Analista advierten que habrá mayores etapas de represión ante el control absoluto de las comunas del país, no obstante, creen que la dictadura ha sufrido fisuras irreversibles y se debilita. “La oposición debe superar su fragmentación y unirse”, recomiendan
Por: Redacción Intertextual/ contacto@intertextualcr.com
El control absoluto de las 153 alcaldías en Nicaragua, ahora, bajo el poder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), liderado por Daniel Ortega y Rosario Murillo, no solo representa en este 2023 la abolición de la autonomía municipal en el país centroamericano, sino que vislumbra, a lectura de analistas políticos, un escenario más represivo ante la resiliencia de las fuerzas democráticas que deberán, según indican, aprovechar las debilidades, fisuras, purgas que existen dentro de la cúpula autoritaria.
El 10 de enero, marcando un hecho sin precedente en la historia de Nicaragua, que este año se encamina a cumplir cinco años de crisis sociopolítica, el Consejo Supremo Electoral (CSE), dominado por magistrados orteguistas, consumó el traspaso del poder de todas las comunas a ediles orteguistas, como parte de los acontecimientos ejecutados por el régimen para lograr el desmantelamiento por completo del sistema democrático de Nicaragua, a raíz del retornó de Ortega al poder en 2007.
A lectura del politólogo Manuel Orozco, director del Programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano, el 2023, es “un año crucial” para la crisis sociopolítica del país, debido a que, considera que existen varios factores que se posicionan en “dirección opuesta al capital político del régimen”.
Rememora, que, básicamente ante de la ola de encarcelamientos a opositores a inicios de 2021, el escenario político osciló entre “la radicalización autoritaria del régimen y la ola democrática acompañada del trabajo del movimiento opositor”, no obstante, sostiene que las medidas del régimen y la debilidad de la oposición ante una economía relativamente estable “desembocó en el escenario de radicalización.
“Dado que esa radicalización es totalitaria, la capacidad de control total del régimen a dos años de represión continua y de clientelismo económico se está desgastando, lo que ha producido contradicciones al interior del régimen, purgas, cambios, reformas, adaptaciones a un contexto menos favorable a prestar lealtad a Ortega”, dice Orozco.
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Además, indica, que el balance de poder del régimen “ha disminuido” especialmente porque su capacidad de sostenibilidad económica también se ha reducido. “Lo que existe ahorita nada más es resiliencia. Mientras tanto el movimiento cívico democrático está reorganizándose, pero sin una fuerte presencia política al interior del país, ya que la respuesta represiva es inmediata”, reconoce Orozco.
El politólogo nicaragüense destaca que en este 2023 en Nicaragua, existe “un tercer escenario, el de un estado poliárquico caracterizado por un estancamiento autoritario, mayor desaceleración económica, mayor presión internacional y vacíos de poder del régimen”. Orozco, advierte, que esta poliarquía “no es democrática, y está llevando al país a un mayor desorden político”.
Una opinión diferente tiene el analista político y exdiputado, Eliseo Núñez, que vislumbra que en este año, continúe el proceso de sucesión del poder a Murillo, la vicepresidenta designada y primera dama de Nicaragua, a quién el propio Ortega asegura que ejerce funciones de Presidencia al nombrarla “copresidenta”.
Núñez, dice que, “esto podría generar algunos problemas al interno (de la cúpula sandinista)”, no obstante, considera que “no se ve que estos problemas, generen fisuras importantes en el eje de poder”.
Por lo que para Núñez lo fundamental de este año serán “las acciones (que se ejecuten) para debilitar al poder”.
¿Y la oposición?
Teniendo en cuenta el encarcelamiento, la persecución y exilio de opositores que estando en Nicaragua intentaron organizarse para hacerle frente al régimen como oposición, previa a las polémicas y cuestionadas elecciones presidenciales celebradas en noviembre de 2021, los expertos afirman que, en la actualidad las fuerzas democráticas tienen inmensos retos que deberán hacer fuera del país ante la falta de espacio.
Núñez, por su parte, indica que deben “buscar una interlocución común” y también “tener una planificación estratégica que le permita aprovechar cualquier fisura importante”.
Orozco coincide con lo mencionado por Núñez, y agrega que el gran reto es “conformarse como un bloque cívico transnacional, con capacidad de movilización, organización y comunicación política con la ciudadanía nicaragüense para restaurar la fe en que la democracia es posible aun frente a un estado totalitario”.
Insiste en asegurar, que este año es clave porque el régimen está apuntando a aumentar más su persecución a cualquier intento de protesta o reforma. “Las fuerzas democráticas tienen que trabajar estratégicamente para lograr ese fin, sabiendo que existen amenazas, persecuciones e infiltrados de parte de un régimen que está viendo su decaída en el mediano plazo. La conformación de estos tres ejes, tiene que ir acompañado de un sujeto político visible con su líder” destacó.
Ambos expertos indican que el papel que tome la comunidad internacional este año será clave, por lo que avizoran una política exterior más proactiva y el proceso de aislar al régimen de Ortega.
“La comunidad internacional seguirá su proceso de aislar a ortega e ir midiendo cuando lo obliga a negociar una salida política”, refiere Núñez.