Comunidades de Jinotega denuncian que les cuesta cultivar y deben vender a bajo costo sus productos. Además, son víctimas de asaltos y abigeatos.
Por: Intertextual/ Voces en Libertad/ contacto@intertextualcr.com
La pobreza “se respira” en las comunidades campesinas del departamento de Jinotega. Las familias campesinas enfrentan un alza sin precedentes en los insumos para cultivar la tierra y lo poco que cultivan, deben venderlo a bajo precio o se quedan con ellos, denuncian.
Una ama de casa de San José de Bocay, manifestó que en su pequeña parcela se dedican a sembrar maíz, arroz, frijoles, café, cacao y tubérculos. También se dedican a la crianza de animales como cerdos y gallinas para poder complementar la dieta en la familia.
“La verdad aquí no sembramos para negocios, porque con la cosecha no ajustamos para los gastos de la casa. Durante la temporada del café salimos a cortar para poder complementar y así tener dinero para poder mandar a los niños a la escuela, a veces vendemos algunas gallinas o algún cerdo, de lo contrario nos moriríamos de hambre”, cuenta sin ocultar su frustración.
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Un campesino del municipio de Wiwili asegura que es muy bien sabido en este departamento que quien compra los granos básicos, es un grupo de personas ligadas al poder del régimen y son los que hacen el negocio redondo. “Esta gente es protegida, compra el maíz y el frijol y ponen el precio que ellos quieren, luego lo almacenan y lo sacan a la venta, pero a precios exorbitantes para el consumidor. Y a nosotros nos pagan lo que quieren”, se lamentó el pequeño productor.
Otro productor de Santa María de Pantasma, manifestó que la vida del campo está cada vez más difícil, porque, aunque ha podido vender lo poco que puede cosechar “a un precio regular”, los insumos para producir están a precios inalcanzables.
Alcaldías orteguistas sin dinero para reparar caminos
Según los pobladores, otro problema que enfrentan, es el pésimo estado de los caminos para poder sacar la cosecha y para poder trasladarse a las cabeceras municipales. Lo peor es que cuando llegan a la municipalidad a solicitar una respuesta para reparar esas trochas. Las autoridades edilicias “se declaran en quiebra” ante los líderes comunitarios.
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Esta estrategia orteguista de declararse “en quiebra”, fue confirmada por pobladores de varios municipios del departamento de Jinotega, aunque después que estas alcaldías fueron asaltadas en el año 2022, los sandinistas aseguraron que llegaría el progreso de parte del “buen gobierno” y acusaban a los gobiernos democráticos de inoperantes.
“Hemos tenido que organizarnos para poder reparar las partes más afectadas, pues hay comunidades en las que el bus de transporte colectivo dejó de circular por que los caminos estaban destrozados (mal estado)”, señalaron los inconformes.
En una ocasión, la alcaldesa orteguista Carmen Medina de Santa María de Pantasma, se enfureció y ofendió a los pobladores de las comunidades aledañas al Río Coco, quienes demandaban una respuesta efectiva en la reparación de los caminos.
Abigeato e inseguridad, otro calvario
Un ganadero de la zona del Kilambe en Wiwili, asegura que el robo a los productores es una constante. Los delincuentes roban ganado, dinero y granos básicos. Por ejemplo, en esta zona, se producen dos robos diarios sin que a nadie le importe.
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“¿Para qué denunciar? Si ya sabemos que son remanentes de los paramilitares que armó el ejército en año 2018, hasta tienen una base de entrenamiento en la comunidad de La Marañosa”, aseguró un campesino.
Aunque la Policía y el Ejército orteguista aseguran “patrullar” la zona para dar seguridad, la población se siente desprotegida.