Por: Redacción Intertextual/ contcacto@intertextualcr.com
Propietarios de botes que históricamente se han ganado la vida cruzando personas y motocicletas por las aguas del río Coco, que dividen los municipios de Wiwilí de Jinotega y Wiwilí de Nueva Segovia, siguen a la espera de que las autoridades municipales les otorguen las concesiones de taxi que solicitaron para poder llevar el sustento a sus hogares, ya que aducen que con la construcción del puente que une ambos municipios, la demanda de pasajeros en sus pequeñas embarcaciones cayó hasta en un 15 por ciento.
Eddy Valle Peralta, propietario de un bote, asegura que antes de que se construyera el puente, el flujo de pasajeros por día oscilaba entre 2000 y 3000 personas, “pero ahora entre todos los botes cruzamos de 200 a 300 personas” afirmó.
El puente de 313 metros de longitud, inició a construirse sobre el río Coco en septiembre del 2020 y fue inaugurado el primero de marzo del 2022 y desde un inicio los propietarios de los 8 botes, que brindan el servicio de transporte acuático y carga, estaban claros que sus días en el río, estaban contados.
Los propietarios de los botes pertenecen a la cooperativa de transporte acuático “Los Seguidos de Sandino” y según sus palabras las autoridades municipales de ambos municipios, sostuvieron un encuentro con ellos desde antes que iniciara la construcción del puente, para explicarles que no se preocuparan, porque una vez que culminara el proyecto le entregarían concesiones de taxi, para que no quedaran a la deriva sin trabajo.
Pero Guillermo Altamirano, vicepresidente de la cooperativa, señaló que después de un año de haberse inaugurado el puente, aún no les han entregado las concesiones y que algunos propietarios de botes han tenido que emigrar en busca de trabajo.
“Al no recibir las conseciones varios compañeros han presentado la solicitud en ambas alcaldías, pero no les han brindado respuestas”, comentó.
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A la vez reveló que él no ha solicitado la concesión de taxi, porque sus planes son quedarse con la tradición del cruce del río en bote que dejó su abuela Florencia Olivas, al fallecer en 1993.
“El cruce del río en bote es una tradición que surgió con mi abuela conocida como Chabela y mis planes es esperar que entreguen las concesiones a mis otros compañeros, para quedarme con esa costumbre, ya que si el cruce por el río lo brinda solo un bote, el trabajo todavía es rentable”, afirmó .
Según los propietarios de botes, la demanda de pasajeros se desplomó aún más con el permiso de operaciones que le otorgaron a una persona que no pertenece al gremio de ellos, para que brinde el servicio de transporte público en bus que cubre la ruta Wiwilí Jinotega- Wiwilí, Nueva Segovia.
“El bus comezó a brindar el servicio a inicios de marzo e hizo caer la demanda de pasajeros en los botes, hasta en un 15 por ciento” afirmó Valle. En los botes los pasajeros pagan 10 córdobas por cruzar el río y las motocicletas pagaban 20 y en ocasiones hasta juntaban dos botes para trasladar vehículos livianos.
“Pero todo ha quedado para la historia, ya que el desarrollo de nuestros pueblos es la prioridad y lo que nos queda, es esperar que nuestras autoridades cumplan con la entrega de las concesiones de taxi”, explicó Valle.
Las personas que aún optan por hacer uso de los botes, son las que se movilizan de un municipio a otro, en un horario distinto al que tiene establecido el bus.
“Es gente que por el factor tiempo no espera el bus y decide cruzar en botes, pero son pocos y para que todos logremos llevar algo de ingreso hemos establecido horarios a cada uno de los botes, para no ofrecer el servicio al mismo tiempo y vamos a permanecer así, a la espera de las concesiones”, concluyó Valle.