"Los atacantes buscan que disminuya la fe Católica. No van a conseguir meternos en miedo, no se puede, porque aunque hagan más actos de violencia seguiremos en pie" dijo una feligresa de León.
Por: Redaccón Intertextual/Voces en Libertad/ contacto@intertextualcr.com
La destrucción parcial de la capilla de la Divina Misericordia de León la madrugada del jueves último, es interpretado por los miembros de esa comunidad católica, como el claro mensaje que el régimen de Daniel Ortega “sigue firme” en la guerra contra la iglesia Católica nicaragüense.
La comunidad se declara lastimada en su fe. En sus 51 años que tiene doña María de ser católica, es la primera vez que ve un nacimiento de Jesús quemado. “Es una ofensa grave”, asegura. “Más que rabia, da tristeza, son unos bárbaros”, se lamenta la leonesa.
Las imágenes quemadas circularon este viernes en redes sociales. “Es triste ver esto, sobre todo en tiempos en que la fe católica, se prepara para celebrar la natividad del Señor. Son días oscuros para este país”, dice un catequista de esta parroquia que por obvias razones pide que su nombre no sea revelado en este reporte.
A su criterio, “los vándalos” quisieron dejarles un mensaje. “Primero es para el sacerdote de la capilla de la Divina Misericordia y después a su feligresía. ¿Qué nos están diciendo?¿Qué no debemos celebrar las festividades del nacimiento de Jesús? Pareciera que es eso, porque quemaron el nacimiento completo”, criticó.
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Toggle“Los sacrílegos actúan como terroristas”
Los católicos de esta localidad denunciaron con molestia y frustración que sujetos desconocidos causaron un incendio en ese templo que dejó destrozós y en cenizas imagenes que estaban ubicados en la parte del altar de la capilla de la Divina Misericordia, ubicada en el barrio “Walter Ferreti” en la ciudad universitaria.
El fuego destruyó el sistema eléctrico y todo el sistema de audio que se utilizaba para que les llegara a todos los feligreses, el mensaje sacerdotal de la palabra de Dios durante la homilía.
Aunque el incendio no fue extenso, se propagó rápidamente con voracidad. Las llamas calcinaron la silla utilizada por el sacerdote de la capilla de la Divina Misericordia, el sacerdote Raúl Zamora. También la imágen de la Virgen de Concepción, también fue alcanzada por las llamas y destruida parcialmente.
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“¿No les parece raro que las llamas dejaron en ruinas el nacimiento del niño Jesús y que la imagen de la Virgen María se haya quemado parcialmente? Son las imágenes que en este tiempo de Adviento se celebran, la Virgen en diciembre igual que el nacimiento del Niño Jesús”, comentó una feligrés. “Los sacrílegos actúan como terroristas”, denunció.
Feligreses: “seguimos firmes” antes los ataques de Daniel Ortega contra la iglesia católica
Doña Ana es muy conocida en esta localidad por aportar para las vestimentas de las pastorelas que año con año organiza la parroquia, como parte de las celebraciones en ocasión de Navidad. A ella le parece lamentable este último ataque a la parroquia. “Uno ve con mucha impotencia esta agresión”, se lamenta.
Asegura, si, que si los atacantes buscan que disminuya la fe Católica es una idea equivocada. “No van a conseguir meternos en miedo, no se puede, porque aunque hagan más actos de violencia seguiremos en pie, apoyando a la iglesia Católica. Esto es una cuestión de fe, no una asunto político”, dijo.
La quema del templo ocurrió entre las 4:00 y 5:00 de la madrugada del jueves 23 de este mes. “Atacan en la oscuridad, se valen de la noche oscura para causar daño, pero olvidan que Dios es luz en las tinieblas y su voluntad prevalecerá siempre, hagan lo que hagan”, expresó la católica.
La agresión de este jueves no ha sido la primera que sufre esta parroquia. Antes, y siempre dentro del contexto de represión que vive la iglesia, los vándalos han ingresado a robar ofrendas y otro tipo de objetos de valor en la Divina Misericordia. Denunciaron los feligreses, que pese son capturados por las autoridades los supuestos agresores, a los días ya son puestos en libertad.
Silencio en la Diócesis
Hasta la elaboración de esta nota, la Diócesis de León, administrada por monseñor Sócrates René Sándigo, no se ha pronunciado oficialmente sobre el ataque. El silencio es cuestionado por feligreses que antes, han reprochado la simpatía del religioso al régimen represivo y a la policía que ejecuta la persecución.
Después del 2018, cuando el régimen Ortega-Murillo le declaró la guerra abierta a la iglesia Católica, los robos e incendios contra parroquias y capillas en departamentos y municipios del país han incrementado y la Policía, no da respuesta a estos actos.
Según el informe “Nicaragua: ¿Una iglesia perseguida?” de la investigadora Martha Molina y que fue actualizado hasta octubre pasado, la iglesia ha sufrido 667 agresiones desde 2018, que fue el año en el que los nicaragüenses exigieron en todas las calles del país la salida del poder de Daniel Ortega, su esposa y sus colaboradores.
Ninguno escuchó el clamor y por el contrario, lanzaron a policías y fuerzas parapoliciales armados para aplastar las demandas. Como resultado, 355 ciudadanos fueron asesinados, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH. Sobre ese mismo tema, en marzo de este año, el grupo de expertos de las Naciones Unidas que investiga las masacres, señaló que el régimen de Ortega, cometió crímenes de lesa humanidad para aplastar la rebelión cívica.
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El régimen se lanzó contra la iglesia Católica porque el clero le recomendó una salida “sin derramamiento de sangre” y el retorno del país a la democracia a través de elecciones libres. Pero ni Ortega, ni Murillo, ni sus colaboradores, aceptaron ir a comicios verdaderos. Celebraron votaciones amañadas y con sus rivales en prisión a quienes les imputaron delitos políticos en juicios que les celebraron a puertas cerradas y con jueces que militan en su partido.
Según el informe de Molina, el régimen no le ha dado tregua a la iglesia. En el estudio, documentó 117 casos de ataques, asedios y obstrucciones a templos religiosos, 39 cierres de sus organizaciones sin fines de lucro y medios de comunicación, proyectos y obras; documentó también 214 actos de represión hacia religiosos; 71 casos de vandalismo y mensajes de odio; 80 incidentes de robo y profanaciones; 82 situaciones de represión hacia laicos y 64 casos de prohibición de procesiones y actividades al aire libre.
El régimen ha prohibido un total de 3.240 prácticas de piedad popular de la iglesia católica y mantiene en prisión a un Obispo a quien condenó a 26 de prisión por denunciarlo y negarse a ser desterrado como lo ha hecho con más de 315 nicaragüenses por expresar públicamente que no piensan como él.