos de una iglesia, que a su conveniencia ha estado a la par de violadores de derechos humanos y criminales de lesa humanidad.
Ojalá el señor Jorge Mario Bergoglio, dirigente de la iglesia católica, nos explicará ¿quién dice que nos queremos casar en sus iglesias? Si ya sabemos que eso es un negocio para ustedes, ¿quién le ha asegurado a usted que necesitamos de su aprobación para amar a quienes decidamos amar? Como pueden hablar de amor odiando a quienes no concuerdan con ustedes, les tengo una mala noticia, nos amamos hace mucho con o sin su aprobación, ¿cuándo el Dios que proclama, bajó de su reino a decirme que hacer y que no hacer? ¿quiénes se creen?
Soy Victor Manuel Pérez Pérez, periodista, dirijo este medio de comunicación, al que muchos llaman progresista, por defender nuestros derechos como población muchas veces estigmatizada y violentada, pero también soy feliz por estar casado con el hombre que amo y con quien decidí hacer mi familia. ¿Necesité de la aprobación de su iglesia?, pues no, ni nadie la necesita para amar a quién quiera.
Solo quise desahogarme y hacer catarsis, porque si no mi enfurecido corazón quedaría mal, mientras los medios siguen despotricando, y hablando de la negociación de nuestros derechos y que los políticos, por no quedar mal no se atrevan a decir lo que nuestra comunidad sienta. Pero mi molestia va más allá de sus posturas o la de sus cardenales retrógrados, enriquecidos de poder, que pretenden meter mano en nuestros cuerpos y nuestras decisiones personales, esos que siguen creyendo que pueden darnos o quitarnos derechos como en siglos pasados.
No señores, nosotros no necesitamos de sus aprobaciones para amarnos, y hacer con nuestros cuerpos lo que queramos, solo les recomiendo ¡saquen sus manos de nuestros Estados! dejen de pensar que pueden decirnos que hacer y que no hacer. Entienda el mundo cambió y decidió dejarlos por fuera de nuestras decisiones.
Cuando sean oxigeno, alimento, agua o sol, nos sentamos a negociar, pero mientras les pido respeten.