Economista no lo cree porque sería catastrófico para él y su régimen. Hace 35 años, los nicaragüenses amanecieron estafados por un decreto que hundió más la economía y despojó a miles de su dinero, algo en lo que el sandinismo parece ser especialista.
Por: Intertextual y Voces en Libertad/ contacto@intertextualcr.com
El exfuncionario del Banco Central de Nicaragua, Néstor Avendaño, descarta que en nuestro país ocurra una devaluación similar o peor a lo ocurrido en los años 80 en lo que se conoció como la “Operación Bertha”. Un decreto de cambio de moneda y que se tradujo en el robo estatal más grande de la historia de Nicaragua.
El principal argumento del economista es que la misma persona que estuvo al frente del país, es quien “coincidentemente” dirige la nación en la actualidad: Daniel Ortega. “Yo creo que el aprendizaje de estos problemas ya es de dominio. Él (Ortega) conoce el costo de esas opciones”, sostiene Avendaño.
A lo que se refiere el experto es que la “operación Bertha” significó una de las estafas financieras más grandes del gobierno revolucionario que dirigía Daniel Ortega. Fue el caos de la economía nicaragüense en esa época. Un costo político del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
“En los años 80 este servidor trabajaba como economista en el Banco Central de Nicaragua y el mismo presidente que tenemos hoy, decidió abrazarse con la estrategia de emitir dinero para financiar el gasto público. No solamente a la defensa militar del país, sino también las inversiones públicas”, recuerda.
“Ahora ¿Cuál es la estrategia económica? Abrazarse con la caída del crecimiento, ¿Cuál es el costo? Un gran desempleo. En economía no hay nada gratís”, sentencia.
Indice
ToggleEl mal recuerdo de “Bertha”
La “Operación Bertha” fue una política económica que representó el culmen de las constantes devaluaciones generadas desde 1979 en Nicaragua. Se dictó en 1988.
Aunque el cambio de moneda, entró en vigencia el 14 de febrero de ese año, ese día, una familia o una empresa, solamente podía cambiar hasta 10 mil córdobas nuevos. El resto del dinero, lo tendría que cambiar al día siguiente al pasar horas en grandes filas en los cientos de puestos oficiales. Ese fue el más pequeño de los tormentos.
Muy pronto, los nicaragüenses se percataron que fueron obligados a tragarse una de las estafas financieras más grandes del gobierno revolucionario que dirigía Ortega y el sandinismo en el país, un día después que Nicaragua, igual que en varios países, celebraba el día del amor y la amistad.
La transacción parecía sencilla: un córdoba viejo por el córdoba nuevo, a razón de un córdoba nuevo por mil córdobas viejos, hasta un máximo de 10 millones de córdobas viejos. Según reseña la biblioteca virtual del expresidente Enrique Bolaños, era obligatorio, de lo contrario, el dinero no cambiado, quedaba sin valor en manos de la gente.
Medicina peor que la enfermedad
En el país, existían tres tipos de cambio del dólar: el cambio oficial, el cambio llamado paralelo y el que se regía por “el mercado negro”. El cambio oficial del dólar fue reducido por el decreto de ese día, de 70 córdobas viejos a 10 córdobas nuevos y el paralelo de 20 mil córdobas viejos, a 11 córdobas nuevos.
A raíz de esta devaluación, tal como era de esperarse, la situación económica y financiera del país no sólo no mejoró, empeoró. La nueva moneda, el llamado “córdoba nuevo” perdía su valor, pero a mayor velocidad que el llamado “córdoba viejo”.
“Un productor que al 14 de febrero tenía, digamos, 70 mil córdobas viejos en su ropero o en el banco, podía comprar en productos para su negocio el equivalente a mil dólares, pues el dólar oficialmente estaba al 70 por uno 1”, explica un economista de la época entrevistado para un informe del tema en la biblioteca Enrique Bolaños.
Al día siguiente –amplió– recibió 70 córdobas nuevos (a razón de uno nuevo por cada mil viejos) y con esos 70 córdobas nuevos, solo podía adquirir 7 dólares, al 10 por uno, que era el nuevo cambio oficial. “De la noche a la mañana, perdió 993 dólares de sus mil dólares de capital, es decir, lo perdió casi todo. Como era lógico, el descontento nacional creció, al mismo ritmo del despojo de los ahorros que causó esa devaluación”, anotó.
Situación similar ocurrió con el ciudadano Juan Lanzas quien recuerda que su padre tenía una abastecida distribuidora, y literalmente de la noche a la mañana quedó sin nada. “Nunca había visto llorar tanto a mi padre, su principal dolor fue que ya no tenía cómo mantenernos, a nuestra familia. Todo su esfuerzo y ahorro se le esfumó en las manos, se lo arrebataron”, recuerda.
No fue la única política económica
Dado que la reforma del 14 de febrero no detuvo las alzas de los precios, cuatro meses después, en junio de 1988, el gobierno hizo otra reforma monetaria que redujo esos 7 dólares a solo 87 centavos dólar, porque el cambio oficial, fue nuevamente incrementado de 10 a 80 córdobas nuevos por dólar.
Todavía a finales de agosto, también se hizo otra reforma que causó que esos 87 centavos de dólar se redujeron a solo casi 39 centavos, 38,8 centavos, para ser exactos (70/180 = 0,388), porque el cambio oficial fue nuevamente incrementado de 80 a 180 córdobas nuevos por dólar.
Y todavía, para el fines de ese año, se esfumó hasta quedar solamente en menos de 8 centavos (70/920 = 0,076).
En la actualidad, según Néstor Avendaño, “hay confianza en la conducta financiera y monetaria del gobierno”. “La columna central del edificio en la economía de Nicaragua se llama libre convertibilidad. No hay otra columna en ese edificio. Si se cae esa columna, se cae todo”, advierte.
Asalto bajo juramento
Los responsables directos en la creación de la estrategia monetaria de los años 80 fueron Henry Ruiz, Enrique Figueroa, Alfredo Alaníz, Juan Jovanés, Javier Bone, Noel González, Néstor Avendaño y René Vivas, y el compromiso era no filtrar nada de la operación a nadie, ni a sus esposas, madres ni a nadie, reseña el medio Nicaragua Investiga.
Todos hicieron un juramento ante “la memoria de los héroes y mártires” y en caso de violar el juramento, las “leyes revolucionarias” caerían sobre ellos y el “desprecio del pueblo nicaragüense” sería el castigo.
Un economista independiente consultado bajo condición de anonimato, expresa que otro de los propósitos de esa fatídica medida económica del sandinismo fue “decapitalizar a la contrarrevolución que recibía dólares del exterior”.
“En resumen querían dejar sin capacidad de dinero a la resistencia que estaba en las montañas de Nicaragua y que tenía incursiones en las ciudades para adquirir bienes alimentarios”, refiere. “Pero nadie, ni el mismo sandinismo de hoy en el poder, ni los que están fuera de él pueden negar el daño terrible de aquella medida contra los nicaragüenses”, dijo.