El Día de la Madre Nicaragüense, celebrado el 30 de mayo, es una fecha profundamente emotiva. Sin embargo, en los últimos años, esta celebración se ha visto marcada por el dolor y la separación debido al exilio de muchas personas nicaragüenses.
La situación política y social que ha vulnerado al país desde 2018, ha forzado a innumerables familias a vivir separadas, con madres y padres en Nicaragua y sus hijas e hijos en otros países, buscando seguridad, libertad y un futuro mejor.
Yo tengo a mi madre y vivo a kilómetros de distancia, no la puedo ver seguido, y estoy segura que sufre; pero ahora ella tiene otra realidad con uno de sus hijos en el exilio y a sus nietecitos.
Estoy segura que la distancia que separa a una madre de sus hijos es triste; pero el exilio de un hijo es desgarrador. Sin embargo la distancia física no disminuye el amor ni el vínculo maternal.
Nunca creí que las vidas de nuestra familia cambiarían radicalmente, somos una familia pequeña. Ya soy madre y estoy en la etapa de ver como se me han crecido mis hijos que antes dependían totalmente de mí. Aún disfruto de los actos de la madre, de verles su carita de emoción al verme presente en sus actividades de colegio; pero el presente y el futuro del país me atemoriza, tengo miedo de separarme de mis hijos, siento que no estoy preparada.
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ToggleEl exilio: dolor en el Día de la madre
La realidad de mi madre a sus casi 60 años es otra, ella es de las que han quedado en Nicaragua enfrentando incertidumbre y con su característica fortaleza, siguen adelante enfrentando la vida cotidiana tomando fuerzas en oraciones con la esperanza de un reencuentro con sus hijos en casa.
En este escrito quiero compartir algunos sentimientos de mi madre cuando mi hermano se exilió, por el contexto represivo a raíz de la crisis sociopolítica del 2018.
“Me quede con el corazón en la mano, pero sabía que era lo mejor para él, necesitaba estar seguro.” dice al recordar ese momento.
A mi madre le hace falta las visitas sorpresas de mi hermano, escuchar sus buenos días con esa voz en tono simpático que lo caracteriza.
“Quisiera tenerlo en casa, con sus risas, sus bromas (…) que se haya ido es uno de los momentos más duros de mi vida.” manifiesta.
“Cada llamada y mensaje que me hace es un tesoro para mí. Aprecio mucho poder aunque sea escuchar su voz” dice y asegura. “El exilio no solo afecta a quienes se van, sino también a quienes se quedan. Estoy segura que no es fácil para él estar lejos de su familia y su tierra, por eso cada día rezo para que esté bien, porque no le falté nada .”
Hoy se conmemora el sacrificio de muchas madres, que en el contexto de la crisis en Nicaragua, se han convertido en pilares fundamentales de apoyo para su familias, manteniendo viva la conexión emocional con sus hijos en el extranjero.
Celebración a distancia
En otros tiempos el golpe era más fuerte, hoy gracias a las videollamadas, los mensajes en redes sociales son las formas de expresar el amor a distancia.
Qué no habría dado mi abuelita quien ya falleció de poder haber tenido esa oportunidad de comunicación allá a inicio del año 2000, cuánto dolor se habría evitado de poder tener una videollamada son sus hijos migrantes.
Ahora que gozamos de estos privilegios, aunque la tecnología no puede reemplazar la presencia física, si ofrece la ayuda para mantener viva la relación y compartir momentos especiales, aunque sea a la distancia.
Aunque las canciones de esta festividad suenen con alto parlante y logren inundar de nostalgia sus corazones, quiero decirles que no están solas. Es cierto que la distancia puede ser cruel, pero el amor de una madre es más fuerte que cualquier frontera.
La resiliencia de la madre nicaragüense no solo se manifiesta en la capacidad de sobrellevar la separación, sino también en la valentía de criar a sus hijos en medio de la adversidad.
De madre a madres deseo que mantengan la fe, y encuentren fuerzas en los bellos recuerdos y sigan luchando por sus familias. Nuestros hijos necesitan saber que estamos bien, que somos fuertes y que siempre los esperamos con los brazos abiertos.