La realidad laboral que enfrentan las mujeres en Nicaragua presenta contrastes significativos que se manifiestan en las ocupaciones que ejercen, los sectores económicos en los que participan y las diferencias que experimentan en comparación con los hombres, la participación de las mujeres en la población económica activa es considerablemente menor, la disparidad restringe la presencia de mujeres en el mercado laboral al limitar su acceso a oportunidades.
Según un informe presentado por la Fundación Puentes para el Desarrollo, refleja que las mujeres registran una mayor tasa de inactividad laboral que los hombres, esto influye directamente en la generación de ingresos.
«Las mujeres en Nicaragua aunque son mas educadas , tienen menos oportunidades de desempeñar labores en sectores de mayor remuneración, es decir hay pocas mujeres participando en el sector de la banca o parte financiera», refiere Edipcia Dubon , economista y politóloga de la Fundación Puentes para el Desarrollo.
«El salario de las mujeres afiliadas a la seguridad social equivale al 41% del total de los salarios devengados por afiliados, mientras que los hombres devengan el 59%, esta disparidad en la generación de ingresos encierra múltiples repercusiones que se expresan a nivel económico, social, cultural y términos de poder», dice parte de los resultados del informe.
Existe un entrelazamiento entre factores culturales y sociales que condicionan la participación laboral de las mujeres, la menor participación laboral de las mujeres refuerza la incidencia generando así, un circulo vicioso que se retroalimenta continuamente y si en un dado caso se registran cambios, estos son muy lentos y de dimensiones marginales.
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TogglePoca oportunidad laboral en Nicaragua, es violencia económica
A pesar de que las mujeres tienen una menor participación en el mercado laboral, representan mas del 48% de los miembros de los sindicatos registrados, por lo que se puede denotar una mayor propensión a defender sus derechos «si se tomara en cuenta el aporte de las mujeres en sectores no remunerados, es decir en la economía domestica la tasa de participación de las mujeres se dispararía» expresa Dubon.
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De igual manera María Teresa Blandón del Movimiento Feminista la Corriente dice «el problema es que la pobreza es uno de los factores que contribuye a la vulnerabilidad de las mujeres y no es porque las mujeres no trabajen, ya que a nivel mundial las mujeres constituyen una pieza clave en la economía» a esto se suma el trabajo de cuidados que significa un porcentaje enorme del Producto Interno Bruto de los países.
continúa explicando María Teresa «las mujeres no son las que trabajan menos, son las que ganan menos, son las que tiene menos accesos a prestaciones sociales, son las que tienen menos oportunidades para que sus demandas y sus necesidades sean reconocidas por el estado, pero son las que más trabajan».
Desigualdades de las mujeres en el campo laboral
Por su parte la socióloga Elvira Cuadra agrega que «este tipo de informes contribuye mucho para seguir las pistas, identificar las tendencias y así poder saber dónde están las grandes desigualdades de género, las disparidades y el aporte que las mujeres nicaragüenses hacen a la economía» aunque estas acciones por el momento no pueden tener un impacto en las políticas públicas por la falta de voluntad del régimen en defender y promover los derechos de las mujeres.
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«Las mujeres trabajan el problema es ¿Dónde trabajan? Y ¿Cuánto dinero reciben por el trabajo que realizan?, cuidan a los niños, cuidan a las personas enfermas, cuidan a los ancianos, siembran la tierra», expresa María Teresa Blandón, es decir que en realidad son las mujeres son las que están sosteniendo los hogares y particularmente los hogares más pobres de Nicaragua.
Los hallazgos de este informe resaltan la necesidad de un compromiso sostenido de todos los sectores de la sociedad para garantizar que las mujeres puedan contribuir al desarrollo económico y social de Nicaragua en igualdad de condiciones, la promoción de un mercado laboral inclusivo y equitativo, no solo es una obligación moral, sino también un requisito esencial para el desarrollo sostenible del país.