El dictador Daniel Ortega contamina todo cuanto esté a su alrededor con vicio, corrupción, violencia y cinismo. Y el Parlacen no escapa a esa manía.
Por: Intertextual/ Voces en Libertad/ contacto@intertextualcr.com
Desde su fundación en 1991, el Parlamento Centroamericano, Parlacen, no ha recibido buenos comentarios a su favor y, al contrario, cada cierto tiempo los países miembros discuten o analizan si vale pertenecer a ese foro de poca incidencia regional.
Más que soluciones, el Parlacen genera problemas y este año, el dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, ha echado leña al debate regional con decisiones tomadas en Managua que ponen en duda no solo la utilidad práctica de ese “club político”, sino la transparencia que un ente así, debería tener.
En una sola semana, por incidencia del anciano dictador de Nicaragua en el Parlacen, dos personajes corruptos de Panamá recibieron inmunidad parlamentaria para evitar un juicio por corrupción, un país comunista y violador de derechos humanos fue admitido en el sistema y otro, democrático y generoso con la región, fue echado bajo turbios manejos.
El caso de los hermanos Martinelli
En Panamá, dos hijos del expresidente Ricardo Martinelli, enjuiciado por corrupción, habían intentado sin éxito durante varios días juramentarse como diputados suplentes del foro centroamericano mientras este sesionaba en Guatemala.
La prisa de los dos hermanos era porque se acercaba la fecha de un juicio por corrupción en su contra en Panamá y querían, a toda costa, obtener la inmunidad parlamentaria que garantiza ser diputado del cuestionado grupo regional.
Tanto Luis Enrique como Ricardo Alberto Martinelli Linares, fueron condenados en Estados Unidos por lavar dinero y en Panamá, han sido mencionados en el caso Odebrecht y Blue Apple, dos casos sonados de corrupción con millones de dólares en juego.
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Por eso no habían logrado su juramentación hasta el día 16 de agosto cuando la sesión virtual correspondió a iniciar desde Managua.
A propuesta de la delegación nicaragüense, que incluyó en la agenda la juramentación de los dos acusados de corrupción, los dos hijos del expresidente fueron juramentados y ahora, gracias a su inmunidad, no se presentaron a la audiencia inicial del caso Apple Blue que inició el pasado 22 de agosto en Panamá.
El citado caso se trata de una sociedad anónima denominada Apple Blue, mediante la cual se lavaba el dinero de una red de corrupción de funcionarios públicos, empresarios y abogados, que pedían coimas a contratistas a cambio de contratos con el Estado.
Ortega, protector de corruptos
Decenas de millones de dólares del Estado se Panama se fueron por esa vía y dos de los más de 20 acusados ya no podrán responder ante la justicia porque alguien, desde Managua, maniobró para que en el Parlacen, los juramentaran como diputados suplentes y de inmediato recibieron inmunidad parlamentaria que, para suspenderla, debe recurrirse a los Tribunales y empantanarse en un largo proceso jurídico con incidencia política.
De inmediato los sectores políticos de Panamá recordaron que, irónicamente, fue el padre de los dos señalados de corrupción, don Ricardo Martinelli, quien dio la mejor descripción que se recuerde sobre la ineficiencia del Parlacen: “el lugar donde van las lacras de los partidos políticos a protegerse de sus crímenes y delitos”.
En Panamá el repudio al Parlacen, acumulado por varios presidentes desde hace varios años, volvió a resurgir con fuerza tras las acciones en Managua a favor de los dos acusados de corrupción.
“Sorprende e incómoda, es que en este momentos, ellos ya están condenados en Estados Unidos, sus testimonios dan cuenta de cómo utilizaron fondos públicos, todo lo que ellos han declarado y los dos procesos pendientes Blue Apple y Odebrecht, que son casos de alto perfil que cada obra pública fue utilizada a beneficio personal de ellos y de otros”, opinó Ana Matilde Gómez, exdiputada.
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Más allá de ella, va el sociólogo y analista político panameño Danilo Toro, quien propone someter a debate público el retiro de Panamá de ese foro, tal y como lo hizo Costa Rica hace décadas. “El Parlamento Centroamericano ha contribuido con el 100% de nada a mejorar las condiciones para lo que fue creado”, expresó el sociólogo.
Para Toro, no hay un resultado que se pueda aplaudir el Parlacen. “El Parlacen no tiene ni injerencia ni capacidad. Cuando digo capacidad lo digo en todo, mental, política, como la quieras ver”, dijo.
Han sido muchas las voces críticas que ha recibido este organismo, que algunas personas han recomendado la salida de Panamá. “No encuentro la razón por la cual Panamá está en el Parlacen, no la encuentro, no existe, no hay ninguna razón para estar allí. Panamá hace rato debió haberse salido de un mecanismo fallido que no sirve”, añadió.
Como si no bastara: China
El otro escándalo del Parlacen fue la aprobación de la intromisión de China como observador del polémico foro. Igual que en el caso panameño, se aprobó desde Managua. Eso ocurrió el lunes 21 de agosto desde otra sesión virtual donde Nicaragua sometió a voto un informe elaborado por el régimen sandinista para otorgar a China el derecho a ser observador del Parlacen.
Se aprobó en la capital nicaragüense y China celebró el gesto de Ortega, pero un diputado salvadoreño denunció “maniobras oscuras” y “presiones sospechosas” de la delegación de Nicaragua a los parlamentarios centroamericanos para aprobar el ingreso de China al foro y la expulsión de Taiwán del mismo espacio.
David Reyes, diputado por el Estado de El Salvador, se manifestó “indignado” por lo que él considera “maniobras oscuras” en Nicaragua.
Según su denuncia a la revista Centroamérica 360, la resolución de expulsar a Taiwán se basó en un informe elaborado en Managua y propuesto desde el año pasado cuando ese país presidía la Junta Directiva, que ahora ostenta Panamá, ambos países socios de China.
La orden del día, que precedía conforme a protocolo, según Reyes, era conocer y discutir el informe de Nicaragua, pero a última hora no se discutió, sino que se sometió a votación como “resolución”.
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“Cosas pocos transparentes pasaron en las sesiones de Managua, desde ahí se aprobó la incorporación de los señores Martinelli previo a un juicio por corrupción en Panamá, que ha sido un escándalo regional y desde ahí mismo se maniobró para sacar a un amigo de la región como ha sido Taiwán”, denunció Reyes, quien votó en contra de la resolución.
“El pasado lunes 21 de agosto, en la ciudad de Managua, tuvo lugar lo que considero una ‘Plenaria de la Deshonra’. Durante este evento, se violaron los principios fundamentales acordados en el Protocolo de Tegucigalpa, que dio origen al Parlamento Centroamericano”, denunció Reyes luego, en un comunicado que hizo público en redes sociales.
Extraña agenda fuera de la región
El Parlacen es un controvertido órgano político que representa a seis países de esta región, ahora convertida en campo de la batalla diplomática entre Taipéi y Pekín.
Estados Unidos se confesó “decepcionado” del Parlacen y Taiwán fustigó a su otrora aliado Ortega como “peón de China”. El ministerio de relaciones exteriores taiwanés respondió que iban a salir de este órgano para “salvaguardar” su soberanía nacional y su “dignidad”.
“La dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua quiere convertirse en un peón de China”, criticó en un comunicado el martes. Según dijo a la prensa, el portavoz de la cancillería taiwanesa, Jeff Liu, la salida de Taipéi del Parlacen “demuestra la expansión del autoritarismo en Latinoamérica”.
“China y Nicaragua son conocidos por ser dos países autoritarios (…) Esto es un ataque no sólo a Taiwán sino también al bando global de los países democráticos”, dijo.
China, en cambio, lo celebró: “Esto demuestra una vez más que la adhesión al principio de una sola China es una ola inevitable, la aspiración del pueblo y una tendencia imparable», reaccionó el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin.
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No es la primera vez que Ortega es visto como un protector de exfuncionarios acusados de corrupción. En enero de 2022, el expresidente saliente de Honduras, Juan Orlando Hernández, sobre quien pendía una orden de captura de Estados Unidos por tráfico de drogas y crimen organizado, fue juramentado como diputado de ese espacio en una sesión del Parlacen en Managua.
Buscaba una protección inmunitaria que Managua le brindó, pero sin éxito porque su propio país, lo entregó a Estados Unidos para rendir cuentas. En tanto a dos expresidente salvadoreños acusados en su país, el dictador además de “refugio”, les dio nacionalidad, lo mismo que al exembajador de Taiwán días después de romper con ese país.