Por: Redacción Intertextual/ contacto@intertextualcr.com
En las cárceles de Nicaragua “continúan 37 personas presas políticas, entre ellas el obispo Rolando Álvarez. Sufren torturas psicológicas y físicas diariamente. No podemos olvidarlas,” manifestó Tamara Dávila.
Tamara Dávila, dio su testimonio ante La Organización de Estados Americanos (OEA) después de haber pasado14 meses encerrada en la cárcel conocida como el Chipote y ser liberada en condición de deportada por un decreto del gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
En su testimonio se reconoce como nicaragüense, feminista, defensora de derechos humanos, y madre de una niña de 7 años. Su participación ante la OEA fue gracias a que el canciller de Chile cedió su silla para que ella pudiera ser escuchada. Chile fue uno de los países que ofreció nacionalidad a más de 300 personas nicaragüenses expatriadas al igual que Dávila.
“Mi testimonio no solo es mío, es colectivo, porque muestra el odio con que actúa la dictadura contra cualquiera que sea “percibido” como opositor. Fui secuestrada con violencia y encarcelada el 12 de junio del 2021. Durante 14 meses estuve en una celda sellada, sin más contacto humano que el de mis carceleros; permitieron escasas visitas a mi familia. Luego me mantuvieron en confinamiento solitario, al igual que a Suyen Barahona, Dora María Téllez y Ana Margarita Vijil,” declaró.
Añadió que la Corte Interamericana ordenó tanto para ella como de sus compañeras de lucha su liberación el año 2021 y esta orden fue desacatada por el gobierno de Ortega-Murillo. “El desacato continúa, pues expatriación, destierro y exilio no es liberación” sostuvo.
La excarcelada relata la forma violenta en que fue detenida en presencia de su hija. “Los policías rompieron el portón a patadas, asaltaron la casa y desconectaron las cámaras de seguridad. Oficiales mujeres me golpearon hasta sangrar y me subieron a rastras a una patrulla.”
Estuvo aislada e incomunicada durante 80 días, ni su familia ni ella sabían lo que sucedía dentro y fuera de la cárcel. “Fue una tortura” esa situación dice Tamara. Amplia “durante 14 meses, al igual que decenas de nosotros, no pude ver a mi hija, ni siquiera en fotos. Tuve que hacer una huelga de hambre para que me permitieran verla en julio de 2022.”
Continúa relatando las formas de torturas que vivieron dentro de la cárcel ella y demás personas políticas “durante los 20 meses de prisión, sufrimos torturas psicológicas, restricciones alimenticias, aislamientos carcelarios, sin acceso a lectura, sin poder escribir, continuos interrogatorios, y hasta torturas físicas en varios casos. Nuestras familias sufrieron y siguen sufriendo hoy represalias, acecho y amenazas.”
Tamara fue excarcelada el 09 de febrero de 2023, deportada y expatriada sin derechos políticos y civiles en Nicaragua al igual que 221 personas también despojadas de sus bienes apunta “A nosotros, y a muchas personas más, nos han despojado de nuestros bienes, pensiones de vejez, registros académicos y del propio registro civil, como si no existiéramos. Incluso han privado de su apellido a algunos de nuestros hijos e hijas.”
Esta mujer desde su destierro hace 48 días indica que aún no ha podido reencontrarse nuevamente con su hija, está a la espera que le entreguen el papel para poder viajar. “La dictadura mantiene rehenes a nuestras familias, hijos e hijas; les intimida y vigila, impidiendo hasta ahora la salida de muchos para la reunificación,” denuncia.
Declaró que en las cárceles de Nicaragua continúan 37 personas presas políticas, entre ellas está el obispo Rolando Álvarez. Estas personas alertaron “Sufren torturas psicológicas y físicas diariamente”. No podemos olvidarlas. Martin Luther King dijo que “la injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia en TODAS partes”. Esto incumbe entonces a la comunidad internacional y particularmente a las Américas, exhortó.
“Estoy ahora aquí, haciendo uso de mi voz para hablar con ustedes. Ustedes también pueden usar el suyo. Actúen por una transición democrática en mi país. Por la vida, la paz, y la justicia. Por el fin de los crímenes y la impunidad,” pidió Dávila y concluye diciendo “embajadores, Nicaragua sigue necesitando de la voz y las acciones de sus países para lograrlo.”