El cráter fue tapado por derrumbes ocurridos en sus laderas y se han escuchado retumbos. Respetan el coloso, pero dicen estar acostumbrados a sus rugidos y sus emanaciones.
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Desde hace un mes el Cráter Santiago del Volcán Masaya, se encuentra bajo un proceso que los especialistas llaman “desgasificación en su lago de lava” provocado por el deslizamiento de rocas de sus laderas. Ello también causa retumbos y emanaciones de gases que mantiene en alerta a la población de Masaya y de sus municipios.
En Nindirí y en La Concepción por ejemplo, lugareños cuyas viviendas y parcelas colindan con el Parque Nacional del coloso, aseguran sentirse “confiados en Dios en que no sucederá ninguna catástrofe” que deje víctimas mortales, pero aseguran que duermen con un “ojo abierto y el otro cerrado”. “La fe primero”, dice una abuela del lugar. “Pero hay que respetar la naturaleza”, le añade una nieta que la acompaña en una calle de Masaya.
El Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), informó que continúan pequeños derrumbes dentro del cráter Santiago debido a la inestabilidad, principalmente, en las paredes Sur-Oeste/Nor-Oeste del cráter, manteniendo cubierto el “lago de lava”. Esta actividad “no presenta mayor peligro para la población en general”, ha dicho la institución estatal.
El Volcán Masaya, es uno de los colosos que más respeto inspira de este lado del mundo. Desde diciembre de 2015, entró a una actividad eruptiva, cuyos eventos no han cesado, señalan los informes de monitoreo. Como parte de la actividad, reciente la pared suroeste del volcán colapsó, lo que según el Ineter, explica una ligera salida de gases en la parte afectada. El “lago de lava” en el Volcán Masaya se mantiene cubierto con arena, cenizas y rocas.
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ToggleVolcan Masaya “La boca del infierno”
Los especialistas señalan que el volcán Masaya emite más de 330.000 toneladas de dióxido de carbono cada año y hierve a más de 1093.3 grados celsius. Los datos han servido para sostener el apodo que le han puesto: “La boca del infierno”. Los primeros en llamarlo así, fueron los primeros colonizadores llegados de España a esta parte de América.
El Parque Nacional Volcán Masaya es considerado uno de los principales centros turísticos que atraen un promedio de 140.000 turistas al año. Los visitantes son capturados como por un imán, por la asombrosa actividad de coloso que parece presentar una mezcla de furia y calma constante. Desde el año 1520 que se conocen registros del coloso, ha tenido al menos 18 actividades, incluidas erupciones volcánicas en 1772 y 1820.
Algunos pobladores que habitan los alrededores de este Parque Nacional Volcán Masaya están “atentos, pero calmados”. Han pasado 252 años desde su última erupción, un 16 de marzo de 1772 y no es según ellos “algo para subestimar”. Dicen que sus ancestros les contaron que esa vez, el cráter Santiago “vomitó un mar de lava” que fue considerado el más grande de los últimos siglos.
El volcán y sus lenguas de fuego
Para Inocencio Flores, de 80 años de edad y habitante de la comarca Buena Vista, en Nindirí, no es la primera vez que el Cráter Santiago registra actividades en su incandescencia interior. “Ya estamos acostumbrados a que cada cierto tiempo nos asuste”, dice. Señala que “esa furia del coloso” es lo que causa la curiosidad de turistas nacionales y extranjeros que lo visitan con frecuencia.
Recuerda que cuando era adolescente, fue testigo de que el Volcán Masaya expulsó “lenguas de fuego”, las que él describe como “llamaradas”. Aunque no tenía una explicación clara de lo que ocurría en ese momento por su corta edad, es posible que se refiriera al último acto de actividad eruptiva relevante con potentes explosiones y grandes derrumbes en sus alrededores en 1965.
“Yo estaba chavalón”, dice. “Este volcán tiraba humo a lo descosido, pero el problema está en que en un tiempo salían unas llamaradas para arriba, por eso es que todo mundo tenía miedo. Eso nos alumbraba con fuerza porque en ese tiempo no había energía eléctrica en esta zona”, rememora.
Flores recuerda que sus abuelos también vivieron las amenazas del coloso. “Ellos vivieron la furia del volcán”, señala. Flores también expresa su sentir de tranquilidad y paz en medio de los cambios de desgasificación que atraviesa el Cráter Santiago. En ese sentido, asegura sentirse sin temor y con su fe puesta en Dios. “No tengo temor del todo. Tengo la gran fe en el Señor que para acá no va a ocurrir nada”, expresa.
Inquietante comportamiento
Una veterana también habitante del sector de El Panamá, del barrio San Juan del municipio de La Concepción, quien se identificó como Raymunda Castillo, dijo que es común que el Cráter Santiago “se inquiete de vez en cuando”.
En sus más de 70 años de vivir en esta zona alta al oeste del Volcán Masaya, Castillo afirma vivir respirando de ese “humo” que sale del Cráter Santiago. Incluso, aseguró que los materiales como el hierro, el perlin y el zinc no son utilizados para fabricar casas en esa zona, debido a que son objetos sumamente sensibles a ese gas y que se oxidan con facilidad.
“Antes volaba cenizas (el Volcán Masaya) y se encendía en fuego hasta que daba miedo. Aquí afecta porque no se puede sembrar de todo palo como mango, aguacate, naranja o limón, no se puede, solo la pitahaya”, señaló.
Por su parte, José Rivera, también habitante de El Panamá, manifestó que el Cráter Santiago “está activo siempre, echa fuego y humo”, y que el actual deslizamiento en sus laderas no es “algo nuevo”. Sin embargo, reconoce que en las últimas semanas, se ha sentido poca presencia de gases y “un comportamiento inquietante”.
La población de este sector de San Juan de La Concepción afirma sentir pequeños “retumbos” (sismos), pero señalan que es “normal” por la actividad del volcán. “Esto comenzó desde hace unos quince días atrás. La gente dice que si sigue o llega a volar lava, ellos se mueven, pero les digo que eso no va a ocurrir porque siempre se ha visto eso en el cerro y no ha afectado. Cuando hizo todo eso (erupción) fue siglos atrás”, añade Rivera.
Últimas actividades del Volcán Masaya
Según historiadores, el Volcán Masaya ha presentado explosiones en diferentes periodos de tiempo. En 2002 el Cráter Santiago explotó y formó una nueva fumarola en el fondo del mismo. En esa ocasión el volcán arrojó rocas de hasta 6 decímetros (dm) de longitud, que alcanzaron a caer a 500 metros del cráter.
Luego en 2003 una nube provocada por una erupción fue reportada, estableciéndose su altura a unos 4,6 km. aproximadamente, y en abril de 2012 el Cráter Santiago arrojó material incandescente que provocó un incendio en un área de 1.5 hectáreas y causó el cierre del Parque Nacional.
En esa ocasión, expertos en vulcanología del Ineter detectaron una nueva fisura referente al cráter por la cual se emiten gases, también un aumento de la temperatura y de la emisión de gases.
El 4 de marzo de 2020, el acróbata estadounidense Nik Wallenda, en poco más de treinta minutos cruzó sobre un cable el lago de lava del Cráter Santiago en la caminata que consideró como una de las más peligrosas de su carrera.