La zona campesina enfrenta un éxodo sin precedentes, por lo que falta mano de obra. Otro problema, son los altos costos de producción.
Por: Intertextual/ Voces en Libertad/ contacto@intertextualcr.com
Con la llegada de las primeras lluvias miles de productores preparan la tierra para el ciclo agrícola, sus esperanzas están puestas en que el invierno sea bueno, para poder sacar la cosecha, pagar el financiamiento que adquirieron y llevar el alimento a sus familias.
“Apenas estamos empezando a sembrar”, asegura un campesino de la comunidad El Tigre, comunidad que está ubicada entre los municipios de San Sebastián de Yalí y Santa María de Pantasma. “Esto está feo, pero en los últimos días, ha estado lloviendo, quizás se normalicen las lluvias y así podamos sembrar el maicito (maíz), para la comida” , asegura.
Este pequeño productor, se dedica a sembrar maíz y frijoles. “Esto es lo de siempre, sobrevivir un poco, pues por los altos costos de producción, las cosechas son menores, a veces solo se saca para pagar el préstamo y si hay suerte te queda algo para mejorar la finca, pero esto está cada día más difícil”, expresa con resignación.
Un comerciante de granos básicos manifestó que a pesar de que el invierno no ha entrado muy copioso, los productores se les ve con ánimo porque algunos de ellos han logrado conseguir fertilizantes a bajos precios y las expectativas se ven buenas.
Éxodo de campesinos sin precedentes
Pero contrario a estos campesinos que aún ven esperanzas, hay otros que padecen una situación económica difícil a tal grado que han preferido emigrar a otros países, es el caso de un campesino que finalizada la recolecta de café del ciclo recién pasado, prefirió irse a Costa Rica. “En Nicaragua no hay nada que hacer, todo es caro, no hay financiamiento y si te va mal lo perdés todo. Ya no vale la pena sembrar granos básicos, pues es más el costo que lo que se gana”, se quejó.
Un ingeniero agrónomo consultado para este tema, no fue tampoco optimista al respecto. “El campo está solo, en algunos casos, en el hogar solo quedan la mujer y los hijos y además que no habrá cosecha, para lo poco que aún se pueda producir ya no hay mano de obra, entraremos a una etapa de hambre. Solo Dios sabe qué pasará”, se lamentó.
“Es el campesino el que mueve el motor de la economía, es el campesino el que produce para que coman en la ciudad, es el campesino el que más trabaja, el que paga los préstamos en financieras y casas comerciales, pero es el campesino el ciudadano más mal pagado en este país”, criticó.
Inseguridad en el campo, otro problema
Sumado a la ya escuálida economía familiar, otro calvario que enfrentan los campesinos es la presencia cada vez mayor de delincuentes. Ya es común escuchar que le robaron a tal productor, lo asaltaron en tal carretera o se metieron a una casa para saquear todo lo que encontraron a su paso.
Aunque la Policía y el Ejército, ambas instituciones al servicio del régimen de Daniel Ortega, aseguran que realizan patrullajes en la zona rural, esto no tiene ningún efecto para prevenir los robos en las comunidades. Incluso hay casos donde los pobladores señalan que no han ido denunciar, porque los delincuentes son protegidos por estas instituciones armadas.