Analistas creen que muchos olvidaron que el dictador “es un vicioso del poder y no iba nunca a ceder espacios para nada, ni nadie”.
Por: Redacción Intertextual y Voces en Libertad/ ,contacto@intertextualcr.com
Cuando Rafael Solís dijo que se arrepentía de haberle dado vueltas al tornillo que mantiene a Daniel Ortega en el poder con una sentencia que lo habilitó para reelegirse cuantas veces quisiera, era difícil imaginar que era el mismo exmagistrado, que un día confesó que él estaba en la Corte Suprema para “defender los intereses del Frente Sandinista”.
Solís era de esos personajes con mucha trayectoria en la política nicaragüense; 21 años como magistrado de la Suprema Corte, 43 militar para el partido sandinista hasta su renuncia en medio de la crisis de 2018, padrino de bodas de Daniel Ortega y ahora uno de sus peores enemigos. Por lo último, Solís vive en el exilio donde paga a gran coste haberle servido al guerrillero devenido ahora en dictador.
Pero Solís no fue el único que estuvo tan cerca del poder y se terminó quemando para vivir ahora en el lejano exilio, otros están en un silencio forzado y no faltaron quienes fueron echados del círculo del mandamás y claro, quienes fueron a parar a la cárcel y desterrados después.
A este último grupo pertenece José Adán Aguerri, quien dirigió al Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) y fue detenido en junio del 2021 y acusado de delitos que el régimen le inventó. Hubo un tiempo sí, en que Aguerri y el ahora extinto Cosep, se jactaban de lo bien que se llevaban con Ortega y su gobierno. Hoy Aguerri vive en exilio forzado, tras haber sido desterrado en febrero de este año, igual que otros 221 presos políticos.
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Toggle“Paga cara”
El analista Oscar René Vargas, dijo en el año 2021, que la lista de políticos que se aliaron con Ortega y terminaron pagándolo caro, es larga y dijo que crecería más con la agudización de la crisis y por la forma en que el régimen organizó las votaciones de noviembre pasado. Y en efecto, eso ocurrió. Entonces, Vargas no creía que se tratara de malos negociadores. “Ortega, mantiene sus alianzas en la medida que le conviene, si llegan a expresar una opinión divergente simplemente los aparta, tan sencillo como eso”, explicó.
Harold Rivas puede ser una prueba de lo que señala el analista. Rivas es hermano del fallecido expresidente del Tribunal Electoral (CSE), Roberto Rivas, separado de su cargo tras ser sancionado por Estados Unidos al desprestigiar ese poder del Estado con la organización de más de una elección a la medida de Ortega. Harold Rivas, pasó casi diez años en la embajada de Managua en San José Costa Rica y hay quienes creyeron que se jubilaría allá, pero Ortega lo descartó como descartó al hermano en el CSE cuando llegó el momento. Los Rivas ya no servían y al ser uno de ellos sancionado, fueron despedidos.
En junio del año pasado 2020, el ex embajador salió de su anonimato y se lanzó contra el régimen en medio de la pandemia del Covid-19. Dijo al medio Red Uno de Bolivia, que su otrora jefe, había “confundido la política con la pandemia”. Acusó a Ortega y a su esposa Rosario Murillo, de ocultar mortandades por la Covid -19 y rechazó que en abril de 2018, haya habido algún intento de golpe de Estado en Nicaragua, la versión del régimen para justificar los asesinatos en medio de las protestas cívicas.
“Hay quienes se acercaron al poder para encontrar posibilidades y vivir de esto. Otros creyeron que podrían ganar espacios políticos, lo cierto es que ahora pagan un precio muy alto”, señaló por su lado el ex embajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos, (OEA), Edgard Parrales en una entrevista concedida el día sábado 20 de noviembre, dos días antes de ser capturado por el régimen sandinista.
Parrales, quien analizó la difícil vida política nicaragüense, antes de ser apresado por el régimen advirtió que cada caso debía verse de forma diferente. “No todos los políticos han sido iguales. Unos han logrado sobrevivir poco tiempo y entrar en crisis después, otros han terminado esquilados por completo”, aseguró en tiempos en que los analistas podían expresarse libremente en el país.
“Error de cálculo”
Guillermo Osorno jamás pensó que criticar la forma en que Ortega manejó las votaciones del 07 de noviembre de 2021, le costaría la vida al aire de su canal religioso y una estación de radio. Apenas tres días habían pasado de los cuestionados comicios y un día después de haber hecho pública sus críticas. Osorno, le recordó a Ortega que las frecuencias de los medios no tenían nada que ver con sus posiciones políticas.
Camino Cristiano, el partido que dirige Osorno, fue parte de la alianza de partidos que en otras elecciones lideró el FSLN. Para esos comicios, Osorno guardó distancia de Ortega y se declaró un competidor por la silla presidencial. “Muchos vieron a un Ortega debilitado para esas elecciones, y lo estaba. El señor Osorno creyó que era su oportunidad, no contó con que Ortega seguía contando los votos”, explicó Parrales entonces.
Para Vargas, la explicación era más sencilla: “es que esa gente creía tener la fuerza suficiente para evitar que fueran descartados, sobrevaloraron sus fuerzas y el otro (Ortega) aprovechó sus debilidades y los terminó eliminando”, señaló en ese momento.
Y es que, para esas elecciones, Ortega arrebató partidos como el Partido Liberal Constitucionalista, (PLC); al que dejó en manos de una facción contraria a su líder eterno Arnoldo Alemán o extinguió por completo a otros como Ciudadanos por la Libertad de Kitty Monterrey. Los opositores criticaron a ambas organizaciones por ayudar en su momento a Ortega a dividir el voto contra la continuidad.
El analista agregó que aunque los políticos han pagado caro por pactar con el régimen, Ortega ha venido perdiendo también. “Ortega pierde sus alfiles, al echar preso a banqueros y empresarios, se va debilitando, no tiene con quien negociar, eran sus aliados y ahora son enemigos. Por otro lado, si es un elemento interno, no tiene con quien reponerlo porque no hay cuadros de buena talla dentro de la organización (FSLN)”, agregó Oscar René Vargas.
La ley del sometimiento
Para el exdiputado Eliseo Núñez, ahora en el exilio, este tema no es de buenos y malos políticos negociando. “Lo que pasa es que gente atraída por el poder, creen que pueden lidiar, cometen el error de aliarse con quiénes sean. Y algunos hacen cálculos malos, negocian con Ortega olvidando que él es un vicioso del poder y no va a dejar espacio para nada, ni nadie”, advirtió recién pasadas las elecciones generales fraudulentas en las que Ortega, se ciñó la banda presidencial por cuarta vez continua.
Para este analista, Ortega no entiende de alianzas. “Él (Ortega) solo cree en el sometimiento. O estás sometido o estás en la acera de enfrente, para él es así. Yo no veo a Ortega como un hábil político, lo veo más como de matonería, eso que hace es no tener escrúpulos, contar con una policía que echa presos, jueces que inventan delitos solo para retener el poder, es no tener escrúpulos”, aseguró.