El municipio de la Concepción en Masaya no logró recuperarse del ataque que inició hace algunos años. Grandes plantaciones fueron devastadas y de ellas, quedó una especie de cementerio de árboles de cítricos. Desde hace nueve años, habitantes del municipio de la Concha intentan sobrevivir con la cosecha de aguacate y pitahaya.
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Hace más de cinco años, Manuel Calero era uno de los mayores productores de cítricos del municipio de La Concepción, del departamento de Masaya. Tenía una finca modelo de diez manzanas de tierras con frondosos árboles de naranjas, mandarinas y limones. Pero ahora, eso solo es un recuerdo.
Cada año, al comenzar diciembre, vendía su cosecha a los comerciantes que abastecen con sus camiones los mercados de Managua y las ciudades vecinas. Todo iba bien, las plantaciones, la economía de Calero, la de sus trabajadores, hasta que el “Dragón Amarillo”, la plaga que ataca a los cítricos, devastó sus campos.
El insecto prácticamente aniquiló la mayoría de su plantación y en sus tierras, solo quedaron como huellas de tiempos de bonanza, los troncos secos de árboles, y unos pocos que aún están en pie y que se resistieron al ataque “del mal”. Estos, todavía dan una mínima cosecha.
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“Esta plaga provoca un amarillamiento de las hojas y al poco tiempo la muerte de los árboles. Produce una enfermedad que es devastadora, porque absorbe la savia del árbol. A nosotros solo nos quedaba ir podando las ramas que se iban secando, porque hasta la fecha, no hay ningún tratamiento para combatirla”, se lamenta Calero.
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ToggleMasaya Tierra de cítricos
Históricamente, La Concepción, un municipio del departamento de Masaya se conocía como la “tierra de los cítricos”, porque en cada patio del pueblo y en las fincas de las comunidades rurales, rebosaban los árboles de naranja y mandarina. La cosecha se daba durante los meses de diciembre, enero, febrero y marzo.
Lugareñas y lugareños, recuerdan que la producción de cítricos era una de las principales actividades económicas del pueblo, donde decenas de jornaleros trabajaban en labores de corte y traslado de la fruta a los mercados. Otros, se dedicaban a los trabajos de limpieza y asistencia de las plantaciones.
“Antes sobre la carretera Ticuantepe – La Concepción se observaban a muchas mujeres vender bajo enramadas los racimos de naranjas y mandarinas, porque abundaban estas frutas, pero ahora que la plaga destrozó los plantíos, ya son pocas las que se observan en esta actividad, durante los meses de producción”, remarcó la comerciante Julia Torres.
En la comunidad San Ignacio, los productores de cítricos intentaron combatir la enfermedad que científicamente se denomina Huanglongbing (HLB), aplicando al inicio diferentes agroquímicos, y hasta probaron con nutrientes orgánicos para fortalecer las hojas debilitadas, pero los intentos fueron en vanos. Al final, los campos cedieron ante la bacteria.
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“Nos llena de tristeza ver como en nuestras fincas, las arboledas de mandarinas y naranjas se nos fueron secando en pocos años. Con esta destrucción, perdimos nuestro medio de subsistencia que mantuvimos por muchos años, ahora son poco los árboles que nos quedan, dando una raquítica cosecha”, se lamenta el agricultor, Luis Toruño.
Plaga atacó también en Carazo
La Concepción era el municipio del departamento de Masaya que más territorio destinaba al cultivo de cítricos, con más de dos mil manzanas de tierra fértil las que producían unas mandarinas y naranjas jugosas, pero ahora, lugareños reconocen que es difícil conseguir limones hasta para preparar una buena limonada.
Eso elevó también los costos en los mercados tanto locales de ese departamento como los de afuera. Una docena de limones, llegó a alcanzar un precio de hasta 100 córdobas en los mercados del país.
“Santa Lastenia” es una de las fincas del municipio de San Marcos del departamento de Carazo que conservaba entre los plantíos de café, árboles de naranja y mandarina, pero desde hace más de tres años, la plaga envenenó los cítricos y también arrasó con esas plantaciones.
“Los técnicos agropecuarios recomendamos eliminar de inmediato las plantas enfermas, pero el trabajo era en vano, porque la plaga se propaga rápido a los árboles sanos. En poco tiempo, notábamos que las hojas verdes se deformaban, tomaban un color amarillo y los árboles que lograban cargar cosecha, botaban los frutos”, explicó el técnico Luis Padilla, agrónomo de profesión.
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“Gran parte de la cosecha de limón Tahití –agregó– era vendida a Walmart Nicaragua, pero desde que la plaga nos impactó, muchos productores dejaron de ser proveedores de esa importante cadena de supermercados”, señala con mucho pesar Padilla.
La plaga, llegó a tener una fuerte presencia en estas tierras hace más de seis años, atacando en su momento el follaje de las hojas de los árboles de limón, naranja y mandarina. Al comienzo, los productores recibieron asistencia para combatirla, utilizando agroquímicos y productos orgánicos, pero los esfuerzos no tuvieron ningún resultado, porque la plaga es letal.
Se sabe por ejemplo, que ha acabado con plantaciones completas en el Estado de La Florida, Estados Unidos y ataca de manera implacable en toda centroamérica, incluso hay países que han declarado la emergencia fitosanitaria, explica el especialista.
¿Cuándo llegó a Nicaragua el “dragón amarillo”?
En abril del 2010, el Ministerio Agropecuario y Forestal, bajo la dirección del exministro Ariel Bucardo, dispuso una serie de medidas fitosanitarias a nivel nacional para contener, controlar y evitar la diseminación de la plaga de los cítricos en el territorio nacional.
Estas medidas surgieron luego que las autoridades agropecuarias detectaron un foco de la enfermedad en el área del casco urbano de Bilwi, municipio de Puerto Cabezas, de la Región del Atlántico Norte (RAAN). Pero no pudieron contenerla y llegó al pacífico.
El “dragón amarillo” es una enfermedad de origen asiático que es causada por la bacteria candidatus liberibacter. El nombre oficial de la enfermedad es Huanglongbing (HLB), o también llamada de forma común como “dragón amarillo o envejecimiento de los cítricos”.
Los estragos causados por esta plaga en el municipio de La Concepción son evidentes. En el mercado “Ernesto Fernández” de la ciudad de Masaya, por ejemplo, desde hace más de tres años, los comerciantes aseguran que no llegan a vender su cosecha los camiones procedentes de ese poblado.
“En estos últimos años estamos comprando naranjas a los camiones procedentes de Río San Juan, así como de Costa Rica y Honduras, pero los productores de La Concha tenemos años de no verlos, porque sus cultivos fueron arrasados por una plaga”, comparte también con mucho pesar, la comerciante Ligia Hernández.
Más de 4 mil fincas
Datos oficiales reflejan que los departamentos de Masaya, Carazo, Granada, Managua y Río San Juan, son los principales productores de cítricos. El año pasado, se identificaron unas 4,750 fincas dedicadas al cultivo de la fruta.
En 2023 las autoridades agropecuarias registraron 1.3 millones de árboles de naranja con una producción de 466 millones de unidades, producidas en más de 5 mil manzanas. En el caso de las mandarinas se contabilizaron 230 mil árboles con una producción de 77 millones de unidades producidas en 974 manzanas establecidas en áreas compactadas de todo el país.