“Me causa tristeza el silencio de algunos miembros de mi iglesia”, dice el padre Edwing Román. En tanto, el padre Uriel Vallejos, criticó el manoseo con imagen de Santo Domingo y especialista advierte que todos los religiosos siguen en peligro.
Por: Intertextual/ Voces en Libertad/ contacto@intertextualcr.com
Voces notables del clero en el exilio presionan a sus superiores, para que no olviden las condiciones en que se encuentra monseñor Rolando Álvarez, Obispo de la Diócesis de Estelí. Algunos han criticado que le hayan permitido al régimen “manipular la fe” con las fiestas en honor a Santo Domingo, patrono de los managuas que regresa hoy a su templo tras peregrinar diez días en la capital.
La dictadura no solo no confinó el santo a su templo como ha hecho con otras imágenes, sino que además se apoderaron de las festividades imponiendo a la alcaldesa Reyna Rueda como mayordoma “de facto”.
El sacerdote de la parroquia Las Sierritas de Santo Domingo, Boanerges Caballo, considerado un cura vinculado al régimen, dijo que el santo pudo salir en procesión gracias a la “capacidad de conversar”, lo que varios fieles interpretaron como pláticas entre los sacerdotes y la dictadura para celebrar a Santo Domingo.
El padre Uriel Vallejos, párroco de la Iglesia de Sébaco, Matagalpa y ahora exiliado, escribió en su cuenta de Twitter hace unos días que así como la jerarquía Católica logró la salida de la imagen de Santo Domingo de su templo, los religiosos deben empeñarse en lograr sacar de la cárcel a monseñor Álvarez.
“Al ver salir al patrono de los capitalinos en Nicaragua (Santo Domingo de Guzmán) por medio de negociaciones entre la alta jerarquía de dicha capital (Cardenal Brenes), al igual hoy exigimos que por medio de él, se negocie la salida del Obispo del pueblo, Monseñor Rolando José (Álvarez)”, demandó el padre Vallejos.
“El clero sigue en peligro”
La investigadora Martha Patricia Molina, quien ha documentado la persecución contra la iglesia Católica desde el 2018, no cree que la salida de la imagen de Santo Domingo, sea fruto de alguna negociación, aunque considera justo el reclamo del clero.
“La observación del presbítero Uriel Vallejos es válida”, señala, pero “en lo particular, no creo que el permiso que le otorgó la dictadura a Santo Domingo sea como resultado de una negociación, no veo al titular de esa parroquia o al Cardenal (Brenes) con capacidad para negociar algo en las condiciones en que están las relaciones entre la dictadura y la iglesia”, explica.
Para Molina, nada ha cambiado, pese a esa concesión del dictador. “No hay que olvidar que hasta el mismo Cardenal (Brenes) está en este momento bajo una investigación policial y en cualquier momento podría ser secuestrado como monseñor Álvarez. El clero sigue en peligro, todos, lo están”, puntualiza Molina.
El régimen sandinista dio a conocer que su aparato represivo, presumía que la iglesia Católica lavaba dinero y hasta abrió una investigación, incluso llegaron a afirmar, que encontraron “centenares de miles de dólares en bolsas plásticas” en los templos aunque hasta el día de hoy, no han probado la acusación hecha pública.
Obispos deben, explicar
El padre Edwin Román de la Arquidiócesis de Managua y obligado también a vivir en el exilio por la persecución, dijo que le causaba tristeza el silencio en algunos miembros de su iglesia, con todo lo que ha pasado en los últimos días, incluyendo las críticas por “el manoseo político” con la imagen de Santo Domingo. “Yo no quiero una iglesia sumisa y sometida”, sentenció.
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Molina cree lo mismo que el padre Román. “La verdad también espero que el resto de los obispos en algún momento, rompan este silencio al que la dictadura les ha sometido”, señaló.
El cuatro de agosto pasado monseñor Rolando Álvarez cumplió un año de su primer secuestro en Matagalpa, el que fue perpetrado por la policía de Daniel Ortega y que fue el comienzo de otros abusos que derivaron en un juicio a puertas cerradas y una sentencia inverosímil de 26 años de prisión por supuestos delitos políticos y por negarse a aceptar el destierro de su propio país.