Lludely Aburto Ruiz, es una mujer que ha figurado de manera activa en la lucha por los derechos humanos de Nicaragua, dedicando su vida a la defensa de la libertad y la justicia social. Es integrante de la Articulación de Movimientos Sociales y directora ejecutiva de la Asociación Centroamericana para el Desarrollo y la Democracia.
Nació en Managua, a la que considera “ tierra caliente” y confiesa como dato curioso “de mi parte me hubiera gustado haber nacido en Jinotega.”
De sus años de infancia comenta que era una niña muy inquieta y los juegos eran su forma de expresión. “Me gustaba el juego en la calle de los barrios donde viví. El jugar con los chavalos y las chavalas, organizar cosas en la calle; eso fue algo que a mí siempre me motivó, y me generó inquietudes desde muy chiquita” recuerda.
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ToggleLludely Aburto: Los recuerdos de vivir dos dictaduras que han marcado su vida
Dado que creció en un ambiente marcado por la lucha contra la dictadura Somicista, esos eventos moldearon profundamente sus ideales y valores, de esos recuerdos, menciona. “Había discusiones de gente que lo veía a él (Somoza) como el papá, y como quien garantizaba la estabilidad económica del país, y otros que lo nombraban asesino, dictador.”
Esos diálogos despertaron en Aburto inquietudes, pero lo que más la marcó fue las muertes y desapariciones de jóvenes en su barrio y en todo Nicaragua. “La guardia se llevaba a los chavalos de las calles, no podían haber jóvenes en las esquinas, muchos chavalos desaparecieron. Y yo me acuerdo que había un joven que a mí me gustaba, que usaba gafas bonitas, unos lentes como intelectual, que de repente una mañana ya no lo vi más. Y eso me marcó a mí, así como los vecinos que aparecieron muertos” comparte de sus recuerdo de adolescente.
Para la Revolución en el 79, se le escapa a su mamá para ir a una marcha nocturna a celebrar la caída de la dictadura de Somoza. Aburto reflexionó sobre esos años turbulentos, destacando la importancia de la educación como motor de cambio social.
“La revolución sandinista fue un periodo de despertar para muchos jóvenes como yo. Nos dimos cuenta de que la educación no solo debe ser accesible sino también una herramienta para transformar nuestra sociedad.”
Lludely Aburto: Defendiendo derechos laborales y estudiantiles
Graduada en Electromecánica y posteriormente en Administración de Empresas, la activista combinó su formación técnica con un compromiso cada vez mayor hacia la política y la defensa de los derechos civiles.
De esos años nos menciona que se involucra en la parte política en Telcor lugar donde obtuvo su primer trabajo siendo electromecánica. “Me vuelvo activista dentro del área técnica para promover la integración de los trabajadores técnicos en los aspectos sociales en los que se involucraba Telcor que era una institución cuasimilitar, digo yo, porque funcionaba bajo esa lógica”.
Luego, en la UNAN- Managua estudiando Administración de Empresas se incorpora a ser parte de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN) para luchar por la gratuidad de la enseñanza luchado por él 6%. Así logra tener un destacado rol en defensa de esas banderas. Y posteriormente se convierte en vicepresidente nacional de la UNEN “donde me postulo a algunas posiciones, pues tengo relaciones con las autoridades universitarias.” apunta.
Aburto Ruiz, se convierte dentro de la UNEN en una lideresa estudiantil, con un nivel de proyección nacional estableciendo diálogos con las autoridades para mantener vínculos en el Parlamento para exigir la interpretación auténtica de la ley que otorgaba el 6% de todo el presupuesto nacional de la República. En 1994 se retira de la dirigencia estudiantil para continuar en su meta personal de profesionalizarse.
De diputada Sandinista a disidente por las luchas sociales
Luego de ese periodo estudiantil, la activista se convirtió en diputada del Frente Sandinista suplente de Monica Baltodano, por cuatro años siguió promoviendo desde la Asamblea la defensa del 6%.
Su papel como diputada, la situó en el centro del debate político nicaragüense, donde abogó por políticas inclusivas y transparentes. Sin embargo, su compromiso con la justicia y la democracia la llevó a enfrentar desafíos significativos, recuerda.
Aburto nos explica que, su desvinculación del partido se debe por ser de la disidencia interna del Frente, relación que se fractura con mayor fuerza “cuando se da el pacto entre Arnoldo Alemán y Daniel Ortega.”
La salida del Frente Sandinista fue una decisión “difícil pero necesaria”. No podía permanecer en un partido que estaba alejándose de los principios de justicia y respeto por los derechos humanos que ella defendía.
Añade, que se desvincula totalmente de ese partido además “por no ser de los liderazgos, sí señor. Entonces yo me voy apartando del Frente totalmente y me vinculo, a las organizaciones sociales, comunitarias, municipalistas, promoviendo la participación ciudadana y trabajando en distintos municipios del país(…) Entonces cuando llega el 2018 yo ya estoy lejos del Frente, lejos de una actividad política partidaria y más vinculada a lo social” continuó relatando.
2018 marca la vida de Lludely
La persecución política contra la activista se origina por distintas acciones en las que venía participando mucho antes del 2018. Como organizaciones teníamos vínculos con el naciente Movimiento Campesino en esa época, eso antes del 2018, entre 2012-2013. Incluso ya habían tenido fuertes contradicciones con el gobierno sandinista por gestionar la participación ciudadana.
“Nosotros habíamos promovido una gran cantidad de foros en la zona canalera, con la ley en la mano, tratando de que la gente pudiera interpretar la afectación que allí conllevaba esos macro proyectos.” La respuesta del Frente no era favorable desde esos años y les oprimían “Ya empezaban a detenernos en los caminos, a bajarnos. La policía nos paraba, nos registraba y nos cateaba como que fuéramos delincuentes” denuncia.
El levantamiento popular de 2018 marcó un punto de inflexión en la vida de Aburto. Como activista de las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega, fue una voz incansable en las exigencias de libertad de personas presas políticas y el fin de la represión estatal. Durante ese periodo su determinación fue luchar por un cambio real democratico en Nicaragua.
“Estamos aquí para defender nuestros derechos y exigir justicia. No descansaremos hasta que cada nicaragüenses pueda vivir en un país donde la libertad y la justicia sean garantizadas” dijo en su momento.
Un exilio prolongado
Ante la creciente persecución política, Lludely Aburto se vio obligada a salir al exilio en Costa Rica donde continuó su labor desde organizaciones sociales y comunitarias.
El exilio forzado ha sido un periodo desafiante revela la activista, quien enfrenta diariamente la distancia de su tierra natal y la preocupación por su compatriotas que aún luchan bajo el régimen opresivo.
Al hablar con Lludely se puede sentir la tristeza que la embarga conmovida de lo que ha tenido que vivir durante los más seis años de represión en Nicaragua y el exilio que fue su alternativa para estar en libertad y seguir resistiendo en el activismo.
“Dejar atrás a mi familia, mi país, mi patrimonio y mi historia generó un profundo dolor y rabia. Han pasado casi tres años desde entonces y el retorno parece incierto, lo que ha impactado mi salud emocional y física, haciéndome sentir envejecida prematuramente” resiente.
Aunque ha encontrado personas maravillosas y contemplar lo bonito que es Costa Rica su lugar de refugio, la carga emocional sigue siendo abrumadora. “La soledad es intensa, viendo a mi familia solo a través de pantallas y sintiendo el dolor de no poder abrazar a mis nietos, a mi último nieto lo conocí solo por videollamadas, no lo he chineado eso me genera mucho mucho dolor.”
Su determinación es inspiradora, Lludely es un ejemplo de que la lucha por la libertad y la justicia no conoce fronteras ni desalientos. Revela que el impulso de esa lucha es el amor sobrenatural a su familia, a Nicaragua y no descansará hasta lograr su regreso.
“Mantengo vivo mi sueño de volver a casa, regresar a Nicaragua. Sueño con reunirme nuevamente con mi familia, recuperar mis derechos y contribuir al restablecimiento de la democracia. Esta esperanza me motiva cada día a resistir, porque mi mayor anhelo es heredar a mi nietos un país donde puedan vivir en libertad, donde la democracia prevalezca y donde puedan disfrutar de todas las oportunidades que merecen” concluyó la activista, quien en consonancia con otras organizaciones generan propuestas en búsqueda de dar soluciones a la crisis en el país.