Recientemente vi que un medio nicaragüense, se puso en huelga de información por una semana, para tratar de hacer conciencia sobre la importancia de los medios de información independientes en Nicaragua, que la ciudadanía y organizaciones analicen el impacto del cierre de medios.
Esta me ha puesto a reflexionar mucho sobre nuestro gran papel, para una sociedad que cada día se encuentra más desesperada, desanimada y que ya no se ríe de sus desgracias como antes, que busca en las redes sociales distracciones o peor aún en la violencia, alcohol o drogas.
Pero mi reflexión está más encaminada sobre, ¿Las y los periodistas pasamos de lado de estas frustraciones colectivas y cansancios?
Y mi respuesta es «NO», pues aunque nos enseñaron que periodistas somos 24 horas y 7 días, no dejamos de ser, madres, padres, espos@s, hij@s, tí@s, amig@s o vecin@s, la realidad de Nicaragua nos desespera a todas y todos, nos daña igual que a esa Nicaragua, que ahora ya no es la misma.
Pero la gran crítica en esta huelga de su directora, leí que era, y cito textual «quienes dicen valorar la democracia y el trabajo de la prensa libre, pero se rehúsan a pagar una membresía o apoyar nuestra continuidad de alguna manera».
De esto me deja dos enseñanzas, una que es una realidad y se dijo un secreto a voces de la comunidad y el periodismo nicaragüense, que aunque se proclama y generan campañas por la prensa independiente y reflejando la dificultades que enfrentamos, se limitan a apoyar tangiblemente a los medios que día a día luchamos por sobrevivir.
La segunda es que, si un medio con tanto tiempo, con tanta relevancia y con tantos seguidores le pasa eso, imagínense a los medios de nicho, como nosotres o otros medios, que nos cuesta el doble, de lo que les cuenta a quienes solo hacen el periodismo cotidiano.
Porque medios como Intertextual con nuestro enfoque LGBTIQA+, o La Lupa Feminista, o los medios locales y comunitarios, que no solo enfrentamos la falta de recursos, si no los discurso de odios de una sociedad que se rehusa al cambio, o la avasallante influencia de medios nacionales o tradicionales que hasta 2018 no cambiaban sus líneas editoriales.
Lo cierto es que no estamos en un contexto cotidiano, donde medios podemos competir sanamente, por publicidad, o que empresa privada pueda promocionar en nuestros espacios, menos la estatal, para hacernos sostenibles, pero eso me deja otra reflexión, ¿Qué tanto hemos aprendido las y los directores a ser buenos administradores?
Será que ¿no hemos aprendido que en este anormal panorama nos debemos de taladrar en la cabeza, que para sobrevivir no podemos hacer lo que cotidianamente hacíamos en Nicaragua?.
Ya de publicidad no podemos vivir, de donaciones menos, esto nos plantea la necesidad de abrir la posibilidad de ser emprendedores en nuestro espacios, de ampliar nuestra horizontes para sobrevivir, y no me voy a ser fastuoso, pero nosotres para poder sobrevivir tenemos que ofrecer otros servicios comunicacionales, pues de eso se desprende nuestra sobrevivencia como medio, conozco medios que sus directores hacen uber, venden comida, se han reinventado para seguir haciendo periodismo.
Con esto lo que quiero transmitir, es que no solo esperemos extender la mano, o esperar a donantes, demostremos esa frase que «las y los nicaragüenses somos arrecho y resilientes».
Tampoco, no podemos exigir un pago de membresía, a una sociedad cada día más carente, con más dificultades o a unas personas que ven como se la juegan día a día, en el exilio, o una diáspora cansada de tanta negatividad en un país que a seis años no mejora, solo empeora.
Tampoco podemos obviar que el contexto, nos ha hecho ser medios transparentes, y que hemos aprendido a decir no, cuando vividores de la política han intentado hacer cambiar nuestras líneas editoriales a cambio de subvenciones o regalía, cuidémonos de eso, pues el 2018 le dio la posibilidad a las personas de abrir los ojos y saber quienes están por el interés monetario y quienes por hacer un cambio real.
Es una realidad, si, que necesitamos del apoyo de nuestras audiencia, pero comparto el eslogan de República 18 y su directora, «democraticemos la palabra», en la búsqueda de una salida menos difícil para todas y todos, también hago eco de este llamado de Nicaragua Investiga, que de ser posible, apoyar a medios independiente hágalo, apoye desinteresadamente, para que sigamos haciendo lo que bien sabemos, que es decir la verdad.
Abrazos.
Victor Manuel Pérez, Director Intertextual.