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A uno de los religiosos se le disparó la presión arterial al verse rodeado de civiles armados y a otro le arrebataron con grosería el celular dentro del templo. Familias esperaron tener noticias hasta la medianoche de este domingo, pero siguen “desaparecidos”.
Por: Intertextual/ Voces en Libertad/ contacto@intertextualcr.com
Con dolor e impotencia, así describen que se vivió el secuestro de los sacerdotes de parte de la dictadura, feligreses católicos de San Juan del Río Coco, y Jalapa. Vieron como civiles armados, los esposaron y se los llevaron sin explicar motivo alguno.
“Son sacerdotes, ¡por Dios!, no son delincuentes”, dijo todavía nerviosa doña Ana, que asegura no vio estas cosas ni en los años más crudos de la represión de Anastasio Somoza. “Son excesos, no respetan nada, es gente desorientada”, criticó.
Este domingo, los feligreses confirmaron cada quien desde sus municipios, que los sacerdotes católicos Julio Ricardo Norori de la parroquia San Juan Evangelista de San Juan del Río Coco de Madriz e Iván Centeno, de la parroquia Inmaculada Concepción de María en Jalapa, Nueva Segovia fueron secuestrados cuando apenas terminaban sus oficios religiosos.
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Otro secuestro reportado fue el del padre Cristobal Gadea, párroco de la Iglesia Nuestra Señora de la Merced de El Cuá, Jinotega. La versión de varios feligreses es que el religioso fue interceptado al finalizar su misa y cómo pidió explicaciones sobre los motivos del abuso, fue golpeado. Se informó también del secuestro del padre Eric Ramírez Velázquez de la iglesia Cristo Rey de Telpaneca, de Madriz, pero feligreses han informado que se encuentra libre.
Dos de los curas secuestrados por órdenes del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, pertenecen a la Diócesis de Estelí, cuyo administrador es el Obispo de Matagalpa Rolando Álvarez, secuestrado por la dictadura y condenado a 26 años de prisión en un juicio sin defensa y en el que el mismo dictador, se confesó públicamente responsable al asegurar que la exagerada condena, fue porque el religioso, no aceptó el destierro al que quería obligarlo como lo hizo con 222 presos políticos en febrero de este año.
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Toggle“Ira en el pueblo ” contra la dictadura por el secuestro de sus sacerdotes
Don Marcos, que asiste todos los domingos a misa junto a su esposa y sus nietos, condenó lo que él considera un abuso. “Esto no debería pasar, ¿No es que el señor Ortega y la señora Murillo son católicos? Si es así, saben que esto que hacen es pecado contra la iglesia y que viene castigo. Aquí nadie se va sin pagar y el que se vaya así, es porque las cuentas las va a cobrar el de arriba, cara a cara”, comentó.
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Don Marcos dijo que el dictador “jocha al pueblo”. “La gente se esta cansando y a veces el hombre que manda cree que porque tiene el poder, el látigo, las pistolas, hay miedo…no, no, uno se detiene por los chiguines para que no sufran más, pero esa gente provoca la ira del pueblo y un día va a ver…hace años cayó uno igual, el Somoza”, sentenció.
En tanto, la iglesia que dirige el padre Centeno en Jalapa pidió en sus redes sociales oraciones por la parroquia y por los sacerdotes detenidos, igual que lo hizo la del padre Julio Ricardo Norori.
“Hoy a las 6:20 de la tarde, terminábamos la santa misa y el padre siempre sale a despedir a su feligreses cuando un grupo de gente armada y policías le pidieron que entrara, después le dijeron que estaba detenido y que iba a una entrevista a Somoto. Y ya no volvió”, relataron. Varios feligreses todavía esperaban tener alguna noticia del religioso a la medianoche de este domingo, pero les fue imposible.
“¿Son delincuentes acaso?”, preguntan
En el municipio de San Juan del Río Coco de Madriz, los católicos vieron antes de finalizar la misma a un fuerte grupo de antimotines que rodearon la parroquia. Al finalizar, gente de civil, pero armados, salieron al encuentro del religioso.
“Le quitaron su celular. El padre les pidió que lo dejaran tomar su pastilla de la presión pues se sintió mal. Fue montado en un vehículo particular y llevado a la policía. Luego fue trasladado, imaginamos a Managua, en vehículo de la policía, esposado” contaron. “¿Qué es eso?¿Acaso son delincuentes? Los delincuentes son otros”, reclamó una catequista.
En el caso del padre Iván Centeno, testigos contaron para este reporte que el religioso terminó de oficiar la misa a eso de las 5:20 de la tarde y la policía del régimen lo esperó para secuestrarlo y llevárselo. Este lunes su paradero también era desconocido.
Los feligreses también rezaron en sus hogares por la vida del religioso. “Él dio la bendición y el coro se quedó con el último canto. La gente comenzó a salir y terminando la misa, ellos lo agarraron en las afueras del templo, toda la gente que presenció el momento cuando se lo llevaron. Quedaron encendidas en llanto, esto es muy triste”, señaló una ciudadana de este municipio.
Secuestros de sacerdotes por la dictadura al finalizar las misas
La dictadura de Daniel Ortega recientemente secuestró también al padre Osman Amador, después de oficiar una misa en la catedral Nuestra Señora del Rosario en Estelí y hasta el momento se desconoce el lugar donde lo tienen.
Esto ocurre, después de que en mayo, también fueran secuestrados los sacerdotes Pastor Rodríguez Benavides también de Jalapa y el padre Leonardo Guevara quien en ese momento estaba a cargo de la catedral Nuestra Señora del Rosario de Estelí.
La dictadura de Daniel Ortega mantiene férrea persecución contra la iglesia católica no solo secuestrando a sus pastores, entre ellos el obispo de la Diócesis de Matagalpa y Administrador Apostólico de Estelí, monseñor Rolando Álvarez por temas políticos, los acusa de cometer delitos comunes, les roba sus bienes anulando sus oenegés, ha intervenido cuentas bancarias de sacerdotes y parroquias y hasta a ordenado ataques armados como los perpetrados a templos como la Divina Misericordia de Managua y el de Jesús de la Caridad de La Trinidad, Estelí.
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Otro lamentable episodio perpetrado por los fanáticos del régimen, fue la quema de la imagen de la Sangre de Cristo en Catedral de Managua y las frecuentes profanaciones de los templos. “Está claro que la represión no cesa”, dijo la investigadora Martha Molina, que calificó esta nueva redada de secuestros contra sacerdotes católicos por la dictadura, como una noche de “cuchillos largos” para la iglesia.