En los últimos meses del 2024, Nicaragua ha sido testigo de tres crímenes de crímenes de odio, que han sacudido a la sociedad y han dejado una cicatriz profunda en la población, con duelos que para familiares y amistades de estas y estos no son fáciles de superar.
Estos actos atroces, dirigidos principalmente hacia la comunidad LGBTQA+, nos exigen una atención urgente y un análisis crítico por parte de la sociedad y, especialmente de los medios de comunicación y políticos en búsqueda o que ostentan el poder.
El vacío de Dereck José Gómez Tijerino, de 22 años se siente, en su trabajo, sus amigos y familias, pero en una sociedad que se estremeció, por un suceso que los hechos revelan la saña con la que se cometió, Teresa Martínez ya no baila en las calles, alegrando la tradicional Gigantona, Jasuhara Bronx Dixon ya no podrá mostrarnos sus pasarelas y no podrá seguir apoyando sus hermanas trans, tres muertes violentas que nadie le presta la atención que realmente merecen.
La primera reflexión que surge, es la alarmante frecuencia con la que estos crímenes de odio se están perpetrando en el país, tres en solamente dos meses, también la falta de respuesta de las «autoridades» en Nicaragua, y de la misma Procuradora Especial de la Diversidad Sexual en manos de Samira Montiel, quien no solo no hace nada, sino que guarda silencio y baja la cabeza ante sus jefes del Carmen.
Pero también la falta de contundencia de grupos opositores políticos en búsqueda del poder y de las mismas organizaciones defensoras de defensa de derechos humanos o las que se auto nombran de diversidad sexual, que no hacen ni dicen nada, esto nos debe hacer pensar si realmente le estamos dando protagonismo a quienes más adelante solo serán nuestros agresore.
Un aspecto particularmente preocupante es la polarización política, que a menudo eclipsa la discusión sobre los crímenes de odio en Nicaragua. En lugar de centrarse en la condena unánime de estos actos inhumanos, la atención se desvía hacia temas políticos, que no solo desvían la atención, sino que también contribuyen a la polarización de la sociedad. La ceguera política no puede ser una excusa para minimizar la gravedad de los crímenes de odio; es imperativo que la sociedad se una en contra de la intolerancia y la violencia.
Resulta evidente que, en lugar de abordar y combatir la discriminación, algunos sectores conservadores de la política y sociedad civil y actores seudo lideres políticos nicaragüenses, que prefieren desviar la atención hacia cuestiones políticas, que solo contribuyen a perpetuar la impunidad y el sufrimiento de la comunidad LGBTIQA+.
Es crucial que la sociedad nicaragüense se enfrente a esta realidad incómoda y exija un enfoque claro y decisivo, a las y los políticos sea quienes sean, en contra los crímenes de odio, sin permitir que sus agendas políticas nublen la visión de la verdadera gravedad de la situación, sin que permitamos el «salgamos de Ortega y después hablamos de estos temas», en Intertextual estamos claras y claros que ese después, puede ser nunca.
Tres casos recientes, que podríamos denominar como «crímenes de odio», tres asesinatos de personas de la diversidad en 2023, más de 80 denuncias de agresiones en 2023 que refleja el observatorio de agresiones a la comunidad LGBT de La Corriente, casos que han dejado a la población atónita y con un sentimiento de vulnerabilidad que no puede ser ignorado. Sin embargo, la pregunta que debemos hacernos es ¿los medios de comunicación nicaragüenses están brindando la visibilidad adecuada a esta problemática?
Lamentablemente, la respuesta parece ser negativa. La cobertura mediática de estos crímenes ha sido insuficiente y, en algunos casos, sesgada y con tintes de odio, no podemos tolerar leer un 100% Noticias nombrando a Teresa con un nombre que no era el que la identificara, o a medios oficiales como Radio Ya haciendo mofa de los asesinatos, y quienes intentamos hacer las cosas distintas carecemos de recursos.
Tal parece que no estamos viendo que la falta de atención a los detalles y la escasa profundización en las raíces de estos actos violentos contra las personas de la diversidad sexual, pueden contribuir a la perpetuación de la discriminación y la intolerancia, así como la normalización de estos actos de violencia que no son nuevos en nuestro país, pero que ahora con mayor frecuencia.
Es fundamental que los medios de comunicación asumamos la responsabilidad de informar de manera ética y completa en estos temas, proporcionando un contexto que permita a la audiencia comprender la gravedad de la situación, que nos quitan vidas de amigas, hermanas, familiares y conocidas o conocidos en nuestro país.
Llamamos la atención a directoras y directores, así como sus editores y editoras, a tomar con seriedad y ética los temas, que hoy nos arrancan vidas de compañeras en su mayoría Trans, la investigación o retomar el tema una vez cada año, no es suficiente para lograr la sensibilización de una población, que sumerge a una parte de esta en la discriminación y la violencia.
Es imperativo que la sociedad nicaragüense y los medios de comunicación asuman una postura más firme y comprometida frente a los crímenes de odio. El respeto a la diversidad y la condena unánime de la violencia deben prevalecer sobre cualquier agenda política. Solo a través de un esfuerzo conjunto y una atención mediática responsable, podemos esperar avanzar hacia una sociedad más inclusiva y justa para todas y todos.
Desde Intertextual estamos claras y claros de cual seguirá siendo el papel de nosotros como medio que apuesta por el respeto de todas, todos y todes en Nicaragua y la región, pero como directoras y directores, como editores y editoras, como políticas y políticos, como sociedad debemos preguntarnos ¿queremos un cambio real en Nicaragua o solo queremos una Nicaragua sin Daniel Ortega?
Dirección Intertextual.