Un análisis realizado por un equipo de investigadores con datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) arroja luz sobre las desigualdades significativas que enfrenta la población nicaragüense residente en Costa Rica.
El estudio comparativo entre la población nicaragüense y la costarricense, que abarca desde el 2017 hasta el 2023, identifica brechas marcadas en empleo, educación, vivienda y pobreza. Estas cifras indican la urgencia de iniciativas para mejorar las condiciones de vida y oportunidades de esta población migrante.
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ToggleMigrantes nicaragüenses en Costa Rica: Aporte fiscal positivo pero prevalece la informalidad
Natalia Díaz, Asociada de Comunicación de ACNUR, subrayó la importancia de este análisis y compartió algunas cifras contextuales de 2024, destacando que Costa Rica tiene,” la segunda proporción más alta de población nacida en el extranjero en Latinoamérica”, con un 10% de la población migrante y refugiada, de la cual el 80% es de origen nicaragüenses.
Añadió que, el impacto económico de está población es significativo, pues su contribución directa al PIB alcanza un “6.5% un aporte superior al de otras economías emergentes” aunque el aporte fiscal de la población migrante es positivo enfrentan desafíos con alta informalidad y bajos salarios, lo que limita el acceso a de derechos fundamentales concluye la representante de ACNUR.
En el ámbito laboral, aunque la tasa de ocupación es más alta entre los nicaragüenses ( 5 puntos porcentuales superior), la informalidad es un reto persistente. “ Las tasas de formalidad laboral son significativamente más bajas para las personas nicaragüenses en comparación con las personas costarricenses” destaca el estudio. Esta situación afecta la estabilidad y acceso a beneficios laborales básicos, lo que incrementa la vulnerabilidad de las y los trabajadores nicaragüenses.
Retos de migrantes nicaragüenses en Costa Rica
Por otro lado, el análisis expone una alarmante disparidad de los ingresos. El salario promedio por hora de un trabajador nicaragüense representa tan solo el 65% del salario de un costarricense. Aun considerando factores de ajuste como “características personales y del lugar de trabajo similares”, la diferencia se reduce sólo al 14% manteniéndose como una clara desventaja económica para los nicaragüenses.
La situación es igualmente preocupante en el acceso a la educación. Los nicaragüenses menores de 24 años muestran menores tasas de participación en educación formal en comparación con sus pares costarricenses. Los motivos de esta diferencia varían según el género; en el caso de las mujeres “ los motivos de cuido son la justificación principal para no acceder a la educación o empleo” , mientras que para los hombres se destacan “motivos laborales” relacionados con la necesidad económica.
Con respecto a las condiciones de vivienda y aseguramiento, la población nicaragüense también enfrenta obstáculos adicionales. Según el informe “ los hogares nicaragüenses presentan un menor porcentaje de viviendas en buen estado” y las personas no aseguradas representan un porcentaje notable mayor dentro de esta comunidad. Estas condiciones dificultan su acceso a servicios de salud y un entorno habitacional adecuado.
La investigación señala que los hogares nicaragüenses experimentan tasas de pobreza significativamente más altas, exacerbadas tras la pandemia.
Persistente brecha de pobreza entre hogares Nicaragüenses y Costarricenses
La investigadora Daniel Córdobas enfatizó que las tasas de pobreza entre los hogares nicaragüenses y costarricenses siguen mostrando importantes disparidades. “ A finales de 2023, la tasa de pobreza extrema en hogares nicaragüenses fue de 9.5%, comparada con un 5.6% en hogares costarricenses, lo cual refleja una brecha persistente y creciente desde la pandemia…”
Cordobas destacó el efecto el efecto limitado de las transferencias públicas en la reducción de la pobreza nicaragüense: aunque el 13.6% de los hogares nicaragüenses recibe becas y apoyos, comparado con un 9.4% de hogares costarricenses, el impacto total en la pobreza es significativamente menor. Las transferencias ayudan a reducir la pobreza en 2.4 puntos porcentuales entre hogares costarricenses, mientras que para los nicaragüenses el efecto es de sólo 0.9 puntos porcentuales.
El informe liderado por Daniela Córdoba ∙ Sebastián Alpízar ∙ Shirley Álvarez ∙ María José Sauma ∙ Esteban Huang∙ Luis Oviedo ∙ Juan Robalino, aporta datos claves para entender las condiciones de vida de la población migrante nicaragüense en Costa Rica. Las conclusiones sugieren que para promover una mayor equidad, Costa Rica necesita avanzar en políticas que garanticen acceso igualitario a empleo formal, salud, vivienda para toda la población.