Por: Stanley Luna
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ToggleSofía: Una Mujer Trans que Decidió Migrar para Sobrevivir
El 27 de marzo de 2022, Sofía tomó una decisión crucial para su vida: abandonar El Salvador. Ese mismo día, el presidente Nayib Bukele anunció el régimen de excepción tras una ola de violencia atribuida a las pandillas.
Sin garantías de seguridad ni reconocimiento de su identidad de género, Sofía decidió migrar a Argentina, miles de kilómetros de la tierra que la vió nacer. Esta historia refleja el duro camino que enfrentan las personas trans y de la diversidad sexual en contextos de violencia y exclusión en El Salvador y donde se migra.
Historias como la de Sofía se repiten a diario en Centroamérica, con una realidad similar en contextos represivos, de violencia, desconocimientos legales, sin garantías de protección y bajo constantes discriminaciones.
La Realidad de las Personas LGBTIQ+ en El Salvador
Según datos de Comcavis Trans, entre 2019 y octubre de 2024, 202 personas LGBTIQ+ fueron desplazadas internamente y 307 migraron forzosamente debido a la violencia. El régimen de excepción, implementado bajo el gobierno de Bukele, ha incrementado los abusos, incluyendo torturas y hostigamiento por parte de cuerpos de seguridad.
Sofía, una mujer trans salvadoreña, vivió en carne propia esta violencia estructural. Durante la pandemia de COVID-19, decidió iniciar su transición, pero sabía que encontrar un trabajo sin discriminación sería casi imposible fuera de los call centers con políticas inclusivas.
Argentina: Una Esperanza de Derechos y Libertad
Después de investigar posibles destinos como Canadá y España, Sofía eligió Argentina por su avanzada legislación en derechos humanos, incluida la Ley de Identidad de Género de 2012. Con los $2,000 de su indemnización por renunciar a su trabajo, planeó su viaje por etapas: de Guatemala a Chile y, finalmente, a Argentina.
El 29 de marzo de 2022, Sofía aterrizó en Buenos Aires con solo $50 dólares, una maleta de mano y su computadora. No tenía empleo ni un lugar donde quedarse, pero poseía el deseo inquebrantable de empezar de nuevo en un país donde su identidad fuera respetada.
Violencia, Migración y Derechos en Riesgo
Las estadísticas son claras: la violencia ejercida contra personas LGBTIQ+ en El Salvador tiene múltiples responsables: pandillas, civiles y fuerzas de seguridad. Amate El Salvador, una organización de derechos humanos, ha documentado al menos 130 casos de abusos cometidos bajo el régimen de excepción, afectando especialmente a las personas trans.
Según Bianka Rodríguez, presidenta de Comcavis Trans, las instituciones gubernamentales salvadoreñas, como la Dirección Nacional de Víctimas y Migración, no cuentan con programas de protección específicos para esta población. Además, la eliminación de categorías de diversidad sexual en documentos oficiales invisibiliza aún más a las comunidades LGBTIQ+.
“Las cifras de desplazamiento y migración han ido aumentando debido a la potestad que les ha dado el régimen de excepción a los cuerpos de seguridad, de alguna manera, de hostigar y de perseguir a las personas LGTB, porque se les ve como un factor estigmatizante y como la generadora de delitos”, menciona.
Una Infancia de Violencia y Exclusión
Sofía creció en un entorno marcado por el machismo y la violencia familiar. A los 17 años, se trasladó a San Salvador para estudiar Ingeniería en Sistemas, forzada por su madre, practicante evangélica. Durante su adolescencia, comenzó a reconocer su identidad de género, pero lo hizo en silencio, escapando de los golpes y el maltrato psicológico.
La pandemia fue el punto de inflexión. Trabajando desde casa, inició su terapia de reemplazo hormonal de manera autodidacta. La discriminación laboral y la falta de políticas públicas de apoyo hicieron que la idea de migrar se convirtiera en su única opción viable.
La Llegada a Argentina: Un Comienzo Difícil
Al llegar a Buenos Aires, Sofía enfrentó múltiples desafíos: sin alojamiento y con poco dinero, pasó su primera noche en una banca de la avenida 9 de Julio. Gracias a contactos y al apoyo del colectivo travesti-trans, encontró un lugar temporal donde quedarse.
Argentina, a pesar de sus políticas inclusivas, enfrenta riesgos bajo el gobierno de ultraderecha de Javier Milei. La eliminación del INADI y el aumento de costos para trámites migratorios afectan directamente a personas migrantes LGBTIQ+ como Sofía.
Sofía dejó atrás un país violento y ahora vive en otro gobernado por la ultraderecha, donde los derechos humanos enfrentan riesgos crecientes. A pesar de ello, no quiere regresar a El Salvador. «No encontré nada, ni siquiera para decir: ‘Me voy a quedar a hacer esta lucha’. Lo siento por todas las personas en El Salvador que están luchando, pero yo lo sentí como una batalla perdida”, dice, mientras toma café en una cafetería, una tarde de septiembre de 2024, en Buenos Aires. Aquí, al menos por ahora, todavía se siente segura.
En el vuelo, evitó pensar lo que le esperaba. No tenía asegurada una estadía y apenas se había guiado con Google Maps para orientarse. Su referencia principal era el Obelisco, el icónico monumento ubicado en el centro porteño.
Desde Ezeiza, Sofía tomó el colectivo 8 con la intención de bajarse en la parada del Obelisco, pero se perdió y terminó en Parque Patricios, en el extremo opuesto de la ciudad. No había comido durante todo el trayecto. Al bajar, encontró una venta de comida y compró un pancho (hot dog). Luego caminó por más de una hora de regreso hasta el Obelisco. Sus comidas del resto de ese día y del siguiente se limitaron a cafés y dos medialunas en McDonald’s.
Migrar para Existir
Sofía dejó atrás un país que no le garantizaba seguridad ni derechos. Hoy, en Argentina, aunque enfrenta nuevos desafíos, siente que puede existir con dignidad. “Lo sentí como una batalla perdida”, confiesa sobre El Salvador. Su historia es un recordatorio de que, para muchas personas trans, migrar no es una opción, sino una necesidad para sobrevivir
Sofía asistió a una charla sobre educación sexual donde una conocida la contactó con alguien que le ayudó a conseguir empleo. Así fue construyendo redes de apoyo en Argentina.
A los dos años y ocho meses de haber migrado, Sofía trabaja remotamente para una empresa estadounidense realizando auditorías. Vive sola en un monoambiente, sale poco y dedica la mayor parte de su tiempo a estudiar. Actualmente, cursa las primeras dos materias del Ciclo Básico Común, requisito para ingresar a la Universidad de Buenos Aires, donde planea estudiar Física. Además, ha iniciado los trámites para obtener su documento argentino con su nombre elegido y su identidad autopercibida. A sus 37 años, está satisfecha por lo alcanzado.
“En Argentina me siento segura. Puedo salir en la noche, regresar en un colectivo a las 2 de la mañana y no siento que me vaya a pasar nada, allá salía en la tarde y salía con miedo”, relata desde la cafetería porteña donde nos encontramos para entrevistarla.
Para Sofía, migrar fue un acto de supervivencia y afirmación de su existencia. Sofía migró para existir.