Francisca Ramírez, líder campesina exiliada, comenta a Intertextual que para poder tener acceso al trabajo de cultivos tuvieron que alquilar tierras junto a otras mujeres campesinas que venían huyendo de Nicaragua a raíz de la represión estatal de 2018 y el despojo de sus tierras en el país.
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TogglePor: Redacción Intertextual/ contacto@intertextualcr.com
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), por sus siglas en inglés, la seguridad alimentaria es la situación en la que todas las personas, en todo momento, tienen acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias para desarrollar una vida saludable.
En el caso de las personas migrantes y exiliadas, no siempre tienen acceso a la cantidad adecuada de alimentos, esto debido a los problemas económicos que enfrentan en países en donde el costo de vida es demasiado alto y sus ingresos son mínimos por la falta de legalidad en sus permisos laborales.
En Costa Rica, las mujeres campesinas migrantes nicaragüenses han encontrado en Upala un lugar para poder desarrollar su alimentación y encontrar en el campo un medio para trabajar desde él exilo y la migración.
Francisca Ramírez, líder campesina exiliada, comenta a Intertextual que para poder tener acceso al trabajo de cultivos tuvieron que alquilar tierras junto a otras mujeres campesinas que venían huyendo de Nicaragua a raíz de la represión estatal de 2018 y el despojo de sus tierras en el país.
En el campamento se ha logrado la siembra activa de tubérculos y granos básicos que sirven para alimento de alrededor de 20 familias encabezadas por mujeres quien se dedican al trabajo en el campo, sin embargo, este número se ve aumentado en ciertas ocasiones debido a la migración y el acceso a los trabajos.
Francisca Ramírez también agrega que gracias al trabajo en este campamento también han logrado la venta de sus productos en la zona, en donde tienen un alto apoyo de la población local y se han hecho de sus clientes frecuentes.
El trabajo en la alimentación también se ha visto reforzado por la ganadería, siendo la leche y el queso una nueva incursión en el campamento, al día de hoy se pretende formalizar de forma comercial en Costa Rica, lo que vendría a generarle mayores ingresos a las familias campesinas y a las mujeres que trabajan junto a Ramírez.
Ramírez agradece la disponibilidad por parte de las instituciones en Costa Rica para poder establecer mejores condiciones para las mujeres y campesinos en el país y recalca la importancia de iniciativas como estas, ya que ayuda de forma directa e indirecta al desarrollo del país.
La llegada de familias campesinas migrantes y exiliadas a Costa Rica no ha cesado, comenta Francisca y desde el campamento también apoyan como primer contacto a estas personas que en algunas ocasiones no tenían pensado salir del país; sin embargo, la persecución y la pobreza le s obliga a buscar protección y mejores condiciones de vida.
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Políticas migratorias son obstáculo para el acceso a la alimentación de las mujeres
En el caso de Costa Rica, para poder tener acceso a un permiso laboral y legalizarse en el país como migrante, los requisitos que se solicitan representan un obstáculo para las nicaragüenses que tratan de buscar una mejor vida con un trabajo que respete las leyes laborales y cumpla con las prestaciones que corresponden.
Claudia Varga, colaboradora de Fundación Arias para la Paz, destaca dos preocupaciones existentes para las mujeres migrantes en Costa Rica, el techo y la comida, siendo estas dos vulneradas por los actuales decretos migratorios en Costa Rica que han sido impulsados por el presidente Rodrigo Cháves.
Vargas se refirió al obstáculo de cumplir estas normas cuando a las mujeres se les complica presentar ante migración los pagos al seguro social, debido a que sus trabajos de medio tiempo en muchos de los casos no las afilian a la caja costarricense, los pagos son por horas y el salario es el mínimo, obligándolas tener más de un trabajo en las mismas condiciones de explotación laboral.
En un encuentro sostenido entre mujeres indígenas, campesinas, emprendedoras, mujeres diversas y Fundación Arias, en noviembre de 2022, lograron hablarse sobre dos realidades que enfrentan las mujeres, el costo de la vida para las costarricenses y la realidad de las mujeres nicaragüenses que aún tienen un vínculo en el país, como la familia y la realidad que atraviesa sus territorios.
El encuentro logró también identificar problemáticas como el acceso al refugio, permiso laboral, violaciones a los derechos laborales por parte de las empresas y la poca respuesta del ministerio del trabajo, el acceso a la salud y las políticas migratorias que evitan una legalización adecuada de las personas.
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En el análisis presentado por el Centro de Estudios Interdisciplinarios de Centroamérica se encontró que los derechos de las personas migrantes nicaragüense son menos respetados en Costa Rica, citando a la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) del 2016, en donde refleja que apenas el 3,2% por ciento de migrantes reciben pago por horas extra y solamente a un 46 por ciento se les pagan los días por enfermedad y tienen cobertura de riesgos laborales.