Athiany Lario Zúñiga una mujer feminista trans, originaria del departamento de Managua. Comparte con Intertextual su infancia marcada por humildes comienzos y el amor incondicional de su madre migrante de Honduras. Sin embargo, su niñez estuvo empañada por la violencia de un padrastro machista quien las maltrata y la ridiculizaba por su expresión de género.
“Recuerdo que tuve un padrastro muy violento, muy machista. Mi mamá tenía muchos problemas de violencia doméstica, era muy agresivo, parece que esa era la naturaleza de él, porque también los hijos de él, que eran hombres o mujeres grandes, tenían muchos reclamos hacia él.”
Este hombre maltrataba a Athiany utilizando palabras fuertes que ni siquiera llegaba a comprender a sus escasos 5 años. “Mi padrastro mucho me trataba o me tachaba de cochón, los niños se divierten, juegan, nos ponían a bailar (..) , pero para él que los hombres no bailaban, entonces eso de bailar era de cochones” son algunos recuerdos de la imagen masculina que había en su hogar.
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ToggleAthiany Lario y el descubrimiento de su sexualidad
Algunas personas mencionan que reconocen su identidad sexual desde los primeros años, pero Zuñiga recuerda que fue a sus 15 años “ miraba mucho a los chavalos, pero miraba a ese cuerpo musculoso, recio, y me daba una idea de cómo yo iba a ser ya más grande. No sabía que esa mirada que tenía, era de cierta atracción”.
Nos revela y apunta “que no es un determinante” su identidad sexual el hecho que a sus seis años sufrió “abuso sexual, por parte de un amigo de su padrastro.”
“Nunca se dijo nada, en los 80, no se hablaba del tema, ni se conocía mucho del tema de abuso, ni de violación a niños (…) lo que sí mi mamá notó, que cuando me fue a bañar, me ardía atrás, pero nunca se imaginó que algo había pasado.”
El tiempo transcurre y fue hasta los 15 años que una compañera de clase le preguntó ¿Sos gay?. “Esa fue la primera vez que escuché esa palabra en ese entonces” dice.
Nos relata que se quedó sorprendida, sin embargo reconoce que en ese proceso se “ vive una negación” por las cosas que escuchaba al respecto de la diversidad sexual “ que ser gay era malo, ser gay significaba golpe, ser gay significaba que te golpearan en la calle, te asaltaran, todavía no miraba mucho noticias de asesinato.”
Athiany Larios, También nos reveló que fue cerca de los 20 años que confesó a su madre el abuso sexual, pero ella misma alegó que ya había pasado bastante tiempo de lo ocurrido.
Primeros pasos en el Activismo
A medida que Athiany crecía, se enfrentó a múltiples formas de discriminación debido a su identidad de género, y fue en las aulas de clases donde emerge una defensora nata de los derechos.
El activismo tocó a su puerta cuando era estudiante de secundaria, relata. “Cuando Arnoldo Alemán estaba en el poder y la educación se volvió autónoma, empezaban a pedir que 50 centavos por el sistemático, que un peso por el exámen. Tenías que pagarlo para hacer esas pruebas. Y entonces de repente querían subirlo a más. Ahí pegué el brinco y levanté a la masa de todo el colegio en el Elvis Díaz en Managua.”
Levantó la voz en defensa de una maestra “la querían correr, porque tenía dos trabajos y llegaba un poquito tarde al colegio, la maestría era buenísima era injusto”.
La joven se gradúa y empieza una carrera técnica en el Manolo Olivares; después consigue un trabajo en la empresa Envases Plásticos S.A. como auxiliar contable donde hizo sus prácticas pre profesionales y el contador general mira las destrezas y habilidades en su trabajo y la contrata. En esa empresa sufrió discriminación y prejuicios por otro gerente, hasta que logró despedirla. Quedando con rencor, a sabienda que le habían violados sus derechos laborales.
Athiany, en su relató nos demuestra cómo su dolor personal la llevó a observar y participar en movimientos feministas que denuncian las violaciones de derechos y las inequidades estructurales. “Observando las marchas y escuchando los discursos, comencé a conectar mi experiencia con las demandas por justicia” comenta.
Su curiosidad se manifestó al notar las discusiones sobre la constitución política y la ley especialmente en cómo el poder y el Estado a menudo incumplen las promesas legales de protección y justicia para las víctimas de abuso. “Siempre me sentía apagada, pero estos movimientos despertaron mi interés y me inspiraron más” añade.
Se involucra directamente para el 2008 en el activismo LGBTIQ+, crea junto a unas amigas La Asociación Nicaragüense de Transgeneras, se retira de esa agrupación para sumarse a trabajos con organizaciones feministas.
El exilio una medida urgente que tomar
La creciente visibilidad de Zuñiga como activista también atrajo atención negativa y amenazas a su seguridad. Ante un entorno cada vez más hostil y peligroso, se vio obligada a tomar la difícil decisión de abandonar el país en busca de un lugar donde pudiera vivir libre y continuar su trabajo.
“Yo jamás en mi vida pensé salir de Nicaragua para exiliarme. A mí me gusta Nicaragua, pero era una de dos o me quedaba y corría el riesgo de ir a la cárcel” manifestó la activista trans.
El exilio fue una experiencia profundamente dolorosa, dejar a su familia y amistades con la incertidumbre de comenzar de nuevo en otro lugar. Sin embargo, demostró una increíble resiliencia, continuó su activismo adaptándose a una nueva cultura, y estableciendo redes de apoyo tanto para ella como para otras personas LGBTIQ+ que se encontraban en situación similar.
Nuestra entrevistada es reconocida no solo por su valentía personal, sino también por su impacto en la lucha de los derechos de las personas LGBTIQ+. Ha participado en conferencias internacionales, ha colaborado con organizaciones de derechos humanos y ha influido en políticas que promueven la igualdad y la justicia.
En el contexto en el que transita Athiany refuerza que es crucial comprender que el feminismo es también una arte de enseñanza y educación “ no le tengamos miedo al feminismo, es un camino para aprender, crecer y buscar apoyo cuando sea necesario”.
Recalca “no podemos hacerlo todo solas; siempre es válido pedir ayuda y aprender de quienes nos precedieron” concluye la activista quien aboga por el cambio y la solidaridad entre mujeres.