La educación, esencial para el desarrollo global, enfrenta crisis profundas: 250 millones de niños sin escolaridad y en Nicaragua, un sistema educativo bajo control político.
El Día Internacional de la Educación, proclamado por la ONU en 2019 y celebrado cada 24 de enero, destaca la importancia de garantizar el acceso a una educación inclusiva y de calidad en todo el mundo.
Esta efeméride recuerda que la educación es esencial para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Sin embargo, detrás de esta fecha comemorativa persisten realidades alarmantes que dejan en evidencia una crisis educativa global, con particular gravedad en Nicaragua, donde el sistema educativo enfrenta una profunda crisis política.
Crisis global en la educación
La educación sigue siendo inaccesible para millones de personas en el mundo. Según datos de la ONU, “existen aproximadamente 250 millones de niños y jóvenes sin escolaridad” mientras que “617 millones de niños y adolescentes no saben leer ni poseen conocimientos básicos de matemática, lo mínimo necesario para desenvolverse en la vida cotidiana”.
El problema también se extiende a los adultos. “763 millones de adultos son analfabetos”. Aunque en los países en desarrollo el 91% de los niños se matriculan en la escuela, todavía “57millones no asisten a clases”. La ONU revela que la región de África Subsahariana registra el mayor número de niños sin escolaridad, agravado por conflictos armados, pobreza extrema y desplazamientos forzados.
Uno de los datos más alarmantes es la exclusión educativa que enfrentan las y los niños refugiados, pues se estiman que 4 millones de ellos carecen de acceso al sistema educativo formal. Este escenario no solo representa una vulneración al derecho humano la educación, sino que perpetua ciclos de pobreza, desigualdad y falta de oportunidades.
Una tragedia educativa en Nicaragua
En Nicaragua, el panorama educativo ha pasado de ser una herramienta para la movilidad social a convertirse en un instrumento de control político.
Según Elvira Cuadra directora del Centro de Estudios Transdiciplinarios de Centroamérica (CETCAM), “desde la crisis sociopolítica de 2018, el sistema educativo ha experimentado un deterioro acelerado”.
El régimen de Ortega Murillo ha implementado una estrategia de control en el ámbito educativo, particularmente en las universidades. CETCAM revela que el modelo ha llevado a la confiscación de 37 centros educativos desde 2021, afectando directamente a unos 40,000 estudiantes. En donde las oportunidades de desarrollo están siendo sistemáticamente negadas a los jóvenes, quienes deberían ser agentes de cambio.
Las cifras son igualmente desalentadoras:
- El 21% de la población mayor de 10 años vive en condiciones de analfabetismo o analfabetismo funcional.
- El 5% de los adolescentes no culmina la secundaria, con tasas aún más altas en zonas rurales.
- Menos del 3% de la población económicamente activa accede a una formación técnica, y apenas el 5% alcanza estudios universitarios.
Además, Nicaragua obtuvo los peores resultados en pruebas internacionales de aprendizaje, reflejando un problema estructural en la calidad de la enseñanza. Según el informe de CETCAM, la deficiente preparación docente y la falta de infraestructura adecuada agravan esta situación, dejando a las nuevas generaciones sin herramientas para desarrollarse plenamente.
Baja calidad en la educación de Nicaragua
Aunque Nicaragua fue el primer país de Centroamérica en alcanzar la autonomía universitaria, también ha sido el primero en perderla de manera flagrante. Esto refleja una paradoja en el sistema educativo. Mientras la tasa de escolaridad en comparación con generaciones anteriores, la calidad de la educación es alarmantemente baja.
El Dr. Adrián Meza rector de la UPF, por su parte dijo que “al régimen no le preocupa la calidad de su modelo educativo porque es efectivamente un modelo de adoctrinamiento, no un modelo para educar”; añadió que la educación en Nicaragua ahora está diseñada para alinear el pensamiento de los jóvenes con el sistema político, sacrificando l calidad y la innovación necesaria para el desarrollo.
En el contexto del Día Internacional de la Educación, es crucial reflexionar sobre la importancia de garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad.
La efeméride recuerda que el acceso a una educación de calidad es más que un derecho humano. Es una herramienta transformadora que construye sociedades justas, impulsa la igualdad y siembra las bases para un futuro más prometedor para todas y todos.