¿Qué llevó al ex guerrillero y militar en retiro Eddie Moisés González a la decisión de realizar un tiroteo en Estelí, con las represivas fuerzas policiales en la ciudad de Estelí? La versión oficial de la sancionada institución del régimen podría ser ahora lo de menos. Hace tiempo no dicen la verdad.
Sin embargo, dentro y fuera de Nicaragua, crecen las percepciones de un hartazgo social cada vez más creciente ante los incontables crímenes del actual régimen, basado en el control de la policía y el ejército, no cesa de perseguir, amenazar, encarcelar, humillar, torturar y castigar a los nicaragüenses.
Este domingo 14 de julio, el militar retirado denunció que policías empleados de los Ortega-Murillo llegaron a querer ingresar a su casa. Hastiado y decidido, González anunció la decisión tomada: “Solo hay un camino…”. Y el camino fue a balazos.
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ToggleCaso de tiroteo en Estelí ligado a periodista desaparecida
El de Eddie no es un caso común: su hermana, Nohelia González, fue secuestrada por los mismos policías el pasado 8 de julio y desde entonces, entre rumores de todo tipo, sigue desaparecida.
Nohelia González fue capturada en la madrugada del 8 de julio, un día después de la confiscación y cierre de Radio María, emisora perteneciente a la Conferencia Episcopal de Nicaragua, propietaria a la vez del Canal Católico de Nicaragua donde ella laboró bajo la dirección editorial del obispo Rolando Álvarez, también desterrado y exiliado de Nicaragua.
El hermano de la experiodista de La Prensa estuvo informando sobre los posibles destinos de Nohelia y se quejó amargamente de la ingratitud del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) con su familia, antiguos colaboradores de los guerrilleros sandinistas antes que estos llegaran al poder.
Si bien los que conocen a Nohelia saben que la periodista no era simpatizante y mucho menos miembro de las estructuras sandinistas, una parte de su familia en Estelí si lo fue y el reclamo de Eddie iba en ese aspecto: que no respetan ni a la familia de la militancia que ayudó a llevar al régimen al poder en 1979.
“No le dejaron de otra”
“Al hombre no le dejaron de otra que reclamar a balazos el atropello a su familia”, dijo el también exguerrillero Marlon Gerardo Sáenz, alias Chino Enoc, el desterrado y hasta 2018 furibundo defensor del dictador Daniel Ortega.
Sáenz, quien cayó en desgracia por criticar los cada vez más escabrosos abusos de la co-dictadora Rosario Murillo y su círculo familiar y de colaboradores más íntimos, señala que a González no le dieron más opción que las balas.
“Es decir, el hombre se puso dispuesto a morir para defender sus derechos y su libertad en ese operativo ilegal de la policía”, dijo en Facebook. “Ricardo se defendió y es un viejo guerrillero fundador del primer pelotón de exploración de la Dirección de Inteligencia Militar, su primer grado fue capitán”, rememora Sáenz Cruz.
En las redes sociales el tema ha generado debate y controversia por un lado y acusaciones y señalamientos de los trolls a sueldo de la dictadura tratando de minimizar el hecho.
“En Nicaragua, Eddie Gonzales, exmilitar de alto rango del ejército sandinista y eslabón de una familia de larga tradición sandinista, este domingo 14 de julio entró en combate con agentes del régimen Ortega-Murillo. ¡¡Había advertido que si iban por él les ‘iba volar pija’!!!”, dijo en X el sociólogo Javier Meléndez, exdirector fundador del extinto Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas, un centro de pensamiento anulado por la dictadura sandinista en 2018.
Los Ortega-Murillo no están dejando opciones
“Es que ya Daniel Ortega y esa mujer maquiavélica (Rosario Murillo) están dejando pocas opciones a los nicaragüenses: entierro, destierro o encierro”, dijo para este reporte un analista de temas de seguridad en Costa Rica cuya identidad pide mantener bajo anonimato por seguridad a su familia que aún vive en Nicaragua.
“Aquí están empezando a verse las fisuras de la teoría de la implosión interna que viene señalando desde hace años el sociólogo Óscar René Vargas, con quien no comparto ciertas visiones que hace, pero con quien sí coincido en este tema específico de la implosión”, señala.
Según la teoría de Vargas, el actual régimen ya empezó su final poco a poco con un proceso de “implosión”, que no es más que la descomposición interna entre sus filas en medio de una serie de factores externos, alimentados por abusos y errores de la dictadura.
De acuerdo con el analista consultado, la dictadura está abusando del terror de las armas y la violencia política por medio de la policía del mismo modo que lo hizo la familia Somoza “con la diferencia de que los Ortega-Murillo, en su guerra terrorista contra la oposición, están atacando a sus propios miembros y sus familias”.
FSLN devorando a sus propios miembros
“La dictadura está apretando tuercas desesperadamente y sus víctimas, si se les puede llamar así, ya no son opositores de peso, sino que son sus propios miembros o exmiembros, como el general en retiro Humberto Ortega, el ex ministro de Hacienda Alberto Guevara; el de Puerto, Virgilio Silva; los comisionados Adolfo Marenco, Luis Alberto Pérez, Avellán, Gutiérrez, Ávalos, militares activos y en retiro”, señala.
Según el análisis, la larga y siniestra mano represora de los Ortega-Murillo ha abierto frentes de conflictos y adversarios en todos los segmentos de la sociedad como periodistas, empresarios, religiosos, diplomáticos, campesinos, intelectuales, académicos, médicos, profesionales…
“La gama de enemigos de la familia Ortega-Murillo es incontable como sus crímenes. Ya ni los periodistas oficialistas están a salvo de la represión y no son pocos los que filtran información a la prensa exiliada”, advierte.
“En cierto modo, la Murillo tiene razón en vivir paranoica y envenenada, porque sabe que han sido tantos sus crímenes y abusos que el golpe de la venganza le puede venir de cualquier lado y en ese contexto, los más peligrosos ahorita son los que están más cerca ¿y quiénes son los más cercanos? Sus propios miembros”, razona.
“Uno no espera que un sacerdote vaya a atentar contra Murillo o Ortega, por mucho que el discurso de odio de la propia Murillo los presente como tal”, dice.
Para el analista, hoy por hoy, el principal riesgo y amenaza para los Ortega-Murillo no son las sanciones ni las resoluciones de la Organización de Estados Americanos o los informes de la ONU, ni los mensajes de los disidentes sandinistas en el exilio.
“Su principal riesgo no es externo, sino interno, porque lo único peor que un sandinista fanático, es un sandinista fanático resentido y en este momento, hoy por hoy, los únicos con acceso a armas, resentidos y cercanos a la cúpula son los exguerrilleros históricos que la Murillo ha ido marginando, los militares retirados como Eddie González, los comisionados apartados y humillados como Marenco, Avellán y hasta los jueces y magistrados defenestrados”.