Los conocimientos y las prácticas tradicionales para la elaboración y el consumo del casabe fueron incorporados este miércoles a la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad tras una candidatura conjunta promovida por Cuba, Haití, Honduras, República Dominicana y Venezuela, anunció la Unesco en Paraguay.
El reconocimiento se dio a conocer en el tercer día de deliberaciones de la decimonovena sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), de la que la ciudad paraguaya de Luque es anfitriona.
En la ficha de la postulación se destaca que el casabe -o cazabe, en su grafía original- se elabora a partir de la variedad amarga de la yuca, lo que favorece su conservación natural por más tiempo. En ocasiones, se suele emplear la variedad dulce de la yuca.
Y aunque su origen se ubica, según la arqueología, desde inicios de la Era Cristiana en la región venezolana del bajo Orinoco, el casabe fue llevado por río y mar hasta las islas del Caribe, agrega el documento, según el cual este producto suele acompañar las comidas o consumirse solo.
El delegado permanente adjunto de Haití ante la Unesco, Louis Marie Montfort, refirió que están “muy orgullosos” de que se haya inscrito un segundo elemento de su país en la lista de Patrimonio, luego de la sopa de calabaza Soup Joumou.
“Es un orgullo nacional, es una satisfacción completa para nosotros, para poder ir trabajando y promover nuestro patrimonio vivo”, expresó el representante.
Detalló que en Haití están trabajando con las cooperativas locales y con expertos para promover la elaboración y producción del casabe a nivel nacional e internacional para “generar riquezas” para su población a partir de este producto “con valor añadido”.
Montfort destacó el valor histórico del casabe al ser un producto que ha ayudado con la resiliencia alimentaria de sus comunidades en tiempos “difíciles”.
“Casabe desde el punto de vista histórico tiene mucha importancia para nosotros. (…) Lo que acabamos de lograr ahora es visibilizar un producto que hemos utilizado desde el tiempo pasado, que ha servido también en los momentos más difíciles, la casaba también es un producto que nos ayuda a ser muy resilientes”, afirmó.
En la actualidad, la producción de casabe es aún esencial para los pueblos indígenas asentados entre los ríos Amazonas y el Orinoco. En Cuba y República Dominicana su consumo está vinculado a la herencia de los indígenas taínos.
En Haití «conecta a las nuevas generaciones con sus raíces amerindias y africanas», señala el documento de la candidatura evaluada por el Comité Intergubernamental.
Por su parte, en Honduras el casabe es vinculado a los ancestros garífunas que fueron expulsados de la isla de San Vicente, mientras que en Venezuela se considera que la vida social de las diversas comunidades indígenas gira en torno a este pan, ya que su «elaboración y consumo se encuentran entre las principales actividades socioproductivas».