Comerciantes ambulantes dicen que es un peligro salir de madrugada. Activista critica que el Estado de Nicaragua, mantenga a las mujeres en el olvido y sin políticas para protegerlas.
Por: Voces en libertad/ contacto@intertextualcr.com
La violencia en las calles son un peligro para las mujeres costeñas que día a día luchan para sacar a su familia adelante. Muchas salen de sus casas cuando el sol ni siquiera se “asoma”, y más de una, ha sido víctima de la delincuencia que azota a algunos barrios de Bluefields.
La mayoría de estas mujeres son cabezas de familia. Dejan sus casas y van a varios puntos de la ciudad a ofertar sus productos, con la esperanza viva de llevar el sustento a su hogar. “Mis hijos dependen de lo que venda”, dice una de ellas que lamenta la falta de seguridad en las calles.
“En mi caso, tengo cinco hijos, todos dependen de este pequeño negocio que tengo; la venta de pescado. Mi rutina empieza desde las 4:00 de la madrugada, a esa hora les preparó su alimentación y los llevo al colegio, después me voy a vender”, dice Yahaira Zamora , una comerciante que tiene 15 años de vender ambulante.
Zamora lamenta que sus hijos crezcan en una ciudad donde gobierna la delincuencia juvenil y la violencia en las calles. “Debo buscar estrategias para mantenerlos involucrados en actividades sanas, en deporte para evitar que puedan meterse en vicios, en nuestra ciudad tenemos grandes dificultades y la inseguridad cada día crece, nosotros vendemos todos los días en las calles y aquí no hay condiciones de seguridad”, se quejó.
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En Bluefields, Caribe Sur, una de las zonas más concurridas por el comercio local es el Barrio Central. Sus calles están abarrotadas de pequeños negocios improvisados en las áreas verdes, calles y andenes donde la población transita día a día.
En este barrio, también se ubican los establecimientos del comercio municipal. Aquí los robos con fuerza e intimidación, son cada día más frecuentes y quienes deben garantizar seguridad y orden público, brillan por su ausencia.
En los últimos meses, se han registrado robos en establecimientos locales dejando como resultado lesionados por armas blancas. Los dueños llaman a la policía, sin embargo, esta no llega al lugar, son algunas de las constantes quejas de los ciudadanos en esta zona del municipio.
“Los casos de violencia en la vía pública son cada día más preocupantes. Nosotras somos mujeres en su mayoría, las que lideramos negocios en esta ciudad, creemos que es urgente que la policía busque sus recursos para atender al llamado de la población”, dice otra comerciante. “A cualquier hora del día nos vemos expuestas a ser víctimas de la delincuencia, ¿Qué vamos a hacer?¿Defendernos por cuenta propia? Parece que es lo que nos queda”, señala.
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Luz Marina Bermúdez, es una más de las cientos de mujeres que salen desde tempranas horas a cumplir con su jornada de trabajo, para volver con dinero para los gastos de su casa. Para ella, es preocupante el índice de violencia en la región y en específico hacia las mujeres. “Muchas mujeres siguen muriendo a manos de hombres violentos que andan huyendo después de quitarles la vida, nos preocupa también que las matan en las calles, les roban y estos casos aumentan”, asegura.
Apuntó que lo que más preocupa es que la delincuencia y la violencia contra las mujeres crece y las autoridades no hacen nada para frenarla. “Es como una epidemia, necesitamos crear consciencia porque como sociedad a veces somos indiferentes y nos volvemos ajenos al problema. Debemos protegernos entre nosotras mismas porque el Estado nos olvida”, agregó.
“No hay protección para mujeres”
En las regiones del caribe, los casos de violencia y muerte a mujeres sigue siendo uno de los temas de mayor preocupación para las comunidades.
En Nicaragua, las autoridades se niegan a admitir algunos casos de violencia contra mujeres y niñas y las sacan de las estadísticas de femicidios porque no les conviene admitir que las mujeres no cuentan con ninguna protección contra la violencia machista, denunciaron.
“Es un problema”, dice un activista contra la violencia hacia las mujeres. “No hay femicidio para la autoridad si la mujer es asesinada por un desconocido o un hombre con el cual no tenía una relación de pareja. Eso no es aceptable”, reprocha.
Recordó que estos crímenes tienen secuelas serias. “Al menos 62 menores, incluidos niños y adolescentes, han quedado huérfanos en 2022 como consecuencia de la violencia machista, más de 57 mujeres fueron asesinadas en ese espiral violento”, comentó.
La activista recordó que este año, tampoco parece mostrar que las mujeres tienen paz. “Hay hasta ahora más de 16 mujeres asesinadas por sus agresores, muchas han sido atacadas dentro y fuera del país. Y el caribe, sigue siendo la zona donde más violencia hay hacia ellas”, recordó.
“Necesitamos que el estado garantice medidas de protección eficaces y dirigidas hacia la mujer, seguimos viviendo en un sistema de hombres agresores y machistas y las autoridades priorizan otros temas de índole político descuidando en su totalidad la seguridad de las mujeres. No hay refugio para las mujeres pese a la existencia nuevamente de las Comisarías de la Mujer”, criticó por su lado Jennifer Brown una costeña defensora de los derechos de la mujer.
Muchas de nosotras como costeñas –agregó– y como defensoras de sus derechos, hemos vivido experiencias de riesgo con las mujeres de nuestra región, sin embargo, notamos que existe también una indiferencia de la misma sociedad con este tema de protección a la vida de las mujeres, esto nos preocupa mucho”, dijo.
Para Brown urge medidas que preserven la vida de las mujeres en todo el país. “Y debe ser para protegerlas en sus casas y en las calles”, recomendó.