Hace 45 años doña Emma Calero, de 73 años ahora, decidió servir pelibuey, cordero y cabrito a las brasas, desde entonces es el lugar perfecto para comer al carbón.
Por: Redacción Intertextual/ Voces en Libertad/ contacto@intertextualcr.com
“Tenemos carne de pelibuey, cordero y cabrito ¿Cómo lo quiere?¿Horneado, asado o en salsa blanca?” Así saluda todos los días doña Emma Calero a su clientela que llega en busca del sabor único de la carne de cordero en el restaurante que lleva su nombre y que se ubica en el municipio de La Concepción, en Masaya.
A sus 73 años de vida, doña Emma se ha convertido en un referente del sabor culinario al cumplir casi medio siglo de ofrecer sus servicios de restaurante. Su especialidad; la carne de cordero, pelibuey y cabro, sigue atrayendo a decenas de personas que buscan probar el exquisito sabor de su comida al fogón.
“Si me dicen ‘venimos cinco personas’, no importa, me pongo ‘las pilas’. Lo que más me piden es pelibuey o cabro; como lo quiera uno les sirve, pero saben que tienen que esperar un tiempito para que el platillo llegue rico y caliente a la mesa”, asegura.
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La propietaria de este reconocido restaurante en “La Concha”, como también se le conoce a este municipio, se levanta todos los días a las 5:00 de la mañana para iniciar su jornada laboral. Primero dirige su oración al altísimo y a la virgen María, como fiel creyente cristiana, y luego empieza con la cocina, donde se preparan los mejores platos de comida de carne de cordero, cabrito y pelibuey.
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Con ayuda de algunos de sus hijos y nietos, doña Emma acondiciona las mesas del restaurante, asea el local y riega con agua las plantas ornamentales que lucen su negocio. El sonido de los gallos y el canto de los pájaros, reciben a los clientes que llegan en busca de un riquísimo desayuno o almuerzo, pues doña Emma abre su restaurante desde tempranas horas del día y cierra hasta que el sol se oculta.
“Cuando comencé, tenía caña (fuerzas) para trabajar, ahora tengo 73 años, pero siempre me levanto a las 5:00 de la mañana, ando viendo que se limpie y se hagan los preparativos para abrir el restaurante. Gracias a mi Diosito que me ama, estoy con caña”, reconoce con orgullo.
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Doña Emma es madre de cuatro hijos, casi todos casados. Vivió dos divorcios en su vida, pues ya estaba cansada de la violencia y las humillaciones de su expareja. A su corta edad, emprendió en la venta de helados y leche para sobrevivir ante las dificultades de la vida. Cuando ideó su negocio de comidas, alquiló un local y puso cinco mesas, las primeras que dieron vida a su actual restaurante.
La mejor comida al fogón
Con el tiempo adquirió varios préstamos, logró comprarse un terreno y construyó su casa donde ahora se ubica su restaurante, el que levantó con mucho sacrificio.
Doña Emma tiene 45 años cocinando con leña “al fogón”, como dice ella. Nunca ha utilizado una cocina de gas butano o un horno gastronómico que otros restaurantes manejan. Asegura que sus mejores comidas, ofrecen el exquisito sabor casero y se destaca como un referente culinario entre más de 15 negocios de comidas en “La Concha”.
“Aquí en La Concha, hay como 20 negocios pero ninguno con 45 años de trayectoria. Tengo clientes de Managua, de por aquí cerca, pero la mayor parte vienen de la capital”, manifiesta.
Aunque muchos le aconsejan que abandone el fogón por el bienestar de su salud, doña Emma prefiere continuar con su sabor al carbón a pesar de su avanzada edad. Y aunque muchos de sus padecimientos articulares la limitan a ejercer funciones de limpieza que hacía otros años, doña Emma no descuida su cocina donde todos los días, de lunes a domingo, prepara no solo la comida del restaurante, sino también el de su familia y de quienes le ayudan con las labores del negocio.
“Siempre utilizo leña; me dicen que voy a morir por el humo, pero yo me siento bien. Me levanto y hago todo. Si yo me siento dos horas a ver televisión me da pereza, pero cuando hago los quehaceres no me da nada. Incluso, mis hijos me dicen ‘señora aquiétate’, y yo les digo ‘déjenme a mí, que ese es mi deporte» ‘, relata entre risas.
Su legado al morir
Doña Emma cuenta que a sus 73 años de vida, nunca ha sido un mal ejemplo para sus hijos y nietos, así como para quienes la conocen, pues siempre está dispuesta a dar un buen consejo; trabajar y hacer el bien. “Uno sufre en la vida”, advierte a sus familiares.
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Prevé que al llegar su muerte, el Restaurante Emma cerrará definitivamente. A pesar que anhela que su negocio siga operando y su nombre se mantenga como un referente del sabor culinario de este municipio, cree que es imposible que sus hijos y nietos hereden el amor por la cocina.
“Si yo muero, el negocio tiene que cerrarse, porque dicen (mis hijos) no van a poder dominar o controlar las compras. No lo van a poder sostener, difícil, porque hay mucho dinero y creo que lo van a malgastar, y hay que pagar gastos de luz, agua, impuestos, y yo todo eso lo llevo controlado”, explica.
Pero, ¿Cómo le gustaría ser recordada a doña Emma? “Tal vez me van a recordar como la que inició este restaurante, la única con 45 años en la venta de comida, con mi sazón natural”, dice orgullosa.
Su viejo rancho se ubica en el barrio Blanca Aráuz, kilómetro 31 de la carretera a “La Concha”, específicamente del reconocido retén, 100 varas al norte. Doña Emma espera la llegada de sus clientes para disfrutar de un exquisito plato de carne de cordero, cabrito o pelibuey.