Una de las mentiras que ha propuesto el dictador a los nicaragüenses fue la construcción del canal interoceánico que según él, sería la obra de ingeniería más importante del mundo.
Por: Redacción Intertextual/ contacto@intertextualcr.com
Había una vez, un político nicaragüense llamado Daniel Ortega con ínfulas de rey, que regresó al poder en 2007, (ya había estado en los años 80), que cada cierto tiempo se inventaba una historia en forma de proyecto de desarrollo del país, para engañar al pueblo y encumbrarse en la historia, como el hombre que más había hecho por su pueblo.
Uno de los primeros proyectos, que dijo el dictador que iba a hacer y que no lo hizo, fue la construcción de una represa hidroeléctrica sobre el Río San Juan con una inversión aproximada a los 600 millones de dólares, y el que se convertirá en el 2015, en la mayor fuente de generación de energía eléctrica en el país, con una capacidad de 250 Megavatios.
De ese proyecto, se conoció por una nota periodística, que lo iban a realizar un grupo empresarial de capital brasileño, pero es la fecha, y no hay tal proyecto, ni los tales inversores, dicho de otra manera quedó grabado en la vetusta mente del dictador tropical.
En papel y en la mente del dictador, quedó también la compra de un satélite chino que ayudaría a mejorar la conectividad de internet en las zonas rurales y que ayudaría a establecer un sistema de control y prevención ante los desastres naturales.
Ese proyecto tendría un costo de 300 millones dólares y habría empezado a funcionar en 2016. Pero ya sabemos que es otra mentira más, del acomplejado político nicaragüense. Pero el dictador quiso también engañar a los agricultores, y se inventó un plan de producción, consumo y comercio del algodón que nunca funcionó, pese a que parte de ese plan, se financiaría con un préstamo de Alba- Caruna.
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Ramiro Velázquez, presidente de Algodones de Nicaragua (Algonisa) comentó en una nota de La Prensa que era difícil echar andar este plan debido a las deudas que habían contraído los productores.
En su intento por demostrar a los nicaragüenses que era el gobernante del mundo, el dictador prometió también la construcción de un puerto de aguas profundas en Monkey Point, el caribe nicaragüense.
Ese proyecto, que fue presentado en 2007, iba a ser financiado según Daniel Ortega, por el Gobierno de Irán. Es la fecha y ni el puerto, ni los tales inversores iraníes han aparecido en ese lugar, demostrando una vez más, las mentiras del dictador.
Hace ya varios meses que Nicaragua rompió las relaciones diplomáticas con China Taiwán, y a partir de ahí, el dictador ha hecho creer a los nicaragüenses, que los yuanes (la moneda de China) Continental fluyen como ríos, pero no es así.
La vice dictadora Rosario Murillo, prometió que el gobierno de Pekín, financiará la construcción de unas 12, 034 mil viviendas en 84 municipios del país, pero misteriosamente ese donativo de China no aparece en el presupuesto del 2024. Por el contrario, seremos todos los nicaragüenses, los que tengamos que subsidiar ese millonario proyecto, con el que las empresas de la dictadura pretenden ganarse unos “rialitos”.
Pero el proyecto insigne de las mentiras que ha propuesto el dictador a los nicaragüenses fue la construcción del canal interoceánico que según él, sería la obra de ingeniería más importante del mundo, y en la que se invertirían unos 40 millones de dólares.
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Si le hubiésemos creído al dictador megalómano, el famoso canal interoceánico que partiría a Nicaragua por la mitad, ya estaría funcionando, y la economía Nicaragüense sería similar a la de un país petrolero.
Otro de los proyectos que prometió Ortega fue la refinería “El Supremo Sueño de Bolívar”, ubicada en la población de Piedras Blancas, departamento de León. Ahí el dictador venezolano, Hugo Chávez, quien estuvo presente en la inauguración del proyecto, estimó que la inversión de la refinería alcanzaría los 4 mil millones de dólares. En su fase de construcción generará más de 3 mil empleos indirectos y 1.500 directos una vez que entre en operaciones. De ese proyecto solo quedaron las piedras y una que otra obra de construcción en abandono.
Y colorín colorado este cuento ha terminado, pero que no le quepa duda, que el dictador, al igual que el mago del circo, intentará sacar un conejo de un sombrero para hacerle creer a usted lo maravilloso que es, aunque todos sabemos la verdad.