Sara Millerey Gonzáles tenía 32 años y una historia marcada por la lucha y la resistencia. Su nombre se convirtió en símbolo de indignación nacional e internacional luego de que un video viralizado mostrará su cuerpo agonizante en medio de la quebrada La García en Bello, Antioquía.
Fue torturada y arrojada a la quebrada La García aún con vida, agonizó por horas ante la vista de personas que grabaron la escena. Murió el 5 de abril tras ser rescatada por los bomberos y trasladada al hospital La María.
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Toggle¿Qué es la transfobia?
Lo que ocurrió con Sara no fue un accidente. Fue un crimen motivado por transfobia.
Según Amnistía Internacional “La transfobia es el rechazo que sufren las personas transgénero al transgredir el sistema sexo/género socialmente establecido. Estas personas están en situación de especial vulnerabilidad y sufren un alto grado de marginación, violencia y comportamientos discriminatorios que vulneran sus derechos humanos”.
Jody Norton, autora y crítica transgénero, sostiene que la transfobia es una extensión de la homofobia y la misoginia. Norton argumenta que las personas transgénero, como los gais y las lesbianas, son odiadas y temidas por desafiar y socavar los roles de género, la expresión de género y el binarismo de género. Asimismo, afirma que las mujeres transgénero sufren transfobia debido a su desafío implícito de la división binaria de género de la que depende la hegemonía política y cultural masculina.
¿Quién era Sara?
La vida de Sara estuvo llena de obstáculos desde temprana edad. Según testimonios de una amiga recogidos por la prensa colombiana, Sara fue víctima de abuso sexual por parte de un familiar no identificado durante su infancia, un trauma que marcaría profundamente su adolescencia. “En la adolescencia se dio cuenta de que era una mujer atrapada en un cuerpo de hombre y empezó a cambiar su aspecto, pero sufría mucho por lo del abuso y porque no se hallaba”, relató esta amiga durante una reunión extraordinaria de la Mesa Ciudadana LGBTIQ+ de Bello, según Teleantioquia.
Sara trabajó desde muy pequeña en el comercio informal y, durante algunos periodos, ejerció trabajo sexual. Vivía en las calles del municipio, aunque en sus últimos años había encontrado cierto resguardo gracias al apoyo de su madre, quien la ayudó a conseguir un cuarto en el barrio El Cóngolo. Intento rehabilitarse del consumo de sustancias, pero, como muchas personas en situación de vulnerabilidad, sufrió múltiples recaídas.
Piden Justicia para Sara
El crimen ha generado una oleada de rechazo y repudio desde diversos sectores sociales y políticos del país y otros.
La Plataforma en Tik tok Somos Jacarandas. Denunció que, tras su muerte, las autoridades continuaron refiriéndose a ella con pronombres masculinos, evidenciando la violencia institucional que enfrentan las personas trans. “No, la transfobia no es una opinión, la transfobia mata” y añadieron “A Sara la mataron por ser una mujer trans”.
Las estadísticas son alarmantes. Solo en los tres meses de 2025, la Defensoría del Pueblo reportó 13 transfeminicidios, aunque organizaciones de derechos humanos elevan las cifras a 23. En 2024, se registraron 287 casos de violencia de prejuicio en razón de identidad o expresión de género. Casi la mitad de estos crímenes ocurrieron en Antioquia. La mataron, no murió” claman activistas que denuncian u patrón sistemático de violencia y exclusión.
El Ministerio de Igualdad y Equidad también se pronunció, condenando el asesinato de Sara con firmeza. En su comunicado, calificó el hecho como “agresión violenta”, deshumanizante y brutal que enluta al país” y solicitó que el caso sea investigado con enfoque de género, diversidad y derechos humanos. “Este caso no puede ser tratado como un hecho aislado” subrayaron.
La entidad solicitó la activación urgente de la mesa de casos urgentes para garantizar el seguimiento institucional del caso, y exigió a la Fiscalía y a las autoridades locales que esclarezcan los hechos, sancionen a los responsables y adopten medidas de protección para las personas trans.“No puede haber paz sin justica, y no puede haber justicia mientras algunas vidas sigan siendo prescindibles para este país”, afirmaron desde el Ministerio.
Yadira Gómez de Nicaragua se pronuncia por crimen contra Sara
Desde Nicaragua también se han alzado las voces de indignación y dolor. Yadira Gómez, Secretaria General de SITRADOTRANS Nicaragua y referente de la RedLac Trans, expresó su repudio por el crimen y su solidaridad con la comunidad trans colombiana. “Que lamentable lo que le pasó a nuestra compañera, una mujer trans de otro país que fue cruelmente asesinada, golpeada, le quebraron sus brazos, sus piernas y no les basto: la tiraron al río para que se ahogara”, declaró
Para Gómez, este crimen es reflejo de un patrón de violencia que se repite en muchos países de América Latina, donde, según dijo, “ni el Estado, ni los gobiernos se pronuncian” ante lo crímenes de odio. Criticó también el abandono que sufren muchas mujeres trans hasta después de muertes. “Lo peor es que hasta que ya nos han matado, es cuando aparecen nuestros familiares”. Enfatizó que Sara, a diferencia de muchas activistas trans que aún viven, “no vivió para contarlo”.
La muerte de Sara Millerey no es un hecho aislado. Es el reflejo de una violencia estructural que se perpetua con cada omisión estatal, con cada pronombre incorrecto, con cada silencio cómplice. Su historia, marcada por la discriminación, el abandono, la lucha, no debe quedar en el olvido. Sara merece justicia. Y Colombia, una transformación profunda que garantice la vida, la dignidad y la igualdad para todas las personas, sin excepción como sentenciaron activistas de derechos humanos. “Este país no puede seguir permitiendo que ser trans sea una sentencia de muerte”.