Por: Redacción Intertextual/ contacto@intertextualcr.com
La violencia contra las mujeres, continúa agravandose cada día, en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte de Nicaragua, donde en memos de una semana se han registrado tres femicidios.
La más reciente víctima fue la joven Marisol Alarcón de 29 años, quien fue asesinada el pasado domingo 30 de abril a manos de Vicente Avila, quien después de cometer el crimen huyó en dirección a Honduras.
El femicidio se escenificó en la comunidad indígena San Alberto, que se encuentra aproximadamente a 31 kilómetros en dirección suroeste del casco urbano del municipio de Waspám, frente a las riberas del río Coco.
El femicidio ocurrió tan solo cinco después del asesinato que se registró en este mismo municipio en perjuicio de Reyna López Pérez de 37 años y su hija M.L.P., de 13. Ambas fueron asesinadas a balazos por Noel Rostrán Amador de 31 años, quien era cónyuge y padrastro respectivamente de las víctimas.
Rostrán, al igual que Avila, huyó tranquilamente después de haber asesinado a madre e hija, ya que en las comunidades indígenas de la Costa Caribe Norte, no hay presencia policial y están alejadas del caso urbano de Waspám.
“En temas de seguridad estamos completamente marginados y las más desprotegidas son las mujeres y por los general los crímenes quedan impunes porque los asesinos huyen con facilidad” indicó un dirigente indígena.
Con estos femicidios, el número de mujeres asesinadas en lo que va del presente año en la Costa Caribe Norte, se incrementó a ocho ubicándose a tres de los registrados en el 2022, según estadísticas de la organización Católicas por el Derecho a Decidir.
“La violencia contra las mujeres en la Costa Caribe Norte, es alarmante y para colmo, la mayoría de los femicidios quedan en la impunidad debido a que los agresores huyen principalmente en dirección a Honduras” detalló la organización.
Como evidencia de la impunidad, sólo uno de los agresores se encuentra en prisión preventiva enfrentando a la justicia, siendo en este caso Dervin Solorzano Salinas Padilla, quien violó y asesinó el pasado 11 de marzo a Magdalena Steven Omier de 74 años, en la comunidad Santa Clara, también perteneciente al municipio de Waspám.
Violencia a pueblos indígenas impacta en vida de mujeres
Esta ola de violencia hacia las mujeres también trastoca a las mujeres indígenas, que entre las ocho víctimas se encuentran Nadilia Palacios de 65 años y Lidina Flores Castillo, asesinadas el 11 de marzo en la comunidad Wilú, en territorio indígena Mayagna Sauni As, que se localiza en la zona núcleo de la Reserva de Bosawás.
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Ambas mujeres, fueron asesinadas junto a seis miembros de la comunidad indígena, durante un ataque perpetuado por colonos, según un comunicado emitido por el gobierno Territorial Mayagna Sauni As.
Hasta la fecha el caso se mantiene en la impunidad al igual que los femicidios de Aurora Castrillo Conrado de 57 años y Yaritza Masis de 15 años. Castrillo fue asesinada a el 24 de enero en una finca del municipio de Prinzapolka por sujetos desconocidos que aparentemente llegaron en busca de su cónyuge.
La quinceañera fue ultimada a balazos junto con su cónyuge en la comunidad de Wailaska del municipio y hasta la fecha ni siquiera se conoce la identidad de los asesinos. Con último femicidio registrado la noche del pasado domingo el número de mujeres asesinadas en Nicaragua en lo que va del presente año se elevó a 31.
De acuerdo con el informe anual 2022 de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), la Costa Carine Norte de Nicaragua es la zona donde más femicidios ocurren. El año pasado, se registraron 11 muerte de mujeres a manos de sus verdugos, señala un informe difundido por la organización feminista.
En lo que va del año, al menos 31 mujeres han sido asesinadas en Nicaragua y en la mayoría de los casos, las víctimas no han alcanzado justicia. “El machismo está arraigado en nuestro país y se suma los terribles niveles de impunidad y desprotección hacia las mujeres más en las zonas rurales donde no hay presencia del Estado”, critica por su lado la abogada Martha Patricia Molina.
“Eso ha empeorado ahora –agrega– cuando la administración Ortega-Murillo invierte en represión al pueblo y vigilancia permanente a la iglesia Católica pero no se preocupan por desarrollar políticas dirigidas a la protección de la niñez y las mujeres”, expresó la defensora de derechos humanos.