Las mujeres trabajadoras sexuales se enfrentan a condiciones muy difíciles muchas veces de violencia y discriminación, en Nicaragua se habían venido desarrollando desde hace varios años importantes esfuerzos para mejorar las condiciones de vida y de salud, específicamente en la prevención de VIH, como parte de la inclusión de las poblaciones clave en la respuesta nacional ante esta epidemia que afecta a una gran parte de la población a nivel mundial.
En la actualidad las mujeres trabajadoras sexuales han quedado desprotegidas las organizaciones que velaban por la defensa de sus derechos y les brindaban acompañamiento emocional y de salud, han sido canceladas y cada día se les hace más difícil poder acceder al sistema de salud, cuando las entienden muchas veces son cuestionadas sobre el trabajo que realizan todo esto las pone en una situación aún más vulnerable.
“No reconocen que lo que hacemos, es un trabajo, no es fácil, pero es la única opción que hemos encontrado para salir adelante, tengo 8 años de dedicarme a este trabajo para mi es digno, pero muchas veces he sido víctima de violencia por hombres que no me han respetado y si denuncio el caso queda en la impunidad, no toman en cuenta mi denuncia” expresa Brianna Alemán, una mujer nicaragüense trabajadora sexual.
Por su parte la directora del Centro de Información y Servicios de Asesoría en Salud (CISAS) e integrante de la articulación feminista de Nicaragua, Ana Quiroz refiere lo siguiente acerca de este tema.
“El trabajo sexual es un trabajo de mucha discriminación y que se discrimina a las mujeres y no a los usuarios, la vulnerabilidad de las que ejercen este trabajo tanto en Nicaragua como en Costa Rica, es muy grande y esto impide conocer la magnitud del problema y el impacto de esta problemática”
El Estado nicaragüense no ha logrado reconocer el oficio que realizan las mujeres trabajadoras sexuales como un trabajo digno, tampoco ha podido garantizar condiciones que beneficien a este gremio que hasta el año 2016 se habían contabilizado mas 14 mil mujeres dedicadas a este trabajo, que ellas consideran como un medio importante para poder llevar el sustento a sus hogares y brindarles mejores condiciones de vida a sus familiares.
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ToggleFalta de protección a las mujeres trabajadoras sexuales
“Parte de las vulnerabilidades de las personas que ejercen trabajo sexual remunerado es que tienen que buscar una protección más allá de ellas, esto las hace sujetas de mucha explotación, violencia y el no contar con un respaldo social, ni protección de la legislación para poder ejercer su trabajo de una manera digna y sin violencia” explica Quiroz.
“Este es un trabajo digno y responsable para mí, lo que yo hago es cuidarme, estar pendiente de mis chequeos médicos, porque estoy consciente que debo proteger mi salud, es importante dejar claro que lo que hago, es un trabajo y que lo tengo que seguir haciendo porque oportunidades de trabajo no hay en este país, ni tampoco organizaciones que nos apoyen y el gobierno no nos reconoce” refiere Brianna.
Exclusión social de las mujeres trabajadoras sexuales
La exclusión social a mujeres que ejercen trabajo sexual es el resultado de un sistema social que desvaloriza esta actividad y a las mujeres que la ejercen, sumado a sus condiciones de sexo y clase, los cuales se convierten en factores importantes de exclusión y estigmatización, no existen políticas publicas de parte de la mayoría de los Estados que garanticen los derechos de las mujeres trabajadoras sexuales en Nicaragua y a nivel mundial.
Frente a esta desvalorización y discriminación, la mujer que ejerce trabajo sexual presenta un mayor riesgo de abusos y maltratos sistemáticos, ya que su situación de vulnerabilidad y rechazo la ubican en un nivel marginal de la población, el cual carece de apoyo legal y social, sumado a sus condiciones laborales de desprotección, lo cual genera situaciones de violencia física y psicológica constante.