Nicaragua se encuentra entre los seis países del mundo que han alcanzado la paridad de género o incluso tienen más mujeres que hombres en su parlamento, según el informe anual de la Unión Interparlamentaria (UIP) sobre la brecha de género en los hemiciclos globales.
El estudio destaca que, a nivel mundial, la representación femenina en los parlamentos ha pasado del 11,3 % en 1995 al 27,2 % en 2024, aunque el crecimiento se ha estancado en la última década. Sin embargo, Nicaragua, junto con Ruanda, Cuba, México, Andorra y Emiratos Árabes Unidos, ha logrado superar esta barrera y garantizar una representación equitativa.
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ToggleAmérica Latina lidera en representación femenina
El informe de la UIP resalta que América Latina es la región con mayor presencia de mujeres en los parlamentos, con un promedio del 35,4 %. Además de Nicaragua, otros países de la región han avanzado significativamente en este aspecto, como Costa Rica (49,1 %) y Bolivia (46,2 %), consolidando al continente como un referente en la participación política de las mujeres.
Desde la Declaración de Pekín en 1995, que estableció una meta del 30 % de representación femenina en los parlamentos, más de 50 países han alcanzado este objetivo. En ese año, sólo cuatro países nórdicos cumplían con este estándar, mientras que hoy América Latina muestra un avance sostenido.
Desafíos y retrocesos
A pesar de estos avances, la UIP advierte sobre los desafíos que aún enfrentan las mujeres en la política. La polarización en torno a temas como el derecho al aborto y la identidad de género ha generado reacciones antifeministas en algunos países, y la violencia política contra candidatas sigue siendo un problema preocupante.
El informe también alerta sobre el uso de inteligencia artificial para manipular la imagen de mujeres en campañas políticas, una tendencia que podría afectar su representación y participación en los procesos electorales.
Nicaragua se mantiene como uno de los pocos países que han logrado la paridad en su parlamento, pero el reto sigue siendo garantizar que la participación femenina no solo sea numérica, sino que también se traduzca en una mayor incidencia en la toma de decisiones políticas y sociales.
Paridad numérica sin impacto real

Para la exdiputada nicaragüense Silvia Nadine, la paridad en Nicaragua es una estrategia del gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo para cumplir con estándares internacionales, pero en la práctica no representa un avance para las mujeres.
“Nicaragua tiene una política de 50- 50, la cual se ha implementado con cambios en la legislación, en instituciones, en reglamentos internos, lo cual apuntaría a que hay un esfuerzo de cara a que realmente haya paridad. Pero en la realidad lo que hay es una forma de cumplir con estándares y de cumplir con medidas más que para estadísticas que para hacer valer la voz de las mujeres,” explica Nadine.
La exdiputada enfatiza que, aunque las mujeres ocupan escaños en la Asamblea Nacional estas no tienen libertad para proponer iniciativas en beneficio de las mujeres.
“Actualmente, aunque la mitad del parlamento son mujeres, no escuchamos sus voces y si las escuchamos es porque están leyendo un discurso que fue dado por el presidente de la Asamblea Nacional o bien que viene desde el ejecutivo. No vemos a las mujeres del parlamento moviendo las agendas de mujeres en pro de la defensa de sus derechos” denuncia.
Nadine también señala que el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) ha hecho recomendaciones a Nicaragua, como la número 40, que insta a garantizar una participación equitativa y real de las mujeres. Sin embargo, “esto no lo vemos en el parlamento” concluye.
Paridad sin incidencia en políticas publicas
Por su parte, la exdiputada y activista política en el exilio Lludelys Aburto considera que, la paridad en Nicaragua no se traduce en políticas públicas efectivas para las mujeres.

Foto: Intertextual.
“Que seamos el tercer país con más presencia de mujeres en el parlamento, no significa que eso se traduce en políticas públicas y en un ejercicio de legislación que beneficia a las mujeres,” sostiene Aburto.
La exdiputada menciona que encuestas recientes muestran que las mujeres nicaragüenses perciben de forma negativa la situación política y económica del país.
“Las mujeres somos las que percibimos la crisis en la economía y lo social, y la paridad no nos beneficia en nada (…) son los hombres quienes siguen tomando las decisiones en el parlamento y en las municipalidades” explica.
Además, Aburto manifiesta que, la verdadera participación política de las mujeres está restringida. “Las mujeres a pesar de tener un escaño en esa paridad, no tienen voz. No hay libertad política para poder proponer y se ha castigado muy severamente a organizaciones feministas y de género que trabajan por el derecho de las mujeres.” apunta en su denuncia.
Las mujeres en el parlamento no deciden nada
La activista política y expresa política Samantha Jirón también cuestiona la paridad en Nicaragua, asegurando que es un reflejo distorsionado de la realidad política del país.

La activista denuncia que el poder absoluto sigue en manos de la pareja presidencial. Esto no da oportunidad de opinar a nadie mucho menos a las mujeres. Por lo tanto, sostiene que todas las mujeres que están en cargos públicos no pueden ni siquiera hacer un comentario libre sin arriesgarse a ser encarceladas.
Jirón lamenta que la lucha por los derechos de las mujeres no sea una prioridad dentro de la oposición. “Aunque para nosotras sigue siendo una lucha fundamental, la crisis política y la lucha por la democracia han relegado el tema de los derechos de las mujeres a un segundo plano” concluye Samantha.
Aunque Nicaragua se ubica entre los países con paridad de género en el parlamento, la realidad es que esta representación numérica no se traduce a una participación efectiva de las mujeres en la toma de decisiones.
Las exdiputadas y activistas consultadas por Intertextual certifican que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo utiliza la paridad como estrategia de propaganda, mientras que la práctica se reprime las voces femeninas y se impide el avance de políticas públicas en favor de las mujeres. La lucha por la verdadera participación femenina sigue siendo un reto en el camino hacia la democracia.
Con relación a lo que se debe mejorar es completamente complejo porque en “Nicaragua primero hay que resolver la situación de la dictadura donde la palabra y la participación está sesgada condenada, y criminalizada” finalizó Lludelys Aburto.