Juana Méndez Pérez ha sido durante más de dos décadas una pieza clave en el ajedrez judicial del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Su lealtad probada la ha mantenido como magistrada de La Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Juana Méndez es más que una operadora en el sistema jurídico de Nicaragua: es un peón indispensable para sostener la legalidad del régimen desde el aparato judicial, conoce su trayectoria.
Indice
ToggleJuana Méndez: Su vida en el poder Judicial

Foto: IP.
A los 68 años Méndez, presentó su renuncia a La Corte Suprema de Justicia (CSJ), queriendo abrir un nuevo capítulo en su carrera, aunque su futuro inmediato aún no está completamente definido.
Méndez nació en el Viejo, Chinandega y desde joven se alineó con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Su carrera como abogada se desarrolló en el Ministerio Publicó y fue una de las fundadoras de la Fiscalía especial de la Mujer.
En los años 90, participó activamente en procesos judiciales de alto perfil, hasta llegar a integrar la CSJ en 2002, cuando el FSLN pactó cuotas de poder en el Estado, con el entonces presidente Arnoldo Alemán de Partido Libertal Constitucionalista (PLC).
Juana Méndez inició su carrera en los años ochenta como miembro de la Dirección General de Seguridad del Estado, el órgano de inteligencia del primer gobierno sandinista. Esta experiencia el vínculo estrechamente con las estructuras de poder del frente Sandinista, lo que sería la base de su ascenso posterior.
En 2007, fue nombrada magistrada de la Corte Suprema de Justicia gracias a una alianza entre el FSLN y el Partido Liberal Constitucionalista (PLC). Su designación ocurrió luego de que como jueza anulara el caso del entonces diputado Daniel Ortega por la denuncia de abuso sexual denunciado por su hijastra, Zoilamérica Narváez Murillo.
Intertextual Intentó comunicarse con Narváez Murillo, para conocer su opinión sobre la gestión de Juana Méndez en la Corte Suprema de Justicia, pero hasta la publicación de este trabajo no hemos obtenido respuesta.
Aunque Narváez Murillo desde su exilio en Costa Rica, no se ha referido al caso de Juana Méndez, pero en una entrevista con la BBC, mencionó que»Para mí, Daniel Ortega se quedó como el abusador y Rosario Murillo como la madre que fue su cómplice», dijo Zoilamérica.
También fue la jueza que condenó por corrupción al expresidente Arnoldo Alemán (1997-2002), a quien luego benefició con la libertad de movimiento, en lo que muchos vieron como parte de un acto político.
Desde entonces, Méndez se consolidó como una de las magistradas más cercanas al poder presidencial, respaldando desde el ámbito legal algunas decisiones más controvertidas del régimen, incluyendo sentencias que legitimaron la reelección indefinida de Ortega y la criminalización de la protesta social a partir del 2018.
A lo largo de 18 años en la Corte, Méndez formó parte del Consejo Nacional de Administración y carrera Judicial (CNACJ), impulsando políticas de promoción interna para el personal del Poder Judicial. Su gestión le gano el apoyo de los sindicatos del sector y consolidó su imagen como una aliada de los trabajadores judiciales.
Reconocida por el sindicato judicial
En 2021, Méndez fue reconocida como miembro honorifica del Sindicato Nacional de defensores Publicas y de la Confederación de Trabajadores Judiciales de Nicaragua (CONFETRAJUN).

Foto: La Mesa Redonda.
Durante la ceremonia, el secretario general de CONFETRAJUN, Carlos López Tinoco, la calificó como “la magistrada del pueblo” destacando su cercanía con los empleados judiciales y su impulso al movimiento sindical desde sus inicios.
Ella misma ha relatado cómo, siendo jueza, promovió la organización de los trabajadores del Poder Judicial cuando carecían de representación formal. Según Méndez, fue el exjuez German Vázquez quien la convenció de la necesidad de impulsar el sindicalismo, y desde entonces se convirtió en una aliada estratégica para el movimiento.
La renuncia de Juana Méndez: entre la caída, el reacomodo y la especulación
El 14 de marzo de 2025, Méndez formalizó su renuncia ante la Asamblea Nacional, mediante una carta dirigida al presidente, Gustavo Porras Cortez, y a los “copresidentes” Daniel Ortega y Rosario Murillo.
En su misiva enviada a la Asamblea, expresó su agradecimiento por haber desempeñado “tan honroso cargo con la mayor dedicación, honradez, probidad, respeto y consideración”.
Sin embargo, su salida ocurre en un contexto de pérdida de influencia interna. Apenas un mes antes, su hija Niquirana Ferrete Méndez, quien trabajaba en su despacho, y su nuera Yelba Orozco, del equipo de relaciones Públicas, fueron despedidas de la Corte Suprema.
Tras estos hechos, Méndez «comenzó a ausentarse de su ofician», informaron fuentes dentro de la Corte, lo que anticipaba un desenlace que ahora se concreta con su supuesta renuncia.
Destino final ¿La Corte centroamericana de Justicia?

Todo estaba calculado la magistrada había sido propuesta para asumir la presidencia de la Corte Centroamericana de Justicia (CCJ. Su postulación respondería a la reciente renuncia del magistrado Carlos Guerra, lo que abrió un espacio para que Nicaragua colocará a una figura de confianza en el cargo.
De acuerdo a la versión oficial Méndez renunció a su actual cargo de manera “ voluntaria” Sin embargo, el escenario cambió rápidamente cuando Nicaragua decidió abandonar la Corte Centroamericana, luego de que los países de Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) rechazaran nuevamente al excanciller Denis Moncada Colindres como candidato a secretario general del organismo.
Gustavo Porras comunicó a medios oficialistas “El motivo que generó la renuncia desaparece” anunciando el regreso exprés de Juana Méndez a la CSJ este 19 de marzo de 2015, en menos de 24 horas de su renuncia.
Un rostro difícil de eliminar del poder judicial

Foto: La Prensa.
La magistrada Méndez sigue siendo el rostro inamovible de un sistema judicial cooptado por el régimen Ortega Murillo. Su fallido salto a la justicia regional revela no solo la resistencia que enfrenta el régimen en el ámbito internacional, sino también la necesidad del oficialismo de aferrarse a sus operadores internos para mantener el control absoluto en el país.
Por ahora regresa a su silla en la Corte Suprema de Justicia, lista para obedecer órdenes ejerciendo su papel de guardiana de la ilegalidad oficialista, mientras Nicaragua profundiza su aislamiento diplomático en el plano regional e internacional, al igual que enfrenta una crisis de legitimidad sin precedentes en su historia.