Desde casas para perros, muebles para el jardín, cajitas para plantas y más, es parte del trabajo que artesanos capitalinos diseñan con este rústico material
El martillo, serrucho, clavos, tornillos y ,polines son los mejores aliados de Heyner Vega, un joven de tez blanca y voz gruesa que hace de trozos de madera rústica, bonitas piezas de arte. Un emprendimiento que “arrancó” hace cuatro años bajo el nombre de Carpintería Ebenezer.
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“El negocio empieza en el 2013 por unas tías mías pero yo me involucré hasta en el 2014 y mi carpintería tiene cuatro años de funcionar”, cuenta Vega de 20 años, quien da forma a fruteras, rin para niños, zapateras, cunas, casas para perros, banquitos, planchador, bateas, barras para bar, juegos de comedor, entre otras piezas.
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Confiesa que sus primeros “pinitos” los hizo a la edad de 14 años. “Comencé con mil pesos, me compré un cepillo, un martillo, una sierra y cinco polines, después de ahí estuve avanzando, luchando y cuando hacía dos o tres productos, ese dinero lo iba invirtiendo en madera, pasó un año y al siguiente me hice de más herramientas, me compré otro cepillo, sierra, taladro, pulidora, más madera y así fui creciendo”, rememora.
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“Yo hago cualquier diseño que trae el cliente, gracias a Dios tenemos demanda, el cliente se fija que la pieza tenga buen acabado, buen cepillado, buen clavado y buen atornillado, el cliente busca lo mejor, lo bonito”, añade este capitalino que disfruta hacer este tipo de trabajo.
Los polines los adquiere en algunas empresas que ya conocen su labor y le proveen este material con el que resultan hermosos trabajos, los que puede comprar en el barrio San José Oriental, de la Clínica Santa María tres cuadras y media al sur, donde, además de esta carpintería, se encontrará con otras tres que son de la misma familia.
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Explica que la madera que utiliza para sus productos está bien trabajada. “Los hoyitos donde vienen los clavos yo los curo con aserrín y buena pega, después que se seca lijo, les dejo un buen acabado, las personas se enamoran cuando ven un buen trabajo y si algo se daña, yo se los cambio o reparo”.
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ToggleAprendió viendo a sus primos
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Vega refiere que para elaborar los diseños que ofrece no asistió a ninguna escuela de carpintería. Aprendió viendo a sus primos mayores. “Tengo cuatro primos que trabajaban en madera, yo me sentaba a verlos, miraba como cepillaban, como cortaban, clavaban, como medían y cuando me sentí preparado, les dije a mis tías, que eran las del negocio, que iba a hacer banquitos. A los meses ya elaboraba mesas, inicié con lo más sencillo, de ahí poco a poco fui recogiendo hasta que puse lo mío propio, de ahí yo le enseñé a mi hermano y él trabaja con un tío en su carpintería”.
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Este carpintero que llegó hasta primer año de secundaria, tiene una jornada de lunes a sábado de 7:00 a.m. a 7:00 p.m. y los días domingos los deja para relajarse. “Salgo a comer, a divertirme, a despejarme la mente del trabajo, descansar en casa, ese es mi domingo”, apunta.
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Gracias a este negocio Vega emplea a dos personas, un muchacho que se encarga de desarmar los polines y a un adolescente que tiene como tarea curar los hoyitos y lijarlos.
Heyner Vega, aconseja a todas esas personas que quieren emprender, pero no lo hacen por miedo a fracasar, que lo intenten. “Yo los animo a trabajar, a arriesgarse y más si es en algo que les gusta, yo empecé en la carpintería desde los 14 años y me ha ido bien, primeramente Dios el próximo 23 de mayo cumplo 21 años, mi carpintería se llama Ebenezer y gracias a Dios voy luchando, así como yo aprendí le estoy enseñando a otros chavalos, poco a poco se va aprendiendo, ahora hago bellezas”.
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Un juego de mesa con sus sillas lo encuentra entre los 1,800, 2,700 a 3,300 córdobas. Una cuna de dos pisos puede adquirirla en 6,500. Set de cortineros cuesta 150 córdobas. Para mayor información puede contactar a este emprendimiento al 7559-1368.
La zona de los polines
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En la pista El Recreo, frente al Colegio Benjamín Zeledón, son varios los negocios que se divisan si pasa por esa zona, viniendo de Altagracia hacia el sur. Ahí puede encontrar desde polines nuevos, usados hasta juegos de mesas con sillas, casas para perros, planchadores, zapateras, roperos.
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Las casas para perros oscilan desde los 1,200 córdobas hasta los 3,500, esto va en dependencia del tamaño. Un juego de mesa puede encontrarlo en 2,500 córdobas. El par de cortineros cuesta entre 120 y 150.
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La propietaria de uno de los negocios ubicado en esta famosa pista y que prefirió omitir su nombre, menciona que gracias a este negocio familiar que emprendió sacó adelante a sus tres hijos, quienes hoy son profesionales.
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“Lo he continuado porque cuando a uno le gusta el trabajo, es difícil dejarlo, aparte que me mantiene activa, es un negocio como cualquier otro que te deja ganancia, siempre y cuando se atienda bien a los clientes y des buen precio”, dice.
“Todo hecho a mano”
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Muebles Rústicos de Palet con su lema “Todo hecho a mano”, es otra de las carpinterías de la capital que se dedican a elaborar piezas a base de polines, pero también en maderas finas.
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Edwin Suárez, es el propietario de este local que emprendió en abril del 2018 y hoy elaboran desde una silla, closet, gabinetes de cocinas hasta pantry.
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“Elaboramos de todo, camas, literas, quioscos para vender en la calle, entre otras cosas”, refiere este carpintero que atiende en su negocio todos los días, “nos debemos a los clientes, de lunes a domingo si se requiere, nuestros productos ya están en toda Nicaragua, tenemos en Puerto Cabezas, Estelí, León, Matagalpa, Jinotega, entre otros”, añade.
Relata que emprendió con la liquidación que obtuvo de una empresa donde trabajaba. “Con una parte de la liquidación que me dieron compré una maquinita, comencé vendiendo mesas rústicas, porque no teníamos pulidora para lijar y gracias a Dios fuimos adquiriendo las herramientas una por una, de un colaborador llegamos a tener hasta 15 personas trabajando en nuestro taller cuando hay demanda de muebles”.
Así mismo añade que hacen promociones, “por ejemplo si las personas nos compran cinco juegos de mesas nosotros les regalamos uno, a los emprendedores tratamos de apoyarlos con algo”, dice.
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Suárez comenta que el primer diseño que elaboró en carpintería fue hace 18 años, “fue una cama-cuna que le hice a mi hija que hoy tiene 17 años, yo tengo como 25 años de ejercer la ebanistería y después me quedé trabajando en lo que son los polines”.
Actualmente tiene laborando en su negocio a dos carpinteros y dos ayudantes, quienes le dan vida a cada pieza que ofertan.
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Este artesano hace un llamado a quienes deseen emprender. “Seamos positivos, porque el agradecimiento es parte de la abundancia, cuando uno es agradecido con Dios siempre va a ver abundancia… hay que darle gracias por todas las situaciones difíciles que estamos viviendo y pasando; emprender algo no es cosa fácil, es un reto que uno tiene que levantarse como un niño. Como cuando un padre le da los bracitos para que él camine, lo pone solito y él comienza a dar pasos, así nos pasa a nosotros, vamos caminando poco a poco, con paso firme, ésto no es fácil, a veces nos caemos, pero hay que levantarse, muchos han optado por irse del país y dejar a sus familias atrás, pero nosotros podemos decidir echar para adelante y solo darle gracias a Dios por la bendición que nos da, esto es un reto día a día…”.
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Este local se ubica en la segunda entrada de Praderas del Doral, a mano izquierda, del mercado mayoreo 7 cuadras al lago, barrio Canadá sureste. Para mayor información puede escribirles al 8175-7682.
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