Helenita recuerda en el momento del ataque uno de los audios que más le dolió, de un joven que les dijo: “nos vemos en la otra vida, pero de aquí no me saca la policía”.
Por: Redacción Intertextual/ contacto@intertextualcr.com,
El 17 de julio de 2018 la policía del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, acompañado de civiles armados, lograron entrar a la ciudad de Masaya en la llamada “Operación Limpieza” en donde desmantelaron los tranques que rodeaban la ciudad, puestos por la población.
El Caitudo, quien pidió ser llamado por su seudónimo, recuerda que ellos se prepararon desde el 16 de julio, porque ya se hablaba de que luego de la operación limpieza en los pueblos blancos seguía Masaya.
El Caitudo, recuerda el sonido de los disparos a las cinco de la mañana por distintos puntos de la ciudad, lo que confirmaba que Masaya se encontraba rodeada bajo ataque, dejando en la población un sentido de “desesperación” al ser la primera vez desde que se levantaron los tranques en que Masaya era atacada desde distintos puntos.
Las únicas defensas que tenían los Masaya en ese momento eran morteros y bombas de contacto, las cuales elaboraban ellos mismos en el barrio indígena de Monimbó.
Al momento de que la policía se apoderó de la ciudad, las familias y jóvenes tuvieron que huir por veredas hacia las comarcas y la mayoría entró al terreno boscoso que rodea la laguna de apoyo, con la esperanza de no ser alcanzados por las fuerzas represivas de la policía y dejando atrás la ciudad que los vio nacer.
“Lo que más me marcó es que en el camino, la gente, en hamacas, llevaba a personas heridas” comentó, recordando a las familias con niños adentrarse al “bajadero de la playa”.
Helenita Caballero, opositora exiliada, recuerda que el 17 de julio en uno de los grupos de WhatsApp, uno de los integrantes avisó de personas extrañas entrando por “El Pochote”, mensaje que se dispusieron a regar en los grupos de las distintas barricadas, ya que tenían tres días seguidos de ataques de la policía y la mayoría de los atrincherados se habían ido a descansar.
“Lo que más me marco ese día fue el oír los audios de los chavalos gritando que ya no tenían lanza morteros, que no había como defenderse… que todo lo estaban dando por la libertad de Nicaragua” comentó Caballero.
Helenita recuerda un “silencio sepulcral” y en el momento del ataque uno de los audios que más le dolió es el de un joven que les dijo: “nos vemos en la otra vida, pero de aquí no me saca la policía”.
“En cinco años, yo no he podido olvidar” comentó Helenita en su relato a intertextual, recordando a sus compañeros fallecidos ese día y a los cientos de jóvenes y familias que sufrieron las consecuencias de sumarse a las demandas de las o los nicaragüenses.
En el caso del papel de las mujeres en la defensa de Masaya, Helenita reconoce la valentía de sus compañeras, quienes aún sin mucho conocimiento apoyaron, brindando primeros auxilios y en la primera línea de defensa de las barricadas. “Las mujeres vamos a seguir demandando la libertad de Nicaragua y demandando que ese par de asesinos (Daniel Ortega y Rosario Murillo) salgan del poder” Finalizó
Andrés, quien pidió de igual manera ser llamado así, por seguridad de su familia en Nicaragua, recuerda la dinámica que se llevaba en las barricadas, en donde un grupo se iba a descansar, mientras otro grupo hacía guardia ante los ataques de la policía y paramilitares y la participación de la población con oraciones y comida a las personas de las barricadas.
“Ellos iban contra todo” mencionó Andrés, en referencia a las órdenes dadas por la policía de dejar sin barricadas Masaya antes del 19 de Julio, día en que los “dictadores” pretendían entrar a Masaya en celebración al 39 aniversario de la revolución sandinista.
Lea: Feligreses de Diriá sacan de templo a policías que llegaron a intimidar
La operación limpieza en la ciudad de Masaya cobró la vida de seis nicaragüenses ese día, Edgardo Antonio Hernández Ñamendy, Erick Antonio Jiménez López, Josué Rafael Palacios Aguilera, Yader Antonio Mercado Arriaza, Bayardo José Jarquín Guneras y Macario Hernández.