El trabajo de un artista es muy importante, ayudamos a que las emociones de las personas puedan florecer y verse a ellas mismas... El artista logra que la persona se vaya un poco más tranquila a casa. Por eso es necesario que haya artistas. Carlos Hernández, artista nicaragüense.
Las historias son parte de la vida cotidiana de las personas, las leemos en los periódicos, revistas, en libros, o surgen de manera espontánea en tertulias familiares o de amistades. Definitivamente las historias, le gustan a todo mundo, en especial a la niñez.
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Inter Textual, esta vez hablo con Carlos Hernández un joven nicaragüense de 31 años, ingeniero en Recursos Naturales, que descubrió su pasión por el arte de contar cuentos, conozcamos un poco de su vida.
Para Hernández, todo empezó, como una curiosidad de niño, cuando llego a la Universidad Agraria, a estudiar la carrera de Recursos Naturales, no se imaginó que ahí encontraría la brújula de su vida, dedicarse a las artes escénicas, primero ingresó a un curso de teatro, donde también impartían varias disciplinas culturales. Pero uno de los trampolines para agarrarle gusto a su creciente pasión artística fue incursionar con la agrupación de teatro Guachipilín.
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“Cuando estaba haciendo la tesis me salí de teatro en la U y me metí a hacer un curso de títeres con Guachipilín, la agrupación más reconocida que hace títeres en Nicaragua, pasé con ellos varios años estudiando títeres, aprendí él cuenta cuentos o la “narración oral escénicas” y con ellos aprendí la producción de arte, todo el proceso de producción de una obra, desde limpiar el piso donde vas a ensayar, y desde ponerte a cobrar las entradas en la puerta de un local, ir a entrevista y como hacer la producción artística de la obra hasta llevarla a escenas” comenta el joven artista.
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Carlos supo que su decisión era la correcta porque además es lo que lo apasiona, viendo el ejemplo de la agrupación Guachipilín “se han preocupado por decirles a sus estudiantes de que del arte se puede vivir, porque ellos lo hacen, desde hace más de 40 años han logrado sobrevivir del arte”, asevera.
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Una de los momentos más memorables de Hernández es cuando crearon en alianza de tres jóvenes para producir la obra “Maíz Pujagua”. “En Nicaragua estuve en Experimental Maraña, con ellos creamos cosas muy locas y muy bonitas, pero también me alíe con otros artistas que hacían solo teatro sin títeres y me acuerdo que la primera obra que creamos por una de esas alianzas se llama “Maíz Pujagua” una obra escrita por Dorling López interpretada por Kenia Martínez, mi persona y la misma Dorling,” comenta muy orgulloso.
La presentación de la obra «Maíz Pujagua”, fue como los grandes artistas, anduvieron de gira por muchos territorios de Nicaragua y también en Honduras, en distintos espacios y con diversidad de público.
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ToggleTrayectoria e interés
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Desde hace unos 12 años Carlos Hernández, trabaja en Artes escénicas, haciendo teatro con títeres y así descubrió el talento de contar cuentos, un gran aliado para acercar a los niños y niñas a la literatura y la lectura. Nada es comparable con la recreación que permite la narración de un cuento y el modo en que captan niñas y niños, se emociona Carlos al preguntarle qué público prefiere.
“Nunca he dado un taller para niños, la formación de niños, niñas y adolescentes no es mi fuerte, pero si trabajo para la niñez, tengo facilidad de interactuar con ellos y ellas”.
Según el artista, la niñez es el público con el que más le gusta trabajar, además que proponen que el público haga sus propias conclusiones al final de la obra. “es necesario brindar un entretenimiento sano, divertido, no moralizante ni pedagógico, porque pensamos que el arte tiene varias funciones y no es necesario ponerle nombre especifico a la función “el arte que yo hago no busca que la gente se dogmatice, sino que la gente tome decisiones en base a su propio criterio” por eso es que el arte es perseguido.
Las relaciones familiares son su principal tema en el plató de sus obras, manifiesta. “Una de mis necesidades dentro del arte, es que las generaciones se miren que los jóvenes, adultos y niños nos miremos y platiquemos. Tengo la necesidad de que se hable de la familia, porque, siento que a veces en nuestras culturas a los adultos nos gusta que los niños tomen nuestra estafeta y pensar desde ahí es muy jodido”, asegura.
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Téngase presente que la realidad que vive el niño es diferente de la del adulto y que sus necesidades y dificultades se resuelven de otra manera, diferente, en parte por medio de la fantasía que aportan los cuentos. Cada final feliz, para ellos supone la integración de un problema interno; miedo a ser abandonado, celos de su hermano, angustia … Los cuentos les presentan personajes sobre los que proyectan sus esperanzas y miedos, angustias y ansiedades, y que les ofrecen soluciones para sus problemas. Es probablemente ese poder de trasmitir una solución a estas situaciones las que han abrigado a Carlos en este mundo de contar cuentos, y convertirlo en su estilo de vida.
El cuento no se elige ,el cuento te elige
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El escuchar un cuento te puede transmitir ganas de llorar o reír, “al final te sentís impactado por la historia, ese es como el clip que hago yo con esa historia y digo me gustaría contarlos, eso me pasa primero en el tema de la elección, es sencillas palabras el cuento no se elige, el cuento te elige”, asevera Hernández.
Los cuentos son importantes porque te dice la verdad a través de una historia. Como artista Carlos tiene la necesidad política de hablar de las relaciones de familias, de las contradicciones en el núcleo familiar, expresa “necesitamos hablar de los momentos que la embarramos y en otras que somos felices, hay que buscar como construir una sociedad más sana.”
Viviendo el arte desde Costa Rica
“Rebrote Artes Escénica” es el colectivo que fundo Carlos Hernández en Costa Rica, explica » es una metáfora de ser una planta que fue cambiada de sitio y que tuvo que volver a enraizar en otro lugar y en ese proceso estamos rebrotando, estoy rebrotando, para luego dar flores y frutos en este nuevo lugar”.
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Es un cambio dramático de vida cuando ya se es mayor de edad con una profesión y un trabajo, dejarlo todo, para empezar de nuevo en otro lugar no es nada fácil, así lo comentan muchas personas cuando emigran a otros países, en especial donde no tienen familias cerca.
Por su parte Carlos dice: “he sido privilegiado, me he encontrado con personas muy buenas que quieren apoyar a los migrantes”. El joven ha recibido mayor ayuda de costarricense de lo que se siente afortunado, le han conseguido trabajo e incluso lo han asesorado para entender la cultura. “He puesto de mi parte a entender el ecosistema cultural. Si yo quiero vivir del arte aquí o en la Conchinchina tengo que entender que el arte está inscrito en la cultura y tengo que entender la cultura del pueblo que me recibe para poder hacer arte” por ejemplo cuales son las necesidades temáticas de esa gente” explica.
Añade “siento que he vivido xenofobia, también considero que los nicas somos xenofóbicos, los nicaragüenses somos un poco prejuiciosos con los costarricenses” de hecho recalca ha recibido más apoyo de costarricenses que de nicaragüenses.
¿Fue difícil decirle a la familia que dejarías tú profesión para ser cuenta cuento?
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R/ “Soy Ingeniero en Recursos Naturales, vos sabes que coronar una carrera universitaria en Nicaragua es demasiado duro, vengo de un Instituto público y de mi graduación solo cuatro personas accedimos a estudios superiores a la universidad y de esas cuatro solo tres nos graduamos, de un aula que tenía 45 estudiantes » rememora Carlos.
Estudiar es un privilegio, según el joven artista por la situación en Nicaragua, y las pocas oportunidades queda “la responsabilidad que vos tenes como persona dentro de una familia, es estudiar una carrera y de trabajar en tu carrera.” Bajo ese concepto a Carlos le fue difícil convencer a su familia que lo que él había decidido hacer es arte y que puede sobrevivir de ella.
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Hablar con su papá y mamá ha sido difícil, porque por lo general los padres siempre tienen la razón, de ahí la temática familiar en sus repertorios de cuentos plantea Hernández. “Siempre me ha costado hablar con ellos, y precisamente por eso creo que hablo con la familia, hablo mucho de dialogar, porque a veces cuesta hablar con la familia, porque la familia es una autoridad que a veces es coercitiva, esa autoridad es la que tiene la razón. A mí me ha resultado difícil y se los he dicho muchas veces, y en vez de desgastarme diciéndoselos, he depositado mi energía haciéndolo.”
¿Se puede sobrevivir contando cuentos?
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«Es un camino más difícil para la sobrevivencia, no te lo voy a negar. A veces es un trabajo que podría ser mal visto, mal pagado», resalta el joven artista.
«Pero a mí me ha servido para generar ingresos alrededor de lo que hago como artista, dedicarme no solo a estudiar arte, sino también gestión de negocios, cursos de administración, cursos de autogestión cultural, porque pienso que el artista puede generarse su propio empleo, buscando como aplicar a proyectos, aplicar a fondos culturales, identificar qué mercado podría tener. Al fin y al cabo, el arte es un producto y un servicio que alguien puede estar necesitando».
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Siempre que me preguntan del arte y la sobrevivencia yo digo “es un trabajo que se cobra, porque yo me dedico a esto, igual como se dedica un ingeniero a estudiar a investigar y a meterle tiempo a su trabajo. El arte lleva esfuerzo, estudio y mucha investigación”, aclara.
Momento satisfactorio lejos de Nicaragua
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El que decide dejar su casa, su país, debe iniciar de cero, cuando Carlos Hernández llego a Costa Rica, así fue empezó de cero, pero recargo energías con una beca. “En el año 2020, hubo un fondo que se dio a personas migrantes de parte del Ministerio de Cultura y Juventud de Costa Rica y aplicamos un compañero y yo y lo ganamos y logramos escribir un guion de teatro con ese fondo que era una beca”.
Además, comenta Logró construir un escenario de títeres que es ensamblable gracias a una alianza que es una artista que vive en Irlanda y además adquirió por pago una máquina para sus trabajos, “tengo una máquina de coser nueva, le hice dos títeres a esa persona y de pago me dio una máquina de coser este momento me brindo la oportunidad de empezar de nuevo y rebrotar en un país que no es el mío, creo que es mi momento cumbre en lo que va de mi vida”, cuenta satisfecha.
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Los cuentacuentos han existido desde siempre con diferentes nombres. Los aedos y rapsodas de la Grecia antigua, los trovadores y juglares durante la edad media, y los contadores de Kamishibai japoneses en la década de 1920, son algunos de los tipos de cuentacuentos que podemos encontrar prácticamente en todas las culturas. Así que el oficio que Carlos escogió no es algo sacado de la manga es un arte que se practica desde tiempos antiguos, con modificaciones más creativas.
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A mis 31 años de edad he escuchado muchos ¡no se puede!, sin embargo, a la gente le gusta ir a teatro y reírse o llorar. El trabajo de un artista es muy importante ayudamos a que las emociones de las personas puedan florecer y verse a ellas mismas y puedan llevarse algo a casa llevarse una reflexión, un desahogo, el artista logra que la persona se vaya un poco más tranquila a casa. Es necesario que haya artistas, reflexiona Hernández.
A quienes no han tomado la decisión de subir a tarima y sacar el artista que llevan dentro, Hernández aconseja.
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“Si vos tenes ganas de contar una historia, de cantar, de tocar un instrumento si tenes ganas de ser artista, debes probar, hacerlo, dejar de observar. Has pasado mucho tiempo viendo lo que te gusta, pero hay que darse la oportunidad de hacerlo, de vivirlo … Hay que vivirlo para saber primero si es lo que te gusta, y si sientes que eso hace que tu corazón se mueva, dedícate a ello”.