Cinco años después del asesinato de la brasileña Raynéia Lima, su madre continúa en la búsqueda de justicia para su hija, mientras Pierson Adán Gutiérrez Solís, el asesino confeso, no solo goza de libertad, sino que además recibe un salario de una institución pública y es halagado por el sandinismo.
Por: Nicaragua Investiga / contacto@intertextualcr.com
María José Da Costa tenía 24 años cuando se enteró de que estaba embarazada. No fue fácil, su novio no quiso hacerse cargo y su padre era muy estricto con ella. “Tuve un embarazo emocionalmente doloroso, principalmente por las cosas que decía mi padre, siempre criticándome”, escribió en el libro “Um sonho interrompido” (Un sueño interrumpido), que publicó en memoria de su hija Raynéia Gabrielle Da Costa Lima Rocha, la joven brasileña asesinada en Nicaragua por un paramilitar sandinista en el marco de las protestas en 2018.
Con seis meses de embarazo decidió ir a vivir sola, trabajar y estudiar. Un camino difícil. “A partir de ese día mi lucha fue ardua. Empecé a vivir en las condiciones más precarias posibles”, escribió. Finalmente, el 23 de agosto de 1987 nació Raynéia Lima. Su única compañía desde entonces.
Eran inseparables, tanto que cuando la niña ya tenía unos pocos años la llevaba con ella a su trabajo de enfermera en un hospital. Fue ahí que Raynéia Lima vio un dibujo del corazón humano en una revista médica, lo recortó y se lo mostró a su madre.
“Cuando sea grande quiero ser cardióloga”, le dijo. María José se esmeró para cumplir el sueño de su hija, pero en Brasil la carrera de medicina era impagable para ella. Así que fue muy grato escuchar decir a amigos y familiares que en Nicaragua esta profesión era menos costosa y que podía aplicar a becas, y así lo hizo.
Pronto recibió la tan esperada noticia: La Universidad Americana (UAM), la había aceptado. A la semana siguiente la joven brasileña estaba lejos de su madre, empezando una nueva vida en Nicaragua, país en el que pasaba muchas necesidades para completar sus estudios.
Algunas veces llamó a su mamá para pedirle dinero y le ayudó. A punto de culminar sus estudios universitarios y luego de casi cuatro años de no verse personalmente, la joven le contó a su mamá sobre lo peligrosa situación que se había vuelto la ciudad tras un estallido social que fue contestado por el gobierno con fuerza policial y despliegue de paramilitares. Eran las 1:20 de la mañana en Brasil de aquel 23 de julio de 2018. María José se despertó para orar.
Cuando terminó sintió deseos de continuar y volvió a arrodillarse a los pies de su cama. “Hoy veo que Dios me estaba preparando para la muerte de mi hija, porque eran las 1:20 de la mañana aquí en Brasil y allá en Nicaragua eran las 22:20 de la noche, precisamente en ese momento mi hija estaba a punto de ser asesinada”, escribió.
Raynéia Lima fue asesinada a balazos alrededor de las 10:40 de la noche del 23 de julio de 2018, en Lomas de Monserrat, Managua. Este lugar estaba controlado por paramilitares al servicio de la dictadura de Daniel Ortega, y protegían la casa de Francisco López, ex vicepresidente de Albanisa —empresa petrolera administrada por la familia Ortega-Murillo—, un hombre con mucho poder en el país y que además es tesorero del Frente Sandinista, el partido que gobierna Nicaragua con mano de hierro.
La joven brasileña tenía 31 años y se dirigía hacia su casa en su vehículo color gris marca Suzuki Alto placa M170620, acompañada de su novio Harnet Nathan Lara Moraga, quien la seguía a cierta distancia en otro carro. De pronto, se escucharon disparos: tres paramilitares encapuchados atacaron a tiro el coche de Raynéia Lima.
Su novio, en estado de shock por el ataque, vio al grupo de paramilitares, se acercó al vehículo de Raynéia y levantó las manos, en señal de que estaba indefenso. Los armados huyeron del lugar. El joven sacó a su novia del carro y la llevó al Hospital Militar, donde varios de sus compañeros y maestros estaban de turno. Según los médicos, una bala de alto calibre entró por un costado de su cuerpo y le dañó el corazón, el diafragma y parte del hígado.
“Yo recibí una llamada el día que la asesinaron de parte de uno de los compañeros de ella que estaba en el Hospital Militar de turno cuando la llevaron ahí herida. Y este compañero de ella, me dijo que llegó herida y después que había fallecido”, cuenta Ernesto Medina, quien al momento del crimen era rector de la UAM, cargo al que renunció poco tiempo después. Esta casa de estudios superiores es uno de los tantos negocios administrados por el Ejército de Nicaragua.
“Yo no tengo más alegrías, yo estoy muerta en vida”, dice cinco años después desde el otro lado del teléfono en su hogar en Pernambuco, un estado de Brasil, María José, en una entrevista con Nicaragua Investiga. Hablar del asesinato de su única hija la rompe en llantos, pero en medio de ese dolor, aún le quedan fuerzas para buscar justicia por el crimen.
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ToggleSu novio desapareció
Hernet Lara Moraga, llegó en estado de shock al hospital y fue atendido por los médicos, quienes lo sedaron y le dieron de alta la mañana siguiente, el martes 24 de julio. Desde entonces, nadie supo nada de él.
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En una entrevista con el Havana Times, María José aseguró que un mes después del asesinato de su hija, contactó al joven a través de Instagram y este le confirmó que había salido del país por miedo.
“Busqué su nombre y le escribí un mensaje para informarme de lo que estaba pasando. Me contestó un rato después diciendo que se sentía presionado, que se iba del país porque no aguantaba más la presión”, dijo María José, que no recibió más detalles sobre quién o quiénes estarían presionando al joven.
“Me dijo que fue un paramilitar el que la mató, pero no el tipo que dicen que fue, y esa fue la última información que obtuve de él”, añadió.
Tras el asesinato, el carro Suzuki de Raynéia Lima despareció, al igual que las cámaras de seguridad de la zona. No hubo ninguna pista que pudiera ayudar a reconstruir los hechos, más allá de la versión policial, que estuvo llena de inconsistencias y carecía de detalles de valor.
El asesino fue reubicado en otro puesto estatal
La Unidad de Investigación de Nicaragua Investiga tuvo acceso a la planilla del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) que revela que Pierson Adán Gutiérrez Solís recibe un sueldo cada mes de C$16,222.50 ($442.35 dólares) del Instituto Regulador del Transporte del Municipio de Managua (Irtramma), del Proyecto de Tarifa Social de Transporte, que era administrado por la Empresa Nicaragüense de Petróleo (Petronic), en la que este paramilitar aparecía emplantillado al momento del crimen. Es decir, que este paramilitar solo fue trasladado de una institución a otra.
Gutiérrez Solís aparece como empleado de Irtramma en la base de datos del INSS desde marzo de 2022 hasta en la de febrero de 2023, la última que fue filtrada a este medio de comunicación.
Lejos de una vida en las sombras que se podía esperar de alguien que cometió un asesinato que impactó a Nicaragua y Brasil, este paramilitar lleva una ajetreada vida pública: participa con frecuencia en eventos, actos deportivos y culturales organizados por la Alcaldía de Managua. Los medios sandinistas le entrevistan, le halagan y le presentan como un “prestigioso” maestro de Taekwondo.
El 8 de octubre de 2022 la página de Facebook de Deportes de la Alcaldía de Managua publicó las fotografías de la “Presentación de planes y proyectos a Federaciones y Organizaciones de Deportistas del Distrito VII”, en las que aparece Gutiérrez Solís con alumnos de su academia en una exhibición de Taekwondo.
En el acto participó Jennifer Porras, secretaria del Concejo Municipal de Managua. Tanto la funcionaria como Gutiérrez Solís fueron entrevistados por Canal 6, medio oficial controlado por el régimen sandinista. Las declaraciones que brindó el hombre no fueron encontradas en los noticieros que se emiten en las redes sociales y en YouTube, según se comprobó en un minucioso monitoreo que se realizó para esta investigación.
También fue citado el 12 de octubre de 2022 en el sitio web de la Alcaldía de Managua como Sabomnim, un grado de “Profesor Honorable” en Taekwondo y en calidad de instructor de la Academia de Taekwondo William Ramírez. En sus declaraciones se refirió al régimen sandinista como “el Buen Gobierno” que ha logrado cambios positivos en este deporte.
“Agradecemos este apoyo que nos ha dado el gobierno, ya este proyecto lleva dos años, tenemos una academia que ha sido un éxito, con una matrícula de 95 alumnos y creciendo, eso ha sido excelente, si no fuese por el apoyo tanto de las instalaciones que nos han facilitado y que los padres han confiado en este buen gobierno, tienen nuestro respaldo por todo este trabajo que han estado haciendo”, dijo Gutiérrez Solís.
Su pasado como paramilitar del régimen sandinista parece que tampoco le afecta para representar a Nicaragua en el exterior. Forma parte del Comité Técnico de la Federación Internacional de Taekwon-DO TAO (ITF-TAO, por sus siglas en inglés); es propietario de la Academia Do, ubicada en el barrio Villa Venezuela, en Managua. Es decir, a parte del sueldo de Irtramma tiene otros ingresos como instructor.
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“El hecho de que ahora lo están sacando públicamente indica lo bajo que ha caído el régimen al no tener escrúpulos en mostrar a un asesino de una pobre muchacha estudiante. Y ahora andarlo ahí paseando y mostrando en público significa que en realidad la crisis moral y ética en la que ha caído el Frente Sandinista y el gobierno de Daniel Ortega, es más profunda de lo que nosotros pensamos. Y que tiene que preocuparnos”, dijo Medina.
Hoy, Medina forma parte de una lista de más de 355 personas que han sido desnacionalizadas y confiscadas por el régimen de Daniel Ortega.
Niega recibir sueldo de Irtramma
Nicaragua Investiga contactó vía telefónica a Gutiérrez Solís para conocer su relación laboral en Irtramma, y esto fue lo que dijo: “No, no trabajo en Irtramma, yo trabajo por cuenta propia. Lo que hago es vender zapatos y doy clases de artes marciales”, respondió tras un largo silencio. En sus redes sociales no publica contenido de venta de este producto, sino eventos del deporte que practica.
En esa misma llamada se le consultó cuál era su reacción a los llamados de justicia de la madre de la joven brasileña.
“En ese aspecto no tengo nada qué responder”, contestó sin inmutarse.
La madre de Raynéia Lima aseguró en la entrevista con Nicaragua Investiga que este salario que recibe es por haber admitido la culpabilidad del asesinato de su hija.
“Es un absurdo. Ese es el precio que el Gobierno de Nicaragua paga para él, por su silencio, por aceptar la culpa del asesinato de mi hija. Simplemente eso. Hasta una cucaracha, que es el animal más asqueroso que existe, tiene más dignidad que él. Es una persona que acepta dinero para cubrir la muerte de una criatura”, señaló María José.
Cuando se conoció que Gutiérrez Solís fue quien asesinó a la brasileña, comenzó a revelarse quién era: un instructor de Taekwondo en la escuela de Karate Lion Force, con gran conocimiento en técnicas de defensa personal y artes marciales, militante del Frente Sandinista, fue miembro del Ejército de Nicaragua hasta el 5 de agosto de 2009 y “desde esa fecha no ha tenido relación con la institución militar”, según aclaró la vocería del cuerpo castrense en 2018 a los medios de comunicación.
También salió a luz que formó parte del cuerpo de seguridad de Albanisa y era empleado de Petronic, cuyas oficinas se ubican en Lomas de Monserrat, donde ocurrió el asesinato.
En julio de 2018, por ejemplo, se filtró una planilla de Petronic a los medios de comunicación la que refleja que durante 2017, Gutiérrez Solís recibía un salario de C$21,781.88 córdobas ($596.35 dólares). En abril de ese mismo año —al calor de las protestas— la cifra aumentó a C$22,870.98 ($626.17 dólares).
Según la base de datos del INSS a la que tuvo acceso esta investigación, él posee en su nuevo registro en Irtramma, exactamente la misma información de la planilla de Petronic: número de cédula de identidad y domicilio. Otra información nueva que arroja el documento en poder de este medio es que cotiza con el número de seguro 12249691, un dato único que proporciona esa institución para trámites personales.
Las irregularidades del caso
El martes 24 de julio de 2018 la Policía Nacional emitió un comunicado en el que aseguró que un “guarda de seguridad privada” —que no se identificó— en el sector de Lomas de Monserrat, “en circunstancias aún no determinadas”, realizó disparos con arma de fuego y fue el responsable de la muerte de Raynéia Lima. Tres días después se cambió esta versión.
El 27 de julio de 2018, la institución policial anunció en otro comunicado la detención de Pierson Gutiérrez Solís, de 42 años, por la muerte de la brasileña. Al señalado se le ocupó una Carabina tipo M4, un arma de alto calibre, cuyo uso en el país está restringido y solo la tiene en su inventario la Policía Nacional y el Ejército de Nicaragua. Los guardas de seguridad no usan estas armas. A pesar de que el Ejército negó que Gutiérrez Solís perteneciera a sus filas al momento del asesinato, nunca investigó cómo un arma de este calibre fue a parar a manos de un civil.
Según las autoridades policiales, cerca de las 11:00 de la noche del día del asesinato, Gutiérrez Solís buscaba un local para abrir una escuela de Taekwondo cerca de Lomas de Monserrat, pero recordó que conocía a unos guardas de seguridad a los que podía ofrecerles entrenamiento en defensa personal y armas de fuego, por su experiencia militar y como maestro de artes marciales.
Para varios organismos defensores de derechos humanos, la versión es inverosímil, porque en el contexto tan convulso que vivía Nicaragua es casi imposible pensar que alguien pudiera andar en busca de un local de alquiler a esas horas.
“Sus conocidos eran dos, al servicio de Displuton S.A., una empresa de seguridad también cubierta por el paraguas de Albanisa, cada uno de ellos armados con una escopeta calibre 12: así se completa el trío de paramilitares mencionados por Harnet”, dice el texto “La muchacha de Pernambuco”, del escritor nicaragüense Sergio Ramírez.
La Fiscalía aseguró que Gutiérrez Solís disparó varias veces al vehículo de Raynéia Lima por conducir de forma “descontrolada y con actitud sospechosa”, lo que supuestamente ponía en “peligro” la vida de los guardas de seguridad. Según la acusación, el militante sandinista sacó de la valijera de su carro el arma, se apostó tras un poste de alumbrado eléctrico, y disparó contra el vehículo de la brasileña.
El 1 de agosto —feriado nacional— de 2018 Gutiérrez se declaró culpable del asesinato ante los tribunales en una audiencia a puertas cerradas que duró 35 minutos. Él nunca fue presentado a la prensa oficialista y no se le vio con vestimenta de reo, como sí ocurrió con otros ciudadanos que fueron considerados presos políticos al ser arrestados por participar en protestas antigubernamentales.
El 28 de noviembre de 2018 fue condenado por la justicia al servicio del régimen a 15 años de cárcel por homicidio, portación y uso ilegal de arma de fuego. El abogado defensor de él, Walter Erick Solís, dijo que la condena fue “desproporcionada” y pidió 10 años por el homicidio y seis meses por portación ilegal de arma.
El 5 de julio de 2019, al cumplir un año del asesinato de Raynéia Lima, los magistrados de la Sala Penal Uno del Tribunal de Apelaciones de Managua (TAM), ordenaron la liberación de Gutiérrez Solís y la cancelación de todos sus antecedentes penales.
Esto se dio bajo la polémica Ley de Amnistía, creada por el régimen para la liberación y “perdón” de las personas presas políticas que fueron encarceladas tras las protestas de abril de 2018. Sin embargo, no aplicaba para Gutiérrez Solís, ya que no era un preso político y cometió un delito común, afirmaron abogados defensores de derechos humanos.
Para el Gobierno de Brasil la liberación del paramilitar confeso demostró el “deterioro de las instituciones en Nicaragua y un patrón de violación sistemática de garantías individuales y derechos fundamentales en este país”. En tanto, Paulo Abrao, quien era el secretario ejecutivo de Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), dijo en ese entonces que este era “un caso explícito de contradicción del gobierno: siempre argumentó que su asesinato no estaba relacionado al contexto de las protestas”.
¿Hay autores intelectuales?
María José tiene una corazonada desde que escuchó el nombre de Pierson Adán Gutiérrez Solís. “Desde el inicio, cuando supe de la muerte de Raynéia, mi sexto sentido me dijo que no fue ese “camarada” que disparó contra la vida de mi hija. Él está siendo el chivo expiatorio que asume toda la responsabilidad porque tiene cuentas pendientes con ellos (la dictadura)”, dijo durante la entrevista.
“Él no era un simpatizante cualquiera. El hecho de que él haya sacado el arma y disparado contra una persona significa que sabía que lo que estaban haciendo, estaba totalmente tolerado, autorizado y protegido por la gente en el poder”, apuntó por su parte Medina.
El abogado que lleva el caso de la joven brasileña asegura que de acuerdo a cómo ocurrió el hecho, tenía que ser acusado por asesinato y no homicidio. “¿Cuál es la diferencia entre el homicidio y el asesinato en temas de pena? Que la pena en el homicidio es más reducida en relación con el asesinato, al menos 10 o 15 años de diferencia”, explicó.
“El arma que utilizó era de uso restringido y al acusarlo de esa forma se quiere ocultar cuál es la verdadera arma utilizada, se reduce la pena y se evita investigar cómo llegó un arma de alto calibre a esta persona, si sólo la tienen disponible dos entidades: Policía y Ejército”, dice el abogado y sostiene que no se puede obviar que “esta persona es un ex militar y que probablemente aún tenga algún tipo de lazo con el Ejército”.
La abogada Wendy Flores, quien estuvo involucrada en el caso como miembro del Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos (Cenidh), asegura por su parte que el hecho de que Gutiérrez Solís se declarara culpable en su primera audiencia, fue el primer elemento de irregularidad del caso.
“Esto impidió que la familia de la víctima tuviera posibilidad de conocer qué fue lo que ocurrió la noche en que asesinan a Raynéia y que se pudieran presentar otros medios de prueba. Al haberse cerrado de esta forma el proceso no se investigó al resto de personas involucradas en ese ataque”, explica.
“No solamente fue Pierson la persona que participó en el ataque”, dice la abogada. “Profundizar en las armas que utilizaron, en quiénes estaban, qué era lo que custodiaban, por qué se dio el ataque, esto no fue presentado”, agregó Flores, quien reitera que la declaración de culpabilidad del hombre “fue un movimiento planeado para evitar los verdaderos responsables del asesinato”.
“Todo esto fue organizado, planificado para encubrir a los verdaderos responsables del crimen o a los otros. Y también a quienes respondían o bajo qué órdenes estaban respondiendo. Esto no quedó esclarecido, no hay información. No hubo un descubrimiento de la verdad de lo que ocurrió ese día y declararse culpable, el asumir la responsabilidad penal por estos hechos, impidió que se pudiera conocer toda la verdad”, reiteró Flores.
La esperanza en Lula
El caso actualmente está siendo analizado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH) y se encuentra en una etapa de fondo, la cual “pretende determinar si existen o no sustentos para un eventual proceso ante la CIDH”, dice la fuente vinculada al caso.
Por ahora, la esperanza de María José está puesta en el recién electo presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula Da Silva, quien ha mantenido una relación cercana con Daniel Ortega, ambos como miembros de partidos de “izquierda“ en Latinoamérica.
María José es enfermera jubilada, no tiene ningún acompañamiento legal en Brasil, pero desea poder tener una audiencia con Lula para hablarle del caso de su hija y exigir justicia por el asesinato.
“Yo creo que el gobierno de Brasil debe asumir una posición beligerante por tratarse de una ciudadana brasileña, una muchacha que estaba en la flor de su vida. La mamá es una mujer sencilla, humilde, el típico ciudadano por el que Lula supuestamente ha luchado toda su vida y ahí tiene ahora a esta señora, a la que le arrebataron a su hija, a la que él tiene que rendir cuenta. La prueba de que Lula en realidad representa algo nuevo, algo diferente para la izquierda en América Latina, es su relación con Nicaragua y su posición frente al caso”, cerró Ernesto Medina.
La madre de Raynéia Lima estaba a punto de recibir a su hija con la bata de médico con la que tanto soñó, pero en su lugar, recibió un féretro y ninguna explicación. Hoy contrasta su dolor y sus días tristes, con la felicidad y holgura con la que vive el gatillero sandinista que le quitó a su compañera de siempre.