Por: Redacción Intertextual/ contacto@intertextualcr.com
Rubén Darío no conocía el departamento de Rivas, pero se lo imaginaba. Cuando estuvo aquí quedó tan impresionado de las bellezas de la ciudad y de las mujeres, que hasta les dedicó unos poemas que luego leería públicamente, en una actividad organizada para el entonces presidente de la república, Adán Cárdenas, originario de esta ciudad, y quien había invitado al poeta a un recorrido por este departamento.
La crónica sobre el viaje de Darío titulada “Un viaje a Rivas pasando por otras partes”, se publicó un 20 de mayo de 1866 en el periódico El Imparcial, y en ella el bardo narraba todo su periplo por este departamento en el que permaneció durante ocho días.
El poeta había ingresado a Rivas desde la Isla de Ometepe, a donde había pasado la noche, junto a la comitiva presidencial.
La revista digital NicaraoCalli, ha escrito sobre el hecho en el departamento de Rivas, un evento histórico para la ciudad al sur de Nicaragua.
Del inició de ese viaje a Rivas el poeta escribió:
“Amanece, Dios. La banda toca diana frente a Ometepe donde pasamos la noche. Entre tanto el alba sonríe y aquí sí que no poco ensartado un rasguito poético. El hermoso volcán que de cuando en cuando rezongaba, aparecía en toda su belleza. Abajo como una peana de esmeralda verdegueaba el arbolar que cubría las casitas del pueblo. Arriba el Ometepe embozado como una capucha de humos recibía a guisa de socarrón enamorado, las primeras caricias de la blanca aurora”.
Cuando la comitiva presidencial arribó al muelle de San Jorge hacía mucho calor. En ese municipio recibieron al presidente con mucho alegría. Un lugar donde había, según el poeta, procesiones, muchachas bonitas y sobre todo, mucho polvo.
Estuvo en la finca de la familia Maliaños, ubicada en lo que hoy es la Universidad Internacional Antonio de Valdivieso (UNIAV) y ahí escribió poemas para varias mujeres que estaban en esa actividad.
“La sociedad de Rivas es sin duda la más alegre de toda la República y de un natural complaciente y afable. Se ha dicho de ella que es poco religioso y esto es un error.
Las mujeres, por su parte son tan religiosas como las de otros lugares y oyen su misa y un sermón como lo manda nuestra Santa Madre Iglesia” contaba Darío.
En su viaje, el poeta, constató de primera mano el apoyo que dio el presidente Cárdenas a Rivas en temas de Trabajo e industria, y de la que estaba seguro que los rivenses las recordarían con agradecimiento.
Se marchó de Rivas después de bailar como una peonza, cansado, con sueño y con rumbo a San Juan del Sur donde quedó impresionado con los edificios de cuatro y cinco plantas que había en ese tiempo, y con los grandes barcos de los que bajaban miles de personas.
De San Juan del Sur recomendó visitar la oficina de cable donde estaban los ingleses más divertidos que él había conocido, y la gruta de los conventos, que fue calificado por un amigo suyo, como una arquitectura de Dios.
También sugirió coger un bote ligero y navegar por la entrada de la ría para ver el horizonte, y una escopeta para dar pábulo al vicio de la caza.
El poeta se fue del puerto de San Juan del Sur en el “City of Panamá” que lo llevó hasta el puerto de Corinto, donde finalizó su gira por estas tierras. Días después, en ese mismo puerto, se embarcaría, con destino a Chile, donde empezaría su éxito como un artista de la palabra.
El gran referente de la literatura nicaragüense, falleció a los 49 años un seis de febrero de 1916, sus restos se encuentra en la catedral de la ciudad de León en el occidente del país