“Yo decidí irme, lo que me empujo fue que yo quería ser alguien en la vida y quería hacer algo para mi comunidad, yo quiero servir, que digan que Becky fue alguien que ayudo a su gente,” declara la lideresa comunitaria nicaragüense desde Ginebra Suiza.
El 02 de febrero de 2023, vi por primera vez a Becky McCray Urbina, mujer defensora del pueblo Rama y kriol brindando un fuerte testimonio. Estaba siendo la voz de su comunidad, denunciando ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) todas las violaciones de los derechos humanos en su pueblo y como ella también ha sido víctima de esa violencia.
Su tiempo fue limitado para declarar en la Corte, pero dejó muchas reflexiones ante la audiencia, jueces y a nuestro medio nos dejó las ganas de poder entrevistarla.
Becky tiene actualmente 44 años y la mitad de su vida la ha dedicado a ofrendar su trabajo voluntario en las comunidades indígenas y afrodescendientes. Nace el 05 de diciembre de 1978, fecha que no le gusta recordar porque tiene la misma edad de la Revolución en Nicaragua. “Cada vez que yo cumplo año, recuerdo que mis primeros años en este mundo fueron muy difíciles, aunque yo no entendía,”expresa.
Su proceso de lucha inició con la creación y aprobación de la Ley 445 con las consultas para crear esta ley, expertas en el tema de derechos de pueblos indígenas y afrodescendientes llegaron hasta su comunidad para exponerles todo acerca de la ley y así se fue incorporando en esos grupos.
“Yo empecé a incluirme, nadie me llamo” dice, pero reconoce que su liderazgo también lo tiene en la sangre gracias a su padre el presbítero Cleveland McCray y único teólogo de la etnia Rama de la iglesia Morava y por parte de su madre.
De esos liderazgos como herencia, menciona que su abuela paterna fue una destacada partera, “la mejor que ha tenido la comunidad” y se le ha dado reconocimiento por su labor evidenciado en un centro de salud que lleva su nombre “Eleonora”.
También su abuela materna fue partera y su madre heredo ese oficio. Destaca que, uno de sus bisabuelo fue un alcalde comunitario por el año 1920 “conociendo esa historia puedo decir que mi familia de parte de padre y madre siempre han sido lideres,” dice con un notable orgullo por su familia.
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ToggleBecky McCray: Desde niña le gusto integrarse a las actividades de la iglesia y además fue brigadista comunitaria.
La joven miraba la necesidad de que la juventud de los pueblos indígenas se preparará profesionalmente “no teníamos ese recurso humano de profesionales, si teníamos lideres con conocimiento empírico, pero no teníamos la parte técnica entonces yo miraba que se requería de ese recurso humano,”recuerda.
Como su padre es un líder religioso, tenía ciertos beneficios para sus hijos, para que pudieran estudiar en Bluefields en el colegio Moravo un colegio privado, pero tenía que buscar como cubrir otras necesidades.
Los 10 años de guerra de sandinistas y contrarrevolucionarios se tuvieron que cambiar de un lado a otro para resguardarse y llegar a Bluefields. “Mi papa tuvo que movilizar a la gente de las comunidades para asegurar su integridad física”. La iglesia Morava les proporciono un techo donde vivir y así creció.
Sus clases de primaria las inició a los 7 años (prescolar) en Bluefields y solo iban los fines de semana a la comunidad, cuando entra a secundaria por dificultades económicas su padre no puede apoyarla en sus estudios.
“Salí embarazada, aun así, seguí estudiando hasta sacar mi secundaria. Iba los sábados porque no tenía donde estar en Bluefields, viajaba todos los viernes buscaba gente que viajaran y me dieran raid” relata. Su madre vendía fresco y pan y así le aportaba algo para el pasaje. Terminó su secundaria llevando a uno de sus hijos a clases.
Con todas las dificultades que tuvo para estudiar se considera una mujer con mucha suerte. “Me encontré con personas en esos años difíciles que me apoyaron bastante, compañeros de clases me ayudaban con la comida, con las compras de folletos”.
Estudio un curso de enfermería auxiliar destacándose como la mejor alumna, ese era un sueño de sus padres y quería cumplirles ese deseo. De manera muy drástica cambio de pensar y sintió la necesidad de estudiar derecho. La carrera de enfermería fue una estrategia para poder costear sus estudios de abogada.
Con ese compromiso de trabajo, se le vino una dificultad que tuvo que enfrentar tenía dos hijos y un esposo que le dijo que si se iba a trabajar hasta Bluefields se divorciaría y le tocó decidir.
“Yo decidí irme, lo que me empujo fue que yo quería ser alguien en la vida y quería hacer algo para mi comunidad, yo quiero servir, que digan que Becky fue alguien que ayudo a su gente.” Pensar en sus hijos la hizo acelerar su decisión para ofrecerles mejores condiciones. A propositó no se divorció de su pareja.
En el 2018, era defensora publica de la región Costa Caribe Sur, en el contexto del estallido social fue despedida. “Mi pueblo, mi gobierno territorial Rama y Kriol y de la Reserva Indio Maíz me llamarón y me dijeron – ¡vos no te preocupes! No vas a dejar de trabajar con nosotros.”
Pero estaba sin trabajo, y tenía que pensar que hacer, sus padres saben que su situación está más complicada y peligrosa.
“Me habían recetado plomo en las diferentes redes sociales, circulaban mi foto donde pedían plomo, se referían a mi como una indígena golpista.” Su padre la llegó a cuestionar si quería seguir defendiendo al pueblo con tantos problemas y le contesto que “Sí”, sin titubear. A su padre, no le quedo más que decir “sigue adelante”.
¡No tengo miedo! Investigación en su contra
Becky a pesar de las amenazas en su contra, dice “no tengo miedo porque todo ha sido un proceso de concientizarme a mí misma de los peligroso que es ser defensora de derechos humanos. (…) Han sido procesos bien difíciles para mí. Sin embargo, aceptar no es una cosa de la noche a la mañana es un proceso.”
Cuando termina la carrera de derecho se hizo una promesa “si la gente necesitaba una ayuda de asesoría legal yo iba a estar ahí sin cobrar un peso; sabiendo la situación de mi gente de pagar un abogado de donde van a sacar con tantas necesidades que tienen. Y en las condiciones que están no solo el pueblo indígena Rama.”
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Su trabajo siempre fue voluntario, porque además fue la enseñanza que tuvo de sus padres, recalca. “No cobraba y eso es lo que me hacía sentir bien. Esa parte lo aprendí de mis padres porque siempre me decían hay que ayudar hasta a tu peor enemigo si lo necesita.”
En el 2020 el ejército de Nicaragua la retuvo en la Reserva Indio Maíz mientras ella hacía un patrullaje, de ahí en adelante la mandaron a investigar de eso se encargó el área de inteligencia de la Costa Caribe Sur, fueron llamados algunos lideres y autoridades de su territorio para presentar el informe de dicha investigación .
“El informe de seis meses de investigación arroja de que la Becky es la principal sospechosa de las invasiones de colonos en las comunidades Rama Y kriol y que era la promotora de la venta de tierras comunales que están sucediendo dentro del territorio y que eso lo hacía en complicidad con Medardo Mairena, imagínese cuando Medardo Mairena estaba preso,” expone la líder indígena.
Becky no se enteraba que estaba siendo investigada, pero un familiar que iba en representación de un líder comunal llegó cuando estaban hablando sobre su caso.
Becky McCray Mujer, indígena y lideresa en un mundo de machos
Es evidente la participación de McCray Urbina en la Corte IDH y en la ONU en Ginebra, enfrentándose a quienes discrepan de ella en su propia comunidad.
“No ha sido tan fácil para mí, porque los mismos que me han hecho la vida imposible y nos son todos son las mismas autoridades territoriales que son hombres la mayoría y que pertenecen al partido político sandinista. Se aliaban para hacerme la vida imposible.”
Becky recuerda una frase de líder comunitario George Henríquez y exaspirante a la presidencia de Nicaragua cuando dijo: “La lucha, la resistencia , defensa de los derechos colectivos de los pueblos indígenas y afrodescendientes tiene una imagen de mujer.” Porque son las mujeres que están defendiendo los derechos colectivos en todo sentido y es cierto, reflexiona McCray.
Según indica la líder se ha tratado de visibilizar el trabajo comunitario que tiene la mujer dentro de territorios indígenas porque es extraordinario. “El trabajo de las mujeres ha estado presente en las comunidades, pero no ha sido visibilizado o reconocido su liderazgo.”
El exilio una difícil decisión “si no cometí ningún delito”
Al principio Becky tratando de evadir un exilio se decía “yo no cometí ningún delito, no he matado, no he robado porque voy a tener que huir” pero el 30 de enero de 2023 tuvo que decirse con ayuda de sus padres que le pusieron las cartas sobre la mesa y le dijerón “tenés que escoger, si te vas, está bien, pero no podes regresar”.
Se aproximaba la audiencia a la Corte-IDH donde se realizaría la primera audiencia del caso Pueblos Rama y Kriol, Comunidad de Monkey Point y Comunidad Negra Creole Indígena de Bluefields y sus miembros Vs. Nicaragua en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), a realizarse el 02 de febrero.
“Mi padre tiene 83 años, mi madre 73 ellos no aguantarían verme presa o que me hagan algún daño, y no quería cargar con eso.” Pensar en ellos la hace quedarse en Costa Rica luego de hacer presencia en la Corte. “ellos prefieren no verme, pero saber que estoy en un lugar seguro,” dice la lideresa.
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La represión ha recaído sobre su familia con despidos en sus trabajos y sobre las comunidades que la han apoyado.
Su estado emocional decae, sufre una tortura que nadie ve, por su familia , su gente en la comunidad y su exilio.
“Para mí es como una tortura, porque te denigran, te humillan, te excluyen hasta a la gente le dicen que no pueden hablar conmigo, así ha sido durante estos últimos años. Yo me siento como una plaga”.
Becky McCray quería hacer una pausa
Cuando salío de Nicaragua y se fue a Costa Rica la idea era darse una pausa, se sentía cansada. “siento que necesito hacer una pausa en mi vida, he hecho me sentí decepcionada, y pensé que era lo último que iba a hacer; hubo personas dentro de la comunidad Rama y Kriol que me recomendaron no ir a la audiencia.”
Le pronosticaron que si iba a la audiencia de la Corte-IDH no podría volver a su comunidad. Tratando de impedir que fuera por su seguridad.
Lloraba tratando de acomodarse en su decisión de hacer lo último por su pueblo. “Yo no le decía a nadie eso, pero yo fui con esa intensión a Costa Rica de hacer lo último en la audiencia de la Corte IDH y ya no quería saber nada más.
Planee apagar el teléfono no contestar las llamadas me voy a olvidar de todo y ver donde me quedo viviendo, ver quié n me auxiliaría, quién me daría posada. Y empezar de cero sin rumbo, pero yo iba con esperanza de encontrar refugio.”
La situación fue que nunca espero que estando en Costa Rica después de haber declarado en la Corte, se le vendría otra oportunidad de representar a sus territorios nuevamente en (Ginebra- Suiza).
Me llaman y me dicen Becky supimos que no regresaste a Nicaragua hay una gira de incidencia internacional y dentro de la comisión hay diferentes representantes (…) que trabajaron duramente para poder incidir para que el Consejo de Derechos Humanos de la Naciones Unidas formara el grupo de expertos y aprobara el mandato. (…) me indica que no hay una persona que represente a la comunidad indígena y afrodescendiente y que yo tengo el perfil, comenta.
La propuesta llega cuando ella está resuelta a retirarse del activismo, pero no puede negarse “Hay Dios mío que estoy haciendo” se cuestionó.
“Yo pensaba que saliendo de Nicaragua ya no había más que hacer, pero recordé que mi papá me dijo: “-la gente cree que viene a este mundo simplemente por venir, tiene una misión en esta vida, pero simplemente no lo miran así. – La misión me sigue persiguiendo donde yo vaya y ni modo lo voy a hacer,” recapacita.
Llamo a sus lideres a pedir consentimiento para presentar a los pueblos indígenas y afrodescendientes en Ginebra y de hecho la apoyaron diciéndole “ en donde quiera que estes vamos a respaldarte,” asegura.
El ánimo regreso a esta lideresa, fue un estado de depresión le dijeron que estaba viviendo y ella así lo cree.
“Me sentí animada y sentí fuerza no podía dejar a mi gente. Me dijeron no podía dejar la lucha que esas ganas de dejar la lucha ese cansancio era una depresión, pero que valía la pena seguir luchando por los derechos de las comunidades indígenas y afrodescendientes y aquí estoy. ”
Retos y logros adquiridos
Los retos son seguir en resistencia en donde quiera que estoy, la lucha no la puedo hacer solo estando en Nicaragua, la puedo ejercer desde donde estoy. Si se dan las oportunidades se tiene que aprovechar.
Recién se acaba de percatar que, es la primera mujer de una etnia indígena en llegar a declarar a la Naciones Unidas según le dijeron al llegar.
“Vos sos la primera mujer indígena que llega hasta Naciones Unidas” le dijeron – ¡Y es cierto! manifiesta. “No se había escuchado a los pueblos indígenas en la ONU, siempre se ha escuchado problemáticas, pero no contada directamente de una persona indígena que viene de esos territorios que esta siendo afectada, que vive situación de amenaza, que mira y que entiende a su propia gente.”
Para MCCray marco una diferencia y una historia, el poder llegar a esos espacios para poder visibilizar más lo que viven los indígenas y afrodescendientes en Nicaragua. “Antes nadie nos hacía caso”, concluye.