Superiores religiosos no han informado del caso. Saben que tenía a su mamá enferma, pero también que Migración y Extranjería del régimen “les pisa los talones”.
Por: Intertextual/ Voces en Libertad/ contacto@intertextualcr.com
El sacerdote de origen español Jesús María Palma, atendía dos iglesias en la ciudad de Jinotega; una era la parroquia San Isidro Labrador en el barrio la curva y la otra, la parroquia Santa Ana, en el barrio Carlos Rizo. Recientemente ha tenido que dejarlas y abandonar el país.
Hasta esta hora, los feligreses no han recibido una clara explicación, ni de parte de los superiores del religioso, ni de autoridades de gobierno, aunque estos últimos, no suelen informar cuando han decidido la expulsión de algún misionero catolico, como ha ocurrido en decenas de casos anteriores desde que el régimen de Daniel Ortega, le ha declarado la guerra a la Iglesia Católica.
No obstante, la ausencia del cura ya se empieza a sentir en las comunidades. Palma también era el director del Camino Neocatecumenal que siguen las reglas del fundador de ese movimiento espiritual del catolicismo, el español Franciso José Gómez Argüello Wirtz. Dedicó veinticinco años de su ministerio a esa obra en la diócesis de Jinotega.
¿Por qué se fue?
En las comunidades, las razones de su salida del país no han sido explicadas en detalle. La feligresía maneja dos versiones al respecto; la primera es que al ser de origen español el régimen orteguista “lo amonestó con relación a su residencia y estadía” y la segunda, es que se fue porque su mamá está enferma y pidió una licencia para estar a su lado.
“Cualquiera que fueran los motivos, es lamentable porque hacía un buen trabajo para la comunidad. Es una lástima, si no fue expulsado, alimentamos la esperanza de su retorno”, dijo una comunitaria que tiene diez años de conocer al religioso.
“Es un sacerdote carismático, ya no estará con su comunidad y la feligresía se siente muy triste y lamentan que el padre se haya marchado, pues se había ganado el corazón de la feligresía jinotegana”, dijo otro ciudadano católico de la zona.
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¿Diócesis de Jinotega se queda sin sacerdotes?
El 12 de febrero del corriente año, el padre Damián Muratori de origen italiano, oró durante la celebración de la Santa Misa por la libertad de monseñor Rolando Álvarez, secuestrado por el régimen desde agosto de 2022 y condenado a 26 años de prisión en febrero de ese año por supuestos delitos políticos.
Muratori apenas había terminado los oficios religiosos, cuando llegó personal de la Dirección de Migración en una camioneta a entregarle una cita para que se presentara a Managua. Desde entonces nadie lo volvió haber y solo se supo por una nota que publicó el régimen, que lo acusaban de una supuesta agresión sexual y por lo que supuestamente lo requería la justicia de Italia. Fue deportado y entregado a las autoridades italianas.
Fray Damián Muratori, era el vicepostulador de la causa de beatificación del padre Odorico D´Andrea y era encargado del santuario del Tepeyac en San Rafael del Norte en la Diócesis de Jinotega. El gobierno dictatorial de Ortega, ordenó su expulsión del país y se convertiría en el primer sacerdote jinotegano, que dejaba su misión por la persecución del régimen sandinista.
Pero no han sido los únicos ataques, en el mes de mayo del corriente año, también confiscaron el colegio católico de San Sebastián de Yalí y expulsaron a cuatro religiosas de la congregación Santa Luisa de Marillac.
Una fuente bajo anonimato, confirmó que el régimen congeló todas las cuentas de Catedral San Juan Jinotega y de la parroquia de San Sebastián, en el municipio de Yalí y se espera que las demás parroquias de esa Diócesis del Norte, corran con la misma suerte, pues el patrón de persecución es una orientación dada desde El Carmen, la residencia de Managua que ocupan los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo para ahogar económicamente a la Iglesia católica de Nicaragua.