Cada 24 de septiembre, la Diócesis de Matagalpa conmemora a su patrona bajo la advocación de la Virgen de la Merced. Esta festividad solía celebrarse con una misa solemne presidida por el obispo y concelebrada por el clero diocesano. Después de la eucaristía, una multitudinaria procesión recorría las principales calles de Matagalpa, acompañada de bandas rítmicas, culminando en la Catedral San Pedro.
Sin embargo, desde 2020, esta tradición ha cambiado drásticamente. La última gran procesión tuvo lugar en 2019, ya que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo prohibió las procesiones y celebraciones religiosas fuera de las iglesias, en un claro acto de represión contra la libertad religiosa en Nicaragua.
En agosto de 2022, la situación empeoró cuando la dictadura encarceló al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez. Desde entonces, las festividades se han vuelto más discretas, y este año se celebró sin la presencia del obispo por segundo año consecutivo. Además, casi el 50% del clero de la diócesis está exiliado debido a la persecución.
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ToggleUn legado de fe bajo vigilancia
Freylin Moreno Ponce, un laico desterrado por la dictadura, recuerda con nostalgia cómo se vivían estas celebraciones antes de la represión. «Participaba con fe, gozo y alegría de la Santa Eucaristía y la procesión por las principales calles de nuestra ciudad con la imagen de la Virgen de la Merced. La última procesión que vivimos fue en 2018», comenta con pesar.
Para muchos católicos de Matagalpa, la represión ha transformado su fe en una experiencia dolorosa. «Ser católico y participar en procesiones es prácticamente un delito. Nos sentimos vigilados y no podemos decir nada porque nos pueden arrestar», comentó una joven feligresa, bajo condición de anonimato, a Intertextual.
Este año marca el centenario de la Virgen de la Merced como patrona de la diócesis. Sin embargo, para muchos fieles, especialmente los que están fuera del país, esta fecha está cargada de tristeza. «Me han quitado todo, incluso el derecho de estar en mi país y practicar mi fe», lamenta Douglas Torrez, un joven exiliado.
La Iglesia Católica bajo ataque
La Diócesis de Matagalpa, conocida por sus grandes celebraciones en honor a la Virgen de la Merced, ha visto cómo el régimen Ortega-Murillo ha bloqueado la libertad religiosa. Moreno recuerda con melancolía el tradicional saludo de las bandas de guerra el 15 de septiembre y la visita de la imagen de la Virgen a los barrios y parroquias.
Actualmente, la diócesis está sin obispo, ya que monseñor Álvarez sigue encarcelado, y muchos sacerdotes y laicos han sido perseguidos y exiliados. La mayoría de los católicos matagalpinos ahora viven esta solemnidad desde el exilio, conmemorando de forma virtual.
«Hoy, muchos laicos, sacerdotes y nuestro obispo vivimos la nostalgia de no poder estar en nuestra diócesis para celebrar a Nuestra Señora de la Merced», expresó Freylin. «Me uno a las transmisiones por redes sociales de las eucaristías celebradas en nuestra catedral, rezando por la libertad de nuestro pueblo y por los cautivos en las cárceles del régimen».
Freylin también aprovechó para pedir la liberación de prisioneros políticos, como la doctora Carmen Sáenz y la licenciada Lesbia Gutiérrez, ambas detenidas por su labor en la curia episcopal. Hasta ahora, no se ha brindado información sobre su estado.
Denuncias ante la comunidad internacional
Organismos internacionales han denunciado la persecución religiosa que sufren los laicos y sacerdotes en Nicaragua. El régimen de Ortega y Murillo ha prohibido procesiones y otras festividades religiosas en diversas parroquias, intensificando la represión contra la Iglesia Católica.