La sangre corrió a raudales en Nicaragua en los primeros 42 días de protesta con 109 muertes violentas y 1,400 heridos a balazos. Sin embargo, el día más violento de la represión sandinista ocurrió el 30 de mayo, después de un discurso de odio del dictador Daniel Ortega: 19 muertos en todo el país.
Por: Redacción Intertextual/ Voces en Libertad/ contacto@intertextualcr.com
No se recuerda un día de las madres más triste que el del 30 de mayo de 2018. Ese día, un miércoles soleado, las fuerzas de seguridad bajo órdenes de la pareja dictatorial Daniel Ortega y Rosario Murillo, asesinaron a 19 nicaragüenses e hirieron a más de 300 en todo el país.
Se le recuerda como la masacre del día de las madres y fue el primero de una serie de crímenes de lesa humanidad de los sandinistas que, desde 2018 a la fecha, permanecen impunes.
Si bien la dictadura ha hecho de todo para sepultar la masacre en el olvido colectivo, un documento del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), publicado el 21 de diciembre de 2018, permanece activo en su sitio web y nos recuerda el espanto de aquel aciago día de luto y muerte perpetrado por los esbirros sandinistas.
Indice
ToggleUn documento testigo del terror sandinista
Ese documento fue el resultado de una investigación In Situ de expertos internacionales que abarcó el período del 18 de abril al 30 de mayo del 2018.
Los resultados finales fueron enviados al régimen sandinista, quien no solo desconoció la gravedad de sus actos, sino que echó del país a los investigadores, quienes publicaron el documento fuera de Nicaragua y revelaron lo que desde entonces es una verdad inobjetable.
La masacre del 30 de mayo fue el primer crimen de lesa humanidad de los muchos que han venido después del 18 de abril de 2018.
El documento reporta el uso en la represión con armas militares como fusiles AK-47, M16 y los telescópicos rusos para francotiradores, Dragunov; también ametralladoras PKM por parte de la policía y fuerzas paramilitares contra los manifestantes civiles que participaron en la marcha del 30 de mayo.
El documento revela que durante esos 42 días se registraron 109 muertes violentas, más de 1400 personas heridas, más de 690 personas detenidas y varios miles de desplazados.
¿Qué ocurrió aquel día?
El 30 de mayo de 2018 se desarrolló la quinta marcha multitudinaria en Managua, con réplicas en diversos centros urbanos del país como Estelí, Chinandega, Masaya, entre otras.
La concentración fue convocada por las madres de los 67 jóvenes asesinados hasta ese momento por las fuerzas de seguridad del régimen.
La marcha se denominó “La madre de todas las marchas” y es, hasta ahora en la historia de Nicaragua, la marcha cívica más gigantesca con una participación que oscila entre los 800,000 y un millón de participantes de todo el país.
Ese día, a unos kilómetros de donde finalizaría la marcha, el dictador Daniel Ortega y una reducida cantidad de seguidores, se concentraron en la avenida Bolívar en un acto denominado “Cantata a las madres”.
Al final del acto, breve y tenso, un Ortega furibundo dio un discurso de odio contra las personas opositoras y llamó a aplastar las protestas sociales en medio de una campaña de intimidación en redes sociales que encontró eco en los medios oficialistas.
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Información recibida por el GIEI reportó una campaña denominada “Plomo” que tuvo cierta difusión en redes sociales de grupos vinculados al gobierno y que involucró incluso a algunos integrantes y referentes de medios de prensa oficialistas, siendo el propagandista Marcio Raúl Vargas Arana, uno de sus mayores promotores del material audiovisual previo al baño de sangre.
Un baño de sangre más del FSLN
El ejercicio represivo registrado hasta entonces se recrudeció al mando de Ortega y Murillo: solo el 30 de mayo al menos 19 personas fueron asesinadas en todo el país, 8 de ellas en la marcha de Managua.
La policía, abiertamente represiva al servicio del régimen, organizó grupos paramilitares y los colocó en la ruta de la marcha cívica y atacaron con armas de guerra a los manifestantes.
Francotiradores fueron colocados en las alturas del entonces estadio nacional Dennis Martínez y desde ahí asesinaron a decenas de jóvenes manifestantes. Con relación a estos datos, el GIEI pudo observar que, de las 109 muertes analizadas por el GIEI, 95 de ellas se produjeron por disparos de armas de fuego.
De esas 95 muertes, 57 recibieron disparos en tórax, 7 en cuello y 31 de ellas en cráneo, lo cual da una dimensión del uso de armas de fuego contra zonas vitales.
A la par de 95 personas asesinadas por disparos de arma de fuego, un Informe de personas lesionadas, atendidas en unidades de salud, que el Ministerio de Salud entregó a la CIDH en junio de 2018, registró al menos 599 personas heridas por arma de fuego, solo en el contexto de investigación del GIEI.
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Sin embargo, GIEI consideró que el dato era mucho mayor ya que la ministra de Salud, Sonia Castro, ya había dado la orden de no atender a los heridos opositores y muchos de ellos fueron atendidos en puestos improvisados y hospitales privados.
Cronología de un crimen de lesa humanidad
La concentración inició desde el mediodía en Carretera a Masaya, en la Rotonda Jean Paul Genie y pasadas las 2:00 de la tarde, inició la marcha en dirección a la Universidad Centroamericana (UCA), proyectada como destino final del evento.
Cerca de las 3:00 de la tarde, la cabeza de la marcha llegó a la rotonda Rubén Darío, ubicada en la zona del Centro Comercial Metrocentro. Allí se instaló el sistema principal de sonido y un escenario donde se realizaban presentaciones artísticas.
Para entonces, la cantidad de personas era tal que la parte posterior de la marcha llegaba hasta el lugar donde había iniciado en un trayecto de unos seis kilómetros de largo.
Media hora después, cuando un extremo de la movilización había avanzado hasta las afueras de la UCA, las columnas de manifestantes ocupaban gran parte de las avenidas adyacentes y se extendían por kilómetros.
La Avenida Universitaria Casimiro Sotelo (avenida de ingreso a la Universidad de Ingeniería) se encontraba ocupada prácticamente en su totalidad por manifestantes, desde la Pista Juan Pablo II hasta la intersección al Estadio Nacional Dennis Martínez.
Fue en ese sector y aproximadamente en ese horario cuando comenzaron a producirse los primeros incidentes al oírse disparos desde el Estadio. En este primer tramo dos manifestantes fueron alcanzados por disparos de armas de fuego y una importante cantidad de personas fue herida de gravedad.
Conforme los relatos recogidos por el GIEI, fue aproximadamente a las 4:00 de la tarde cuando el niño Orlando Daniel Aguirre Córdoba, de 15 años de edad, recibió un impacto en el tórax frente al Estadio Nacional.
Murió horas después en el Hospital Dr. Fernando Vélez Paiz. Luego el baño de sangre no tuvo freno: los muertos y heridos se empezaron a acumular mientras policías y paramilitares disparaban desde el estadio y sus alrededores, a la vez que camionetas con armas y municiones entraban y salían del Hospital Militar Alejandro Dávila Bolaños.
Más de 5,000 personas se refugiaron en el campus de la Universidad Centroamericana, los manifestantes prendieron fuego a la oficialista radio Ya y un edificio cercano a la UNI.
Policía sandinista mata y miente
Al día siguiente, lejos de reconocer sus crímenes, la policía emitió un comunicado que el GIEI desmintió con abrumadora evidencia: “El 31 de mayo la Policía Nacional emitió un comunicado de prensa referido a los hechos de violencia que habían tenido lugar durante la jornada del 30”.
“Al abordar lo sucedido en Managua, la nota policial presentó una versión tergiversada de los hechos que procuró ubicar a los efectivos de esa fuerza y a personas que participaban del acto oficial como víctimas de un supuesto ataque que no pudo haber ocurrido en las circunstancias de tiempo y lugar que allí se indican”.
“Es posible afirmar que el relato ofrecido por el comunicado tuvo la finalidad de desdibujar la responsabilidad que habían tenido efectivos de esa fuerza en el ataque perpetrado contra manifestantes y en el consecuente asesinato de tres de ellos y, en definitiva, procurar su impunidad”, dijo el GIEI.
Al final, la dictadura no pude desmentir el informe ni contrarrestar la abundante información que circuló en redes sociales y medios de comunicación.
“La desinformación propiciada por la Policía conspira también contra el esclarecimiento de esos casos, al igual que la falta de respuesta del Estado a los pedidos del GIEI de concretar entrevistas con sus familiares y de obtener los registros audiovisuales tomados ese día por la Policía Nacional”, dijo el GIEI.
¿Cuántos murieron aquel día?
Al final de su investigación, GIEI determinó que los actos cometidos por las fuerzas de seguridad, bajo las órdenes de Ortega y Murillo constituían delitos de lesa humanidad.
Solo el 30 de mayo murieron asesinadas 19 personas en todo el país en diferentes marchas. ocho de ellas fueron asesinadas en Managua a balazos y desde entonces esos crímenes permanecen bajo impunidad, mientras la dictadura trata de olvidar el día al decretar el 30 de mayo como día feriado nacional.