Por: Redacción Intertextual/ contacto@intertextualcr.com
Las comidas como la moda, salen, se mantienen durante algún tiempo, y luego desaparecen. Eso es lo que está pasando con el arroz con pescado seco, una tradicional receta que se consumía en tiempos de semana santa, y que cada vez es más escasa encontrarlo en el plato de la ciudadanía rivenses.
Maira Álvarez Ruíz, una reconocida comerciante de comidas del mercado de Rivas reconoce que las recetas que se preparaban en épocas de la semana santa se han ido perdiendo con el tiempo y que ahora la gente ya no respeta nada.
Recuerda que en el caso del arroz con pescado seco, existían en el mercado unos cinco negocios dedicados a la venta de ese tipo de pescado, pero que ahora solamente hay uno, y muchas personas desconocen dónde está.
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Álvarez, quien hace unos años ganó un concurso de comidas de cuaresma, comenta que el pescado seco que ella ofrecía en su negocio para estas fechas lo traían de Granada o de San Juan del Sur, aunque ella prefería los de San Juan, porque eran de mar y tenía mejor tamaño.
“A mí me gustaba el Macarela, el Roncador o el Atún, pues eran más grande y la gente los consumía más” asegura Álvarez, quien ahora ofrece el famoso pebre de iguana como plato de la cuaresma, pero en su casa de habitación, pues ya ha dejado el mercado.
María Mercedes Álvarez, de 68 años, es una señora originaria de la Isla de Ometepe, que recién ha llegado a vivir al municipio de Rivas, y quien ha visto en la venta de pescado (fresco y seco) una forma de ganarse la vida.
Esta mujer, que seca sus pescados al aire libre, en una reconocida calle muy cerca del mercado de Rivas, afirma que esta es su primera secada, y que el resultado ha sido bueno, porque es un producto que casi no se ve aquí.
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Dice que el pescado que seca lo trae del astillero en el municipio de Tola, pero que se ha planteado traerlo de Managua, pues en ocasiones, los proveedores de ese producto no le abastecen o tiene que espera mucho tiempo.
La comerciante Doña María vende la libra de pescado secos a 120 córdobas y en dependencia de los que pese el pescado, pues no suele cortarlo, tal y como sucede con las carnes.
Hace varios años las familias rivenses durante la semana santa tenían las costumbre de no encender el fuego, no se comía carnes, ni se hacían oficios que pudiesen alterar el significado religioso de esa semana, ahora los tiempos han cambiado y las comidas también.
Se comía tamal con queso, pinol blanco con tortilla dulce y de postre se consumía el típico almíbar de mango, papaya y jocotes, como tradición de no comer carnes rojas en esta época, y vos ¿has comido estas delicias tradicionales den nuestro departamento?